La cumbre de la OTAN da oxígeno a Sánchez ante una agenda nacional que le acosa

Biden califica a España como "socio indispensable" tras reunirse con Sánchez en una cita a la que Moncloa da la máxima trascendencia
Podemos y los aliados parlamentarios siguen apretando al Gobierno tras las muertes en la valla de Melilla y el respaldo del presidente a Marruecos
El PP denuncia el "asalto" del Ejecutivo a las instituciones del Estado y cita el INE, Indra, el CIS y el Tribunal Constitucional
Pedro Sánchez estrechó la mano de Joe Biden y consiguió la ansiada foto con el presidente de Estados Unidos. Ya no fue un encuentro fugaz de 20 segundos como hace un año en Bruselas, sino una reunión de una hora en el Palacio de La Moncloa donde los dos mandatarios acordaron más colaboración en Defensa (ampliar los destructores en la base naval de Rota), cooperar ante la inmigración ilegal en el norte de África y promover una inmigración ordenada y regular que garantice "un trato justo y humano". "España es un aliado indispensable", dijo Biden. La frase que buscaba Moncloa.
Una cita clave para el Gobierno a la que ha querido dar la máxima trascendencia. El presidente del Ejecutivo quiere rentabilizar esa reunión y la cumbre de la OTAN para potenciar su perfil más internacional e institucional. Un paréntesis de tres días que le servirá para aliviar la complicada situación política que tiene a nivel nacional.
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Madrid es la capital del mundo y Sánchez el anfitrión. El presidente intensificará a partir de hoy las reuniones bilaterales con los líderes mundiales en un escaparate donde su figura será protagonista absoluta. La alta política le da un respiro, un balón de oxígeno en la batalla doméstica con un escenario muy delicado: la inflación desbocada, tensiones constantes con sus socios de Podemos, el desgaste electoral que se plasmó en las elecciones en Andalucía, el efecto Feijóo, el acoso permanente del PP, y desde el viernes, las muertes en la valla de Melilla.
Las muertes en Melilla
El Gobierno no quiere que nada ensombrezca una cumbre donde se han puesto esperanzas para relanzar la imagen del presidente, pero los problemas le estarán esperando cuando las delegaciones internacionales abandonen Madrid. El asalto a la valla Melilla que acabó con decenas de migrantes muertos y las palabras de apoyo a la actuación de la gendarmería marroquí persiguen a Sánchez. Esas declaraciones han irritado a toda la izquierda y a Podemos que reclama de forma insistente una investigación independiente. Algunas fuerzas exigen una rectificación al presidente que afirmó ese mismo viernes: "Ha sido un asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y en este caso, yo creo que bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad, tanto de España como de Marruecos".
Desde entonces el Gobierno ha reiterado su mensaje de culpar a las mafias, pero el portavoz de los morados en el Congreso, Pablo Echenique, ya ha dejado claro que rechaza esa versión. Podemos no está de acuerdo ni con que el asalto fuese violento ni con que las responsables sean las mafias hasta que lo demuestre una investigación.
Controlar el mensaje
A eso se une a la tensión vivida el lunes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros cuando la portavoz Isabel Rodríguez impidió contestar a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a cinco preguntas dirigidas a ella para conocer su opinión. El sector socialista del Gobierno ha querido controlar en todo momento el mensaje y la comunicación en estos días clave.
Tanto Podemos como todos los socios parlamentarios de Sánchez vinculan lo que pasó en la frontera y el respaldo del presidente a Marruecos con la nueva relación inaugurada tras el giro unilateral respecto al Sáhara Occidental. El Gobierno y el propio presidente ha comprobado una y otra vez en el Congreso que en ese cambio radical está absolutamente solo. A todo esto se une que la Fiscalía investigará qué sucedió en ese asalto por orden de la fiscal general del Estado, Dolores Delgado.
Perfil bajo de Podemos
Los morados han optado por un perfil bajo mientras se desarrolle la cumbre. Un acuerdo de buena vecindad para no levantar ampollas. Los ministros del espacio confederal no acudieron a la manifestación de protesta, pero la diferencia de fondo sigue intacta. Podemos no comparte el aumento del gasto militar al que se ha comprometido Sánchez.
Este mismo martes, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, afirmó que España no necesita más gasto armamentístico y abogó por centrar la inversión presupuestaria en medidas sociales, entre otras en una renta básica garantizada "más extensa" que el actual Ingreso Mínimo Vital "España no necesita ni más armas ni tanques, necesita que todas las personas tengan recursos para vivir con dignidad", enfatizó.
El acoso del PP: "Asalto a las instituciones"
El PP está en plena ofensiva contra el Gobierno tras la dimisión del director del Instituto Nacional de Estadística y la salida de los consejeros independientes de Indra. Para los populares son el ejemplo de un "asalto" a los órganos del Estado para blindarse en el poder y resistir. Citan además el desprestigio del CIS, la "ocupación" de la Fiscalía General del Estado, el "ataque" al CNI o la intención del Ejecutivo de reformar la ley para cambiar la mayoría en el Tribunal Constitucional.
La número dos del PP, Cuca Gamarra, sostiene que ese "asalto" se ha acentuado tras el varapalo electoral de los socialistas y denuncia que son actitudes de un "Gobierno en descomposición". Dejan caer además que Indra tiene una labor importante con los procesos electorales.
Es la foto del tablero nacional cuando todavía no se han resuelto las tensiones con ERC, socio prioritario, por la crisis del espionaje con Pegasus a los políticos independentistas, sigue escociendo el batacazo del PSOE en Andalucía que evidencia un declive de la marca PSOE y un desgaste del presidente y el alza de los precios amenaza las perspectivas económicas para España.
Sánchez piensa agotar la legislatura y convocar las elecciones en diciembre de 2023 exprimiendo las medidas sociales de su Gobierno. "Sabemos para quien gobernamos", ha reiterado en los últimos días lanzando el mensaje de que su Ejecutivo es "incómodo para determinados poderes y sus terminales mediáticas".
A todo eso se tendrá que enfrentar Sánchez cuando pase el paréntesis de la cumbre de la OTAN y se celebre el debate del estado de la nación la segunda semana del mes de julio. Es el debate de política general que marca el final del curso político. La duda ahora mismo es si Alberto Núñez Feijóo participará en el cara a cara con Sánchez para exponer su programa alternativo. En el PP dicen que si su líder quiere, buscarán los resquicios y la fórmula para que pueda enfrentarse al presidente en el Congreso.