Las exigencias de Puigdemont marcarán una investidura que Feijóo ve imposible y Sánchez aún debe amarrar

Carles Puigdemont pondrá este martes las condiciones de Junts para dar sus votos en una investidura con la amnistía como principal exigencia
Feijóo da por perdida su investidura y defiende la bandera de la igualdad como eje de su alternativa frente a las "cesiones" de Sánchez al independentismo
El PSOE ya ha comenzado las conversaciones para conformar una mayoría progresista que pueda investir a Sánchez cuando fracase el líder del PP
España está inmersa en un proceso de investidura que se decidirá a finales de septiembre cuando se produzca la sesión en el Congreso de los Diputados, pero ni siquiera el candidato propuesto por el rey cree que vaya a fructificar. Alberto Núñez Feijóo ya ha dejado claro que ve imposible conseguir los apoyos necesarios para superar la votación. Cuenta con 172 votos y no tiene margen de sumar los cuatro que le faltan.
Hay otra investidura posible que no se ha puesto en marcha formalmente pero que se teje en la sombra, la de Pedro Sánchez. El líder del PSOE está decidido a armar una mayoría progresista y los contactos con todos los partidos avanzan de forma discreta. Todo depende de Junts, el partido de Carles Puigdemont que tiene la gobernabilidad del país en sus manos. Sus votos son cruciales para hacer presidente a Sánchez o que haya una repetición electoral.
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En ese contexto es clave este martes la comparecencia del expresidente catalán, fugado de la Justicia a Bélgica tras el referéndum del 1 de octubre, en Bruselas. Dentro de 48 horas, Puigdemont enseñará sus cartas y pondrá las condiciones para apoyar una investidura. A partir de ahí se aclarará el tablero de juego. Habrá que ver hasta qué punto los independentistas catalanes concretan su petición de una amnistía para los procesados por el 1-O y un referéndum de autodeterminación. El PSOE ya ha puesto el límite: las reglas del juego las marca la Constitución.
Puigdemont negó que existiesen negociaciones sobre la investidura con ningún partido o estuviese encima de la mesa una propuesta de amnistía. Sí admitió conversaciones con "distintos actores políticos". El expresidente presume de su posición y de cómo han cambiado las cosas desde la pasada legislatura cuando Junts no participaba en ninguna negociación y ahora es decisivo para todos.
La estrategia de Feijóo: la igualdad de los españoles

Feijóo continuará su ronda de contactos, también con Junts, con la máxima de que hablar y escuchar no es ceder y de que el PP no va a aceptar ningún "chantaje" porque no va a traspasar los límites de la Constitución. Hasta ahora el líder del PP solo se ha hecho la foto con Sánchez. Una reunión, solicitada por el gallego, que acabó sin ningún tipo de acuerdo y escenificó la falta de sintonía y la distancia que separa a los dos dirigentes. Constató lo que todo el mundo imaginaba, la imposibilidad de entendimiento entre PP y PSOE.
Un encuentro, eso sí, que tanto Feijóo como Sánchez aprovecharon para reforzar sus estrategias y mensajes. El presidente del PP construye su relato de alternativa de cara al futuro envuelto en la bandera de la igualdad de los españoles. Es el eje central de su discurso desde que el jefe del Estado le encargó la investidura. Feijóo, que propuso a Sánchez una legislatura de dos años y 6 pactos de Estado, machaca desde entonces con que su proyecto pasa por garantizar que no haya privilegios de unas comunidades autónomas sobre otras mientras que Sánchez "prefiere" ceder ante los independentistas.
"Sé que defender la igualdad puede impedir que sea presidente del Gobierno", dijo ese día. "Es posible que defender la igualdad de todos los españoles nos deje sin la Presidencia dentro de un mes, pero llegaremos al Gobierno defendiéndola", repitió al siguiente. Feijóo asume que tiene la investidura perdida pero seguirá explotando ese discurso que le permite cargar contra Sánchez por estar dispuesto a saltarse la ley concediendo amnistías y referéndums para mantenerse en el poder.
Sánchez prepara su investidura

En Moncloa y Ferraz se ha activado el modo discreción. Sus conversaciones con el resto de fuerzas son continuos para preparar el terreno para una investidura de Sánchez cuando Feijóo fracase. Quieren respetar los tiempos institucionales que implican una nueva ronda de contactos del rey y el encargo formal al actual presidente del Gobierno en funciones. Los socialistas insisten en que son los únicos que están en condiciones de conformar una mayoría de progreso y alcanzar los 176 diputados necesarios para superar una investidura.
Pretenden que en este tiempo Feijóo se desgaste con una derrota asegurada y se refleje que solo tiene a Vox. Este sábado en Málaga, en un acto que marcaba el inicio del curso político, Sánchez insistía en que el líder popular está mintiendo a los españoles y "haciendo perder el tiempo" con una investidura "paripé", "fake" que solo busca su supervivencia política, "salvar su pellejo". El PSOE considera que la propuesta "derogatoria" con la que el tándem PP-Vox acudió a las elecciones fue derrotada en las urnas. Una frase pronunciada esta semana por Pilar Alegría, la portavoz del PSOE, visualiza ese mensaje: "Feijóo ha pasado de querer derogar el sanchismo a rogar al sanchismo".
El debate sobre el modelo territorial se abre paso

En este proceso se ha colado la propuesta del lehendakari Iñigo Urkullu que está agitado las aguas. Un gran pacto para avanzar hacia un Estado plurinacional reinterpretando la Constitución. El PNV, que estaba difuminado por el protagonismo de los catalanes, ha recobrado la iniciativa dispuesto a seguir siendo un actor determinante. En la pasada legislatura fue el socio prioritario de Sánchez en el Congreso y es la esperanza para Feijóo. Al popular le interesa tener una buena relación con el nacionalismo vasco y no cerrar las puertas por si los necesita en el futuro.
Hay dudas jurídicas sobre el encaje de un Estado plurinacional en la Constitución, pero nadie ha denostado de forma rotunda la propuesta de Urkullu. El Gobierno aclaró que no es la suya pero la consideró "legítima", el PP dijo que la entendía aunque insistió en que no permitirá que haya comunidades de primera y de segunda clase. Se desconoce el recorrido concreto de la propuesta, pero lo que sí está claro es que la discusión sobre el modelo territorial -un viejo debate pendiente en España- será una de las claves de la próxima legislatura.