Mañueco, el político profesional que nunca ha estado en la oposición


Es un hombre de partido, pragmático y abierto a los pactos
Sin un fuerte perfil ideológico, no era visto con buenos ojos en el PP de Casado
Dicen los que le conocen que a Alfonso Fernandez Mañueco (Salamanca, 1965) "no se le mueve el flequillo". El candidato popular a la Junta de Castilla y León practica el 'marianismo', esa manera de hacer política sin aspavientos. De hecho, son amigos. "Siempre me he preguntado cómo actuaría Mariano Rajoy en determinadas circunstancias. Eso ha sido mi guía", ha dicho Mañueco en más de una ocasión.
A Mañueco le gustan los toros y el fútbol (es del Real Madrid). De joven jugó de portero, así que sabe parar goles y evitar el cuerpo a cuerpo. Porque Mañueco evita la confrontación, cosa que le han reprochado desde Vox, acusándole de hacer políticas socialistas, hasta la propia Génova.
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Casado y con dos hijas, Fernández Mañueco es abogado. Tardó mucho en acabar la carrera de Derecho en la Universidad de Salamanca -incluso Vox sembró dudas sobre si la había terminado-y solo ejerció durante dos años como pasante en el despacho familiar. Su profesión ha sido siempre la política.
Un hombre de partido
Alfonso Fernández Mañueco es un hombre de partido. No ha hecho otra cosa que trabajar en política. Con 18 años se afilió a Nuevas Generaciones del PP y a partir de ahí todo fue subir. Con 28 años, es el número dos del PP en Castilla y León. Con 31, presidente de la Diputación Provincial. A los 36, su gran mentor, Juan Vicente Herrera, le nombra consejero.
Se convierte en alcalde de Salamanca a los 46 años. El mismo puesto que tuvo su padre en época de Franco. Sus negativas a cumplir la Ley de Memoria Histórica levantaron polémica. En 2017, cuando Herrera se retira, Mañueco se hace con las riendas del PP castellanoleonés en unas primarias con acusaciones de fraude.
Pierde las elecciones autonómicas de 2019 frente al socialista Luis Tudanca pero Ciudadanos le salva de irse a la oposición al pactar con él. Un pacto que rompe de manera unilateral en la Navidad de 2021, según algunos, forzado por los juicios abiertos. En uno de ellos se imputa al PP de Salamanca de falsificar firmas de afiliados morosos para que pudieran participar en las primarias que él ganó.
No era el hombre de Génova
Partidario de Soraya Sáenz de Santamaría, Mañueco nunca ha sido de la cuerda de Casado. En Génova no le querían, pero su relación ha ido de menos a más. Tuvo sus roces con Teodoro García Egea cuando contrató como asesor a un gestor que el propio PP de Madrid había despedido. No fue la única disputa. Pero ahora las aguas se han calmado. Necesidad obliga.
Mañueco no era el candidato soñado por Casado, pero en la estrategia nacional del PP de ir de victoria autonómica en victoria autonómica hasta llegar a La Moncloa, el salmantino se ha convertido en un pieza más. Pero lo que parecía "pan comido" y una mayoría absoluta del PP en Castilla y León se ha complicado.
Veremos si a Mañueco se le sigue sin mover el flequillo si lo único que logra es cambiar el pacto con Ciudadanos con un posible acuerdo con Vox.