Argelia, camioneros, agricultores, Ucrania: una tormenta perfecta amenaza a Sánchez


El Gobierno, acosado por los altos precios de la energía
Sánchez esperará el Consejo Europeo de esta semana antes de tomar medidas
En cierta ocasión le preguntaron al primer ministro británico Harold McMillan qué era lo que más temía en política. La respuesta fue: “Events, my dear boy, events”. Traducido libremente: “Los acontecimientos inesperados”. Al Gobierno de coalición de Pedro Sánchez le queda teóricamente un año y nueve meses de legislatura, pero en lo que lleva de mandato le ha tocado lidiar con dos “acontecimientos inesperados”: la peor pandemia en un siglo y una guerra como no se ha visto en Europa desde la caída del Tercer Reich en 1945.
A los acontecimientos extraordinarios, Sánchez ha añadido otro de fabricación propia. El giro de la posición española sobre el conflicto del Sáhara Occidental. El respaldo al plan de Marruecos ha molestado en Argelia –suministrador imprescindible de gas natural. El tiempo y Argel dirán si ha sido un acierto o un error no forzado el que todo esto se anuncie cuando los precios de la energía están por las nubes. El encarecimiento de los combustibles augura una primavera caliente si el Gobierno no toma medidas. Alguien en Moncloa debió tomar nota de la lección francesa de los chalecos amarillos.
La reactivación económica en juego
Justo cuando España salía de la última ola de la pandemia y el país debía pisar el acelerador de su reconstrucción económica, la artillería de Vladimir Putin ha reventado las previsiones económicas con consecuencias aún imprevisibles.
Los precios de la energía baten récords. El IPC se ha instalado por encima del 7%. Hay miedo a que la espiral inflacionista se traslade a toda la economía. El espectro de una crisis energética como las que dispararon la inflación en los años 70 vuelve a hacerse presente.
Es la energía, estúpido

Aquella célebre cita que buscaba ‘disciplinar’ el mensaje de la campaña de Bill Clinton en el 92 -“es la economía estúpido”- podría invocarse de nuevo cerrando aún más el foco: “Es la energía, estúpido”.
El sector de la energía vive pendiente de lo que pasa en la guerra de Ucrania. Los precios de la energía calientan el paro de los camioneros. La energía alimenta las protestas de pescadores y agricultores. La energía explica la subida de la electricidad y la inflación. La energía está en juego por el cambio de la posición española sobre el Sáhara Occidental. La energía centra la gira de Sánchez por Europa. La energía va a ocupar la próxima cumbre europea.
Camioneros en paro

El Gobierno de Pedro Sánchez comienza la semana asediado en varios los frentes. El más urgente es el paro del transporte. El Ejecutivo eleva el nivel de su delegación en la reunión que mantendrá este lunes con los transportistas. Acuden la ministra de Economía y la de Hacienda. Pero el Ejecutivo sigue sin llamar a la plataforma convocante del paro a la que descalifica como "grupo de ultras".
Un paro que parecía menor por la escasa representatividad de sus convocantes se ha convertido en una pesadilla que desbarata la cadena de suministros, obliga a la Guardia Civil a escoltar convoyes de camiones y amenaza con el desabastecimiento de productos básicos.
El campo toma Madrid

Decenas de miles de agricultores han convertido su protestas de este domingo en un memorial de agravios tan largo como las ruidosas hileras de tractores y manifestantes que han avanzado por las grandes avenidas de la capital: defensa de la caza y críticas a la ley de bienestar animal, quejas porque se consideran maltratados por el Ejecutivo, ayudas para paliar la sequía, petición de un plan de choque que corrija “la grave situación por el incremento de la energía, de los carburantes y de las materias primas”.
El Sáhara y el gas argelino

El giro histórico de la posición española sobre el futuro del Sáhara Occidental va a modificar las relaciones con el norte de África. Sánchez ha decidido respaldar la propuesta marroquí de autonomía que rechazan los saharauis.
Marruecos devuelve su embajadora a Madrid y Argelia –principal apoyo del Frente Polisario- retira el suyo. Si la cosa queda ahí ni tan mal. De Argelia procede más del 40% del gas que ha recibido España en el último año. Y aunque en enero llegó más en buques metaneros de EE.UU., Argelia es insustituible si se quiere garantizar el suministro de gas natural a la península Ibérica.
Otra grieta en la coalición

La nueva posición de Sánchez ha soliviantado también a sus socios de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición, porque no la comparten y porque se enteraron por los periódicos –marroquíes para ser exactos. Después de las discrepancias sobre el envío de armas a Ucrania, llega esta nueva desavenencia entre los socios de un Ejecutivo al que es más fácil encontrarle las diferencias que los acuerdos. La oposición no dejará pasar la oportunidad de arremeter contra este súbito cambio en la posición histórica de España.
La gira del gas

Pedro Sánchez se ha embarcado en una gira ambiciosa por Europa con el objetivo de convencer sus socios de la necesidad de reformar el mercado mayorista de la electricidad para evitar que los altos precios del gas se trasladen al recibo de la luz. Recepción positiva en los países del sur y más fría en Alemania. El próximo jueves en el Consejo Europeo se verá hasta qué punto el empeño de Sánchez ha tenido éxito.
Cuándo tomará medidas Sánchez
Otros países europeos como Francia e Italia ya han tomado medidas temporales para rebajar la factura de la gasolina y el diésel. El Gobierno español también ha anunciado una bajada –“El Gobierno va a bajar la gasolina, la luz y el gas”, dijo el ministro Bolaños- pero no antes del 29 de marzo, tras ver qué se decide en la cumbre de la UE.
El Gobierno se escuda en las medidas que ya tomó para rebajar los precios de la luz y el gas que pagan los consumidores. La ministra de Economía, Nadia Calviño, aseguraba esta semana que esas medidas le cuestan a las arcas del estado unos 12.000 millones de euros, más o menos lo mismo que todo el presupuesto del Ministerio de Defensa.
Ucrania y la OTAN

La resistencia ucraniana y el envío de armas occidentales llevan camino de convertir la invasión rusa en una larga guerra de desgaste, muy lejos del paseo militar que soñaban en el Kremlin. Si la guerra se prolonga, se agravarán los problemas en los precios y suministros de grano, gas, fertilizantes, petróleo y otras materias primas.
Esta semana la OTAN celebra una cumbre extraordinaria con la presencia del presidente de EE.UU. en Europa. Habrá que ver qué compromisos se alcanzan, pero hace años que la Alianza Atlántica vienen pidiendo a sus miembros un aumento del gasto militar hasta llegar al 2% del PIB, casi el doble del gasto militar actual de España. Sánchez se ha comprometido a subirlo
Más allá del gasto militar y del envío de armas, la onda expansiva de la guerra de Ucrania -ese acontecimiento inesperado- ya se deja sentir en la política doméstica española.