La ausencia del rey de Barcelona y los indultos irrumpen en la negociación de los Presupuestos

Pedro Sánchez allana el camino a los partidos catalanes para sumarse a un acuerdo de presupuestos
La vicepresidenta Calvo admite que la decisión de que no vaya el rey a Barcelona a un acto judicial "es una decisión muy bien tomada"
Un dato por sí mismo no dice mucho. Una serie de datos permite establecer un patrón. La mayoría de las veces, apunta una tendencia. Es lo que ha venido pasar con dos episodios coincidentes este miércoles. Uno es la ausencia del rey de un acto judicial en Barcelona al que suele acudir todos los años sin que nadie se responsabilice ni explique el porqué de la baja. El otro, el anuncio de que el Gobierno empezará a tramitar la semana que viene los indultos de los presos del procès.
En plena negociación de los Presupuestos, ambos hechos -sumados a otros más- han sido interpretados como gestos del ejecutivo para acelerar el acuerdo en torno a las cuentas, y hacerlo con apoyo de los partidos catalanes.
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El indulto "porque toca"
Lo de los indultos lo dejó caer como quien no quiere la cosa el ministro de Justicia Juan Carlos Campo, en el tiempo de descuento de una de sus intervenciones en la sesión de control en el Congreso. Lo pintó como una cuestión de mero procedimiento. “Porque toca”, dijo. Una fuente del entorno del ejecutivo apostillaba, sin embargo, poco después: “Esto no pasa si no hubiera presupuestos que aprobar en un mes”.
Porque, en efecto, lo último son los indultos. Pero es que, además, el Gobierno ha anunciado su intención de reformar los tipos de rebelión y sedición en el Código Penal, lo que puede suponer recortes de pena para los independentistas condenados. Y su oferta de sentarse en la Mesa de Diálogo sobre Cataluña lleva meses en vigor, a la espera de que Torra se decida y la encaje a su conveniencia en su propio calendario electoral.
Así que la novedad sobre las medidas de gracia no parece un dato. Sino la constatación de una tendencia. Se acumulan los gestos de Sánchez para facilitar el aterrizaje de los partidos catalanes, singularmente de ERC, en un pacto de presupuestos. Si persisten las dudas de hacia donde se inclina el presidente del Gobierno para sacar adelante las cuentas, estos movimientos sugieren una respuesta: la mayoría de la investidura.
De hecho, a los citados ejemplos de esa aparente ofensiva diplomática (por llamarlo de alguna manera) del Gobierno hacia Cataluña –hacia el independentismo catalán, por ser precisos- hay que sumar uno más. Relevante.
El rey no irá a Barcelona
El rey no va a acudir este viernes a la entrega de despachos judiciales prevista… ¡en Barcelona! El Consejo General del Poder Judicial dice que Zarzuela, tras confirmar que iba a ir (y así lo reflejaron las invitaciones), atribuyó luego la ausencia a indicaciones de Moncloa. Fuentes del ejecutivo habrían argumentado que por razones de seguridad.
El Gobierno no confirma su intervención en el asunto, pero la vicepresidenta Carmen Calvo ha afirmado: “hay decisiones que están muy bien tomadas”, dejando a las claras su aprobación. Si la de Felipe VI era una visita indeseada para algún sector catalanista, ya no lo va a ser.

A Pedro Sánchez, todos estos gestos - lo de que el rey no vaya a Barcelona (si es que ha tenido participción), lo de revisar los delitos de sedición y rebelión, lo de la mesa de diálogo y lo de empezar a mover justo ahora los indultos- le pueden complicar la opción alternativa y lo sabe: aprobar los presupuestos con el voto de Ciudadanos.
La vía ERC
Aún así, el presidente parece decidido a optar por ese camino, intentar la vía ERC. Quizás con el convencimiento de que el empeño de los de Arrimadas por no quedarse descolgados de una negociación que les ha devuelto el aire tras el hundimiento de las últimas elecciones le deja las puertas abiertas a ambas bandas.
Ciudadanos respondió al anuncio de los indultos mostrando su rechazo frontal a cualquier “privilegio” y criticando la “empatía” de Sánchez con los presos, en palabras de Lorena Roldán, su portavoz en el Senado. Pero pese a todo, mantiene su disposición a seguir buscando un acuerdo.
En este último tramo de la negociación, hay un punto de coincidencia entre Ciudadanos y los independentistas catalanes. Bueno, dos. Uno es que no se quieren ni ver juntos apoyando las mismas cuentas. Otro, es que pese a sus recelos con la estrategia de Sánchez, ninguno quiere desengancharse de un posible pacto.
Escepticismo independentista
Tanto ERC como JuntsxCAT reaccionaron con escepticismo al anuncio de los indultos. “Lo deben hacer por fuerza, no es ningún gesto”, señaló la republicana Mata Vilalta. Una cosa es que se tramiten y otra que se concedan, dijo la neoconvergente Laura Borràs. En el póker, lo suyo es no mover un músculo aunque la jugada venga a tu favor.
El anuncio de los indultos llega, por cierto, en un momento en el que los datos de la pandemia no son buenos y, por tanto, dejando el flanco abierto a que le reprochen al Gobierno no estar a lo que debe estar. Y con la previsible garantía de que iba a poner en armas a sus opositores de la derecha: “Es parte del precio que paga Sánchez por la investidura y por los Presupuestos”, dijo el líder del PP, Pablo Casado, que recurrirá cualquier medida de gracia, igual que Vox.
Estos dos elementos añadidos no son prueba de nada. Refuerzan, eso sí, la idea de que si Sánchez ha hecho lo que ha hecho, aún en estas circunstancias, es porque quería, en efecto, mandar algún tipo de señal.