El 'maríacristina': de hotel de película a hospital contra el coronavirus

El mítico hotel de los actores del Festival de Cine de San Sebastián atenderá a pacientes leves de la pandemia
Antes fueron Bette Davis, Hitchkock, Spielberg o Brad Pitt… Ahora, ocuparán sus habitaciones Joxean, Patxi, Irune, Gorka… o como quiera que se llamen los ciudadanos anónimos que tengan la mala suerte de ser alcanzados por el virus. El Hotel María Cristina de San Sebastíán se prepara para un sorprendente (a estas alturas ya no tanto) giro de guión: desde el lunes próximo el servicio vasco de salud podrá empezar a derivar a sus lujosas instalaciones a pacientes leves de la pandemia.
En la fachada ya hay carteles del Gobierno vasco que eclipsan el fulgor de sus cinco estrellas; en el vestíbulo, paneles de Osakidetza por todas partes distraen la atención del mármol de los suelos; del cuadro de la reina que da nombre al hotel, colgado tras los mostradores de la recepción. Veraneante asidua, fan de la ciudad, en la que mandó construir el Palacio de Miramar en mitad de la bahía, la segunda mujer de Alfonso XII fue alcaldesa honoraria y tiene además dedicado un puente sobre el Urumea.

En San Sebastián, en todo caso, la devoción por el María Cristina no va con ella. La peli es otra. El mariacristina dicho así, todo junto, es la referencia del lujo y el glamour. El orgullo ciudadano con el que se pronuncia va con el hecho de ser el hotel de las estrellas, el refugio (es un decir) de los invitados al Festival Internacional de Cine. No de cualquiera, de los que aparecen en los carteles. Con permiso de la tamborrada, las regatas y otro festival, el de jazz, la joya de la corona de los donostiarras.
Inspirado en el Ritz, el hotel se inauguró en 1912 al tiempo que su vecino Teatro Victoria Eugenia, sede primera del certamen de cine estrenado en el 53. Están tan juntos que la alfombra roja cruzaba de uno a otro. En septiembre, en los días de festival, aquello era un festín para los pescadores locales de autógrafos, o cualquiera que pasara cerca. Como luego lo ha seguido siendo la propia puerta del hotel, una vez que la sede del certamen se trasladó al Kursaal. Justo enfrente, pero al otro lado del río.
Harrison Ford, Penélope... y otros famosos
Que si Harrison Ford “es muy simpático”; que si “qué guapa es Penélope”; que si no veas lo que le ha llovido al llegar “al prota ése de la peli que vi el otro día”… Noticias como éstas, captadas en el entorno del hotel, corren de boca en boca, por peluquerías y comercios de la ciudad, cada vez que llega la semana de los famosos y Donosti se ensimisma en esa sensación de ser el Cannes, la Venecia o ¿por qué no? El Hollywood de turno.
Con sus héroes y sus divas de la gran pantalla. Y sus comitivas. Con sus fiestas y ese montón de periodistas que después después de haber apuñalado (es otro decir) por cubrir el evento in situ aprovechan cada rincón del ‘mariacristina’, especialmente sus terrazas con vistas al mar y al río (que no falta de nada) para entrevistas y entradillas.
Gracias a unos y a otros, y a la complacencia de una ciudad hospitalaria que duerme tranquila de tener una habitación de invitados a la altura de la circunstancias (y de su pedigrí) el ‘mariacristina’ se ha convertido así, de alguna manera, en escaparate de la ciudad en el mundo. Otro más, aparte de La Concha, los pintxos o el Peine de Chillida. Los donostiarras clásicos, satisfechos de que sea con ese porte selecto, exclusivo, de los hoteles de siempre. Los modernos, encantados también, ¡todo sea por el séptimo arte!.
A estas alturas de película, el ‘mariacristina’ puede presumir de haber tejido una cierta complicidad con unos y otros a lo largo de sus más de cien años de historia. En la que ha habido de todo: altos y bajos, cambios de manos, momentos de esplendor y vacas flacas… una historia siempre pegada a los trajines del mundo, de la ciudad y del propio festival.
El caso es que a un hotel que le debe tanto al cine le toca ahora un nuevo baño de realidad. Cambiar huéspedes por pacientes, limusinas por ambulancias, lentejuelas por mascarillas… Y esta vez sí, de verdad, lo exige el guión. Con el Hotel Lakua (Álava) y el Gran Bilbao y el Palacio Urgoiti (Vizkaya) el María Cristina, en Guipúzcoa, propiedad del Ayuntamiento de San Sebastián y gestionado por la cadena Marriot, es uno de los cuatro elegidos por el Gobierno Vasco para dar a apoyo a la red hospitalaria.
Serán 100 habitaciones disponibles desde este lunes hasta el 25 de abril, en el mejor de los casos. Se está preparando para pacientes leves y descanso de sanitarios. La Concha de Oro para todos será vivir para contarlo.