Alberto Núñez Feijóo, el hombre 'casado' con Galicia... o no


Feijóo consigue su cuarta victoria y muchos se preguntan si dará el salto a Madrid
El objetivo del fotógrafo capta apenas al candidato sepultado en cartelería con dos palabras en letras muy grandes: Feijóo y Galicia. "Dice que se casó con Galicia y Galicia no me da nietos", se quejaba amargamente Sira, la madre de Alberto Núñez Feijóo, hace unos años. Lo del nieto ya está resuelto. Fue padre hace dos años con la exdirectiva de Zara Eva Cárdenas. Lo de Galicia va para largo… o no.
Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961) se enfrenta al reto de encadenar una cuarta mayoría absoluta con la idea de emular a Manuel Fraga en versión 3.0. Convertido en su propia marca y envuelto en la bandera de la 'galleguidad'.
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Se le metió en vena en su aldea de Os Peares, entre los paseos en bici y tardes de pesca en la confluencia entre los ríos Miño y Sil. Allí aprendió a hacer cuentas en la trastienda del ultramarinos de la abuela Eladia y allí ha regresado una vez más para arrancar la campaña más atípica a la que se enfrenta por culpa del maldito virus.

La aldea es su talismán y la que le da el barniz rural, de "boina” frente al "birrete" de los de ciudad, a la que Feijóo emigró para estudiar derecho. Son las dos almas del PPdeG. Los que 'falan galego' viven en las parroquias rurales donde el PP arrasa, frente a los jóvenes profesionales, abogados como Feijóo, urbanitas y con conexiones en Madrid. Núñez Feijóo lleva birrete pero cuando hace falta se cala la boina hasta los ojos. Es lo que tiene encadenar 11 años de mayorías absolutas.
El momento más crítico de su carrera política tiene fecha y foto. 2013, el diario El País publica unas fotos de Alberto Núñez Feijóo en un yate junto al narcotraficante Marcial Dorado. Las instantáneas de ambos, sonrientes y bronceados, "fotos difíciles de explicar" admite Feijóo, están tomadas 18 años atrás y le noquean hasta el punto de dejarle fuera de combate.
Al presidente de la Xunta no le quedó más remedio que reconocer su amistad con Dorado: "Yo tuve una relación de amistad con ese señor. Cuando le conocí no sabía nada sobre su pasado, su actividad, ni a qué se dedicaba ni en qué estaba involucrado". Con el narco viajó a Ibiza, a Portugal y Andorra. "Sólo recuerdo que había mucha nieve", es lo único que acertó a responder por entonces Feijóo.

Años después le confesaba a Jordi Évole que siempre fue consciente de que esa bomba de relojería podía estallarle en las manos en cualquier momento. "Yo asumo mi biografía. Sabía que existían esas fotos. Me lo dijo en 2004 el delegado del Gobierno de aquel momento. Se lo comenté al presidente Fraga y a Mariano Rajoy también".
Se repuso del escándalo que de tanto en tanto reaparece para alterar sus aspiraciones de tres décadas en política, aunque los suyos se apresuran siempre a decir que "es un tema que ya no le pasa factura". Como cuando el propio Marcial Dorado concedió una entrevista, también a Évole, a las puertas de la campaña fallida de marzo y que el azote de la pandemia ha obligado a repetir.
Por Dorado supimos que Feijóo "no tiene vicios. Ni fuma ni bebe. Siempre fue un viejo" y que le conoció "dos o tres novias".

Quiso ser juez antes que político, pero su padre Saturnino se quedó en paro y decidió opositar a la Xunta para echar una mano a la familia.
Fue sindicalista, votó a Felipe González en 1982 pero ha hecho carrera en el Partido Popular de la mano de Fraga y de su padrino político, José Manuel Romay Beccaría.
Líder del PP gallego desde 2006, no se afilió al partido hasta 2002.
Hizo carrera en Madrid con Aznar durante 7 años. Vicepresidente de la Xunta con Fraga, y eterno aspirante a suceder a Mariano Rajoy hasta que ese sueño se ahogó en un mar de lágrimas.
Junio de 2018. Rajoy decide abandonar la vida política tras el mazazo de la moción de censura. Todas las miradas se dirigen a Feijóo. Nadie concita tantos apoyos como él. Ni Casado, ni Cospedal, ni Soraya Sáenz de Santamaría, que siempre ha considerado al gallego un obstáculo a su ambición después truncada. Y entonces se produce el episodio más extraño de su biografía política.

¿Recuerdan ese escenario de boda de postín? Los leales a Alberto Núñez Feijóo se agitan en sus sillas de jardín de hotel de lujo esperando escuchar el 'sí quiero' de Feijóo. Entonces rompe en llanto. Ocho minutos después el gallego planta a la novia ante el desconcierto general. Renuncia a dar la batalla para liderar el PP tras la salida de Rajoy . "Me comprometí con los gallegos hasta 2020. No puedo fallar a los gallegos porque sería fallarme a mí mismo". Fin del cuento.
De eso hace ya dos años. Nunca se han aclarado del todo los verdaderos motivos de aquella espantá. Ha llegado 2020 y Feijóo aspira a encadenar su cuarta mayoría y quien sabe si después saltar a Madrid con el impulso que da ese trampolín.
Ahora, cuando le preguntan, se limita a decir que intentará cumplir su compromiso si los gallegos le renuevan el contrato. Intentará. Ya no se ata las manos. ¿Terminará engulliendo a Pablo Casado? Galicia caníbal, que cantarían Os Resentidos.