El enredo del pacto con Bildu sobre la reforma laboral: todo lo que hay que saber

Rectificaciones, críticas y consecuencias de la cuestionada maniobra negociadora de los socialistas
Sánchez dijo de la pandemia del coronavirus que era "la crisis de nuestras vidas". Cuando parecía haber hecho lo más difícil, -doblegar la curva y sacar adelante la quinta prórroga del estado de alarma-, una extraña maniobra política ha venido a complicarle aún más las cosas. El pacto con Bildu en el que se compromete a derogar "íntegra" la reforma laboral a cambio de unos votos innecesarios, se ha convertido en un monumental lío. Compromete la palabra del presidente, daña el diálogo social, siembra la incertidumbre en un terreno clave como es el de la legislación laboral ante la crisis que se avecina y, por si fuera poco, pone en cuestión de nuevo la solidez de su Gobierno con Unidas Podemos.
¿Cómo empezó todo?
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- En el origen está en la necesidad del Gobierno de buscar apoyos para una nueva prórroga del estado de alarma. La gestión la llevan, en los grupos parlamentarios, Adriana Lastra, por el PSOE, y Pablo Echenique, por Unidas Podemos.
- Bildu toma la iniciativa y ofrece su abstención. Propone un acuerdo en materia laboral. Sabe que sus votos no son imprescindibles. Pero les viene bien transmitir una imagen de influencia -una foto al lado del Gobierno- ante las inminentes elecciones vascas.
- Su propuesta se acepta. A esa hora el Ejecutivo no tiene los apoyos garantizados. El martes previo al pleno las líneas maestras del acuerdo están cerradas.
La indiscreción de Sánchez
- El miércoles es el pleno. PSOE, Unidas Podemos y Bildu coinciden en no hacer público el acuerdo "para no interferir en la votación". Sánchez ha pactado con Arrimadas y los diez votos de Ciudadanos sí que son claves. Saber de un pacto con Bildu puede ponerlos en peligro.
- La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, en su primera intervención, no desvela el sentido de su voto. En la réplica, sin embargo, Pedro Sánchez le agradece la abstención. Aizpurua le advierte al presidente que se ha adelantado. "Entiendo que han aceptado el acuerdo para la derogación íntegra de la reforma laboral", le dice. Son las dos de la tarde. Nadie sabía nada de ese acuerdo y nadie dijo nada de él hasta pasadas las ocho de la tarde.
- A las 20:00 horas se vota. Se aprueba la prórroga. Un cuarto de hora después se hace público el documento.
Así es el acuerdo
- Lleva la firma de Lastra, Echenique y Aizpurua. Tiene solo tres puntos. En el primero, el de la polémica, se comprometen "a derogar de forma íntegra la reforma laboral de 2012 impulsada por el Partido Popular".
- Lo acota además en el tiempo. "Tendrá que ser efectiva antes de la finalización de las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno en materia económica y laboral derivadas de la crisis del covid-19", señala el segundo punto.
Se arma el lío
- El acuerdo causa sorpresa en las filas socialistas y en el propio Gobierno. Sánchez estaba avisado del pacto, de hecho lo reveló anticipadamente durante el debate, otra cosa es que conociese la literalidad. La vicepresidenta tercera Nadia Calviño, responsable del área económica, no lo conocía. Siempre se ha mostrado contraria a una derogación total de la reforma. Es ella la que fuerza a que el acuerdo no salga adelante en los términos en los que se ha planteado.
- A medianoche, el PSOE rectifica. En un comunicado aclara que se anula el punto primero y la redacción queda de la siguiente manera: "Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma de 2012". Desaparece la palabra "íntegra".
La resaca política
- La rectificación -para el PSOE es simplemente "una nota aclaratoria"- pone en cuestión la gestión del caso. Le obliga a dar marcha atrás y reaviva la tensión siempre latente con Iglesias con el tema de la reforma.
- El líder de Podemos opta, ante el conato de crisis, por la reafirmación de sus aspiraciones: "Lo firmado, obliga". "Lo firmado es lo que se ha acordado", insiste Iglesias ante las primeras preguntas sobre el asunto. Su teoría es que ya en el pacto de Gobierno no se hablaba de derogación parcial así que nada ha cambiado.
- El PSOE se mantiene en su idea: lo que se va a hacer es "cambiar los aspectos más lesivos" de la reforma laboral. No una supresión íntegra. Tanto José Luis Ábalos, ministro de Trasportes, como Lastra defienden que "la aclaración" es lo que vale. Y aún más, y en esto no coinciden con Iglesias, dicen que el pacto de Gobierno no plantea una derogación total sino la modificación de algunos aspectos.
- Arnaldo Otegi, en nombe de Bildu, con una copia en la mano ha salido a decir públicamente: "Este es el acuerdo, y lo que se pacta se cumple".
- A todo esto, Ciudadanos, que lleva ya dos prórrogas apoyando al Gobierno, denuncia "el espectáculo" que está dando Sánchez y su aproximación a Bildu.
Pactar con Bildu, que no condena la historia criminal de ETA, es una inmoralidad sea cual sea el contenido. Pero además este espectáculo del Gobierno daña la imagen de España y genera una incertidumbre inmensa en los ciudadanos. No se puede jugar así con el futuro del empleo. pic.twitter.com/eltvykoM33
— Edmundo Bal (@BalEdmundo) 21 de mayo de 2020
La consecuencias
- El diálogo social sale tocado. La CEOE, en contra de acabar con la actual legislación, ha anulado las reuniones previstas con el Gobierno.
- Ni la patronal ni los sindicatos, con los que Sánchez se había comprometido a abordar cualquier reforma, sabían nada del acuerdo.
- La vicepresidenta Calviño ha intentado resucitar ese compromiso y asegura que no se tocará la reforma sin consenso con los agentes sociales. "Los contribuyentes nos pagan para solucionar problemas y no para crearlos", ha dicho. Un intento de última palabra para que el incendio no vaya a más.