Los Erquiaga, "orgullosos" tras recuperar la nacionalidad española que su abuelo perdió en Filipinas


Por primera vez se ha concedido la nacionalidad por carta de naturaleza a descendientes de exiliados políticos
Miren, madre de dos de ellos y tía del resto, ha hablado con NIUS desde su confinamiento en Manila
La carta de naturaleza es una vía que agiliza la nacionalidad y sobre todo obtienen deportistas de élite
Andra Mari, Yosu Andoni, Carlos, Amaya, Mara Eukene y René tienen apellidos vascos, hijos con nombres vascos -Iñaki o Sabin entre otros- y entienden alguna palabra en euskera, aunque en su vida diaria no las utilizan, porque han nacido y vivido siempre en Filipinas. Los seis son españoles, pero sólo desde hace unos días, y gracias a los esfuerzos de Miren Edurne, madre de dos de ellos y tía de los otros cuatro.
Con un ligero acento vasco, Miren atiende a NIUS por teléfono desde Manila, "encantada" con la noticia. Nieta e hija de españoles republicanos exiliados a Filipinas, ella consiguió la nacionalidad en 2009 gracias a la Ley de Memoria Histórica, pero para entonces sus hijos ya eran mayores de edad y no pudieron optar a ella.
Pero este sábado, el Boletín Oficial del Estado publicaba seis decretos ley en los que se concedía la nacionalidad española a cada uno por las "circunstancias excepcionales" de su caso. Su abuelo Santiago Erquiaga, perdió la nacionalidad española, pero ahora ellos, la recuperan.
Conseguir la nacionalidad es para esta familia una "cuestión de orgullo". Toda la familia está bien asentada en la antigua colonia española asiática, pero además de filipinos, se sienten "vascos y españoles", según dice con orgullo.
"En casa toda la comida es española, por supuesto nos comemos las uvas, celebramos el día de Reyes", explica esta mujer que llegó a vivir cinco años en España, pero que como sus antepasados tiene a su espalda una historia de idas y venidas entre estos dos rincones del mundo.
Los Erquiaga Goitisolo: 1912-2020
Un siglo lleva la familia Erquiaga Goitisolo yendo y viniendo entre Filipinas y España. Buenaventura de Erquiaga nació en Elantxobe (Bizkaia) en 1895 y llegó a Filipinas en 1912. Para entonces, ya había conocido a su mujer, Concepción Goitisolo, en Lekeitio. Ella había nacido en Manila, cuando la isla era colonia española, pero cuando tenía un año la habían llevado de vuelta a la localidad de la fmailia, Lekeito (Bizkaia).
La pareja se casó por poderes y poco después se reunieron en Filipinas, donde formaron una familia y consiguieron acomodarse. Buenaventura era corredor de bolsa, exportador y tenía haciendas donde cultivaban abacá, una planta que se utiliza fundamentalmente para hacer papel y textiles. Además, encabezó el Partido Republicano en Filipinas, en apoyo a la Segunda República Española
Todo iba bien para la familia, pero aunque intentaron volver a España, Buenaventura no pudo hacerlo porque no pudo vender sus negocios. Su mujer, que se había adelantado con sus hijos, tuvo que volver de nuevo a Filipinas y allí pasaron el resto de su vida.
En 1934 se firmó el "Tydings McDuffie Act", por el cual Estados Unidos proclamaba sólo filipinos y estadounidenses tenían la posibilidad de desempeñar actividad empresarial en el territorio filipino, así que su hijo Santiago, para poder mantener los negocios de su padre, se nacionalizó filipino y ya nunca recuperó la nacionalidad.
Aún así, Santiago, cuya mujer sí tenía nacionalidad española, decidió volver con toda su familia a España en 1966. Pero en plena dictadura franquista la familia que había apoyado activamente la II República española en Filipinas no lo tenía fácil: "Le abrían las cartas que recibía, era una situación complicada y mi familia decidió volver a Filipinas en 1969".
Tras pasar por Estados Unidos para estudiar, y sin perder nunca el nexo con el País Vasco, Miren se afincó definitivamente en Manila, donde crió a sus dos hijos, René y Mara Eukene, y a dos de sus sobrinos, Yosu y Andra Mari.
Yosu se plantea ahora "irse a vivir a España, porque le encanta aquello", nos explica Miren durante la charla, mientras nos cuenta que todos tienen sus vidas muy hechas allí.
Todos vienen o han venido a menudo. En el caso de Miren, su última visita fue el año pasado, la siguiente que había previsto se ha suspendido por coronavirus y ya no sabe cuándo podrá ser, porque ahora mismo, en Filipinas, siguen confinados.
Un llanto por televisión
Con su padre y su abuelo habiendo perdido la nacionalidad española, Miren intentó conseguir la suya en 1993. Tuvo que esperar hasta 2009 y a la ley de Memoria Histórica para conseguirla, pero no logró que sus hijos accedieran a ella, porque ya eran mayores de edad.
En 2018, al aprobar el Congreso el decreto para la exhumación de Franco, vio por televisión a un abogado que lloraba de emoción. Se enteró de que era Eduardo Ranz, impulsor de la exhumación y de un buen número de causas relacionadas con la Memoria Histórica, y se puso en contacto con él.

Miren le expuso su caso y él le dijo que la situación se podía corregir. "Hemos tenido que enviar mucha documentación, pero ya nos lo esperábamos", dice Miren, a la que todavía le dura la euforia por la decisión del Consejo de Ministros: "Mira lo que hemos conseguido", exclama.
"Es la primera vez que se utiliza esta forma de dar la nacionalidad, la carta de naturaleza, para los descendientes de exiliados por motivos políticos o en cualquier caso relacionado con la Memoria Histórica", señala Eduardo Ranz en conversación con NIUS, entusiasmado con la concesión y también con la familia: "Te sentarías con ellos a comer, y a cenar, y a volver a comer, y a volver a cenar... es una historia apasionante", declara.
Ara Malikian o la hermana de la reina Sofía, españoles por carta de naturaleza
La carta de naturaleza es para unos una forma de agilizar procesos de nacionalización o en opinión de algunos una manera de "saltarse la cola" de extranjería aplicada a las élites.
Los casos más habituales y más conocidos son los de deportistas, como los jugadores de baloncesto, Serge Ibaka y Nikola Mirotic, los futbolistas Munir El Haddadi y Bojan Krkic, o el más reciente, el jugador de fútbol de Guinea Bissau, del FC Barcelona Ansu Fati.
El Consejo de Ministros no se limita a aplicar este trámite a deportistas. Por la carta de naturaleza, han conseguido nacionalidad española otros personajes conocidos como el violinista libanés Ara Malikian; Irene de Grecia, hermana de la reina Sofía; los padres del opositor venezolano Henrique Capriles; o el expresidente colombiano Andrés Pastrana.
El caso de las nacionalidades concedidas a los seis descendientes de Buenaventura y Concepción no es sólo diferente por ser el primer concedido en relación a la memoria histórica, ellos también se distinguen por no pertenecer a ninguna élite política, artística o deportiva.