Así regó Irán de dinero la política española hasta radicalizarla

El gobierno de la república islámica impulsó la ideología de Podemos mientras los opositores pusieron más de un millón para fundar Vox
La Justicia no ha encontrado dinero extranjero en las cuentas de Podemos, pero sí llegó a las de Vox
Madrid, mayo de 2011. Miles de personas toman la Puerta del Sol de Madrid al grito de "No nos representan" y generan un movimiento civil que reclamaba cambios en la política española. Era la resaca de la crisis, del goteo incesante de escándalos de corrupción que rivalizaban entre la operación Gürtel, con el Partido Popular como epicentro, y los ERE de Andalucía, con el principal bastión del PSOE en el foco de la investigación. El bipartidismo, también en el banquillo. Sin embargo, poco sabían quienes protestaban aquellos días que sus denuncias abrirían la puerta a una batalla soterrada. Una guerra ideológica que terminó con dos bandos opuestos de la política iraní regando de dinero a proyectos de extrema izquierda y derecha en España. Dos ideologías que hoy polarizan la agenda de la política española, encarnadas en Podemos y Vox.
El 15-M fue el germen de una revitalización política en España. Pero también sirvió como escenario para afear los agujeros negros del sistema democrático occidental. Una oportunidad para atacar el proyecto de la Unión Europea y para desestabilizar la zona. Por eso dos televisiones tomaron la delantera a la hora de informar en el espacio internacional sobre los problemas que la crisis y la corrupción estaban generando en España. Problemas que había terminado en una masa social montando un campamento en plena calle para reclamar cambios a la clase política.
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Venezuela fue la primera en utilizar el argumento, por medio de la cadena Telesur. Creada en 2005 por el gobierno bolivariano, su red con sedes en todo el planeta comenzó a publicar con fruición la imagen internacional de una España cerca del colapso. En política exterior, las relaciones entre España y el régimen chavista estaban cada vez más deterioradas tras el encuentro en 2007 en el que el rey Juan Carlos I mandó callar a Hugo Chávez en una cumbre iberoamericana. En 2011, España tenía además elecciones generales. En noviembre de ese año, Mariano Rajoy ganó sus primeros comicios y se convirtió en presidente. El país viró a la derecha. Y Venezuela intensificó su propaganda.
El gobierno bolivariano, con el comandante Chávez a la cabeza hasta 2013, encontró un aliado en su cruzada: Irán. La república islámica mantenía importantes relaciones comerciales con Venezuela, hasta el punto de que el Ejecutivo chavista mantenía en 2012, tal y como desveló este diario, al menos dos depósitos bancarios en Irán con todo el dinero que generaban los intercambios de combustible. Dos depósitos millonarios.
A lomos de la contradicción
Así, entró otro nuevo actor en el juego: la televisión iraní, representada en España por una productora y una marca comercial: 360 Globalmedia SL e HispanTV. Así, juntos los gobiernos de Irán y Venezuela comenzaron a impulsar una filosofía de izquierda en España. Por un lado, el Ejecutivo chavista mantenía como asesores a varios de los que fueron después creadores del partido Podemos, como Juan Carlos Monedero o Luis Alegre, mientras por otro, HispanTV, comenzaba a dar cabida a espacios presentados y dirigidos por una figura emergente tras el 15-M: un profesor de la facultad de Ciencias Políticas de Madrid llamado Pablo Iglesias.
La financiación para estos programas llegaba desde varias empresas en el extranjero que nada tenían que ver oficialmente con Irán. Una práctica habitual, ya que el régimen sufrió hasta 2016 un embargo en la circulación de su dinero internacional como castigo por incumplir los tratados en investigación nuclear. De hecho, la Comunidad de Madrid cerró incluso la señal de HispanTV en España. Sin embargo, los abogados de la IRBI, la televisión pública de Irán, recurrieron a la Audiencia Nacional. Y ganaron.
2012 fue el año en el que Pablo Iglesias y sus compañeros de partido comenzaron a aparecer de forma asidua en los programas de televisión emitidos por HispanTV. El propio Iglesias, ahora vicepresidente segundo, reconoció en un acto universitario en 2013 que se trató de una clara maniobra de injerencia de un gobierno extranjero en España: "A los iraníes les interesa que se difunda en América Latina y España un mensaje de izquierdas para desestabilizar a sus adversarios, ¿lo aprovechamos, o no lo aprovechamos? Para mí, quien haga política tiene que asumir cabalgar contradicciones y nosotros estamos dispuestos a cabalgarlas".
Y a lomos del caballo de la contradicción, Podemos se presentó por primera vez a unas elecciones, las europeas de 2014, tras arrancar la formación política en enero de ese mismo año con un escrito de 30 profesores, actores, intelectuales y personas de la supuesta sociedad civil que daban el paso a la política. Arrancó la campaña por las europeas. Y empezó de forma paralela la maniobra para que el dinero iraní, en este caso del lobby contrario al Gobierno, financiara a la extrema derecha española aportando el dinero para la fundación de Vox.
La conexión europea de Alejo Vidal-Quadras
Podemos decidió captar el voto en sus primeras elecciones con propuestas como la renta básica universal, un sueldo que sería entregado a todas las personas sin ingresos y que garantizaría su nivel mínimo de supervivencia. Una propuesta de la que se dejó de hablar desde el mismo momento en el que la formación morada tuvo cualquier mínima responsabilidad de Gobierno, ya sea en ayuntamientos, diputaciones o comunidades autónomas.
Por el otro lado, fue el político Alejo Vidal-Quadras, quien comenzó a buscar financiación para montar su propio partido. Una nueva formación a la derecha del Partido Popular encabezada por él mismo. Vidal-Quadras tenía ya una importante trayectoria como eurodiputado en las filas del Partido Popular, ya que aterrizó por primera vez en ese hemiciclo en 1999.
Tras quince años en la eurocámara, el político conservador sabía de sobra que en Bruselas operaba un importante lobby. Los había conocido en un grupo transversal de diputados llamados Friends For Free Iran. Un colectivo con contactos en el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), la organización que lucha desde el extranjero para terminar con la República Islámica de Irán. El colectivo, con sede en Francia y tachado incluso de grupo terrorista, había salido en 2012 de la lista de grupos armados vetada por Estados Unidos y retomaba con fuerza sus contactos en Bruselas. Así que Vidal-Quadras, simpatizante del movimiento desde hacía años y exvicepresidente del Parlamento Europeo, decidió tocar esa tecla. Y funcionó.
Según desveló el diario El País, mientras Podemos se presentaba a sus primeras elecciones tras dos años de promoción pagada para esa ideología, el lobby. El resultado fue dispar. El 25 de mayo, el entonces presidente de Vox no consiguió representación alguna, mientras que Podemos conseguía cinco escaños en Estrasburgo. La suerte de sus líderes también lo fue. Pablo Iglesias se afianzó en su cargo tras varias consultas internas y a día de hoy, es el líder indiscutible del partido. Por su parte, Vidal-Quadras dejó en febrero de 2015 la dirección de la formación tras mostrar su interés por acercarse a UPyD y Ciudadanos y ser desautorizado. Llegó entonces el turno de Abascal, que ya cobró del dinero iraní en la campaña de 2014. Espinosa de los Monteros, otro de los hombres de Vox, lo hizo, según El País, gracias a una sociedad interpuesta.
Solo cinco años después, Podemos participa en un gobierno de coalición con el PSOE, mientras que Vox pugna con 52 diputados por liderar la voz de la derecha desde al ultraderecha. Por el camino, ni unos ni otros han hecho realmente ascos al soporte mediático de Irán. Iglesias ha seguido hasta 2019 con sus espacios en la cadena pública iraní, mientras es sencillo encontrar en la hemeroteca vídeos de líderes de Vox como Javier Ortega-Smith o Rocío Monasterio participando en sus tertulias.
Sin embargo, hay una diferencia importante entre ambos procesos. La normativa española prohíbe de forma expresa que entidades extranjeras participen en la financiación de partidos políticos españoles. Tras varias investigaciones, la Justicia no ha encontrado irregularidad alguna en la financiación política de Podemos desde su creación. No hay en sus cuentas dinero iraní ni de Venezuela. Lo que hay es una inversión por parte de la televisión iraní y la venezolana para financiar programas en los que participaban sus líderes, además de otros contratos directos entre miembros de la formación y el gobierno chavista. Así, Podemos quedó al margen de esos fondos y cumplió con la legalidad. El caso de Vox es distinto, ya que el propio Vidal-Quadras ha reconocido que el dinero de la oposición iraní sirvió para financiar directamente al partido.