Antiguos colaboradores exoneran a Rajoy y miran a Cospedal y Fernández Díaz: “No le veo en esto, es hijo de juez”


Los populares confían en que la marca PP resista un nuevo escándalo por corrupción
El expresidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, se ha refugiado en su particular estilo y ha acuñado otra de sus frases que en lenguaje mariano viene a significar que lo de la ‘Kitchen’ no va con él. "No me haga preguntas porque no las voy a oír. Yo ya no soy un personaje público”, le dijo a una periodista de El País con la que se encontró fortuitamente esta semana en una cafetería.
El actual presidente del Partido Popular, Pablo Casado, también se ha quitado de en medio. Él sólo era “un diputado por Ávila” y desde hace días esquiva los micrófonos para evitar preguntas incómodas.
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Sobre María Dolores de Cospedal y Jorge Fernández Díaz pesa un abrumador silencio a la espera de si la semana que viene llega o no la imputación por el espionaje al extesorero Luis Bárcenas.
En la sede nacional del partido se ha instalado aquello que ya dijo la propia Cospedal de que “cada uno aguante su vela” cuando el tsunami Bárcenas y sus distintas réplicas era ya imparable. Desde entonces, sobre todo los afines a su archienemiga, Soraya Sáenz de Santamaría, y que aún quedan en activo, se la tienen guardada a la exsecretaria general.
Rajoy en esos temas de ninguna de las maneras. Es hijo de juez. Otra cosa es Paco Martínez, Jorge. Más que Cospedal, el marido que es quien tenía relación con Villarejo, porque ella tenía su lío personal.
“Yo a Rajoy no le veo en nada de esto. Otra cosa es Paco Martínez (el exsecretario de Estado de Interior que puede tirar de la manta), Jorge (Fernández Díaz), más que Cospedal, el marido que es quien tenía relación con Villarejo, porque ella tenía su lío personal. Pero Rajoy en esos temas de ninguna de las maneras. Es hijo de juez”, asegura un veterano dirigente que trabajó a las órdenes del expresidente.
“No soy capaz de imaginarme una reunión en la que se decida lo que dice el informe de la Fiscalía. Yo no me imagino ahí al presidente”, insiste otro veterano que en los tiempos más convulsos tuvo despacho en la planta noble de Génova.
Ministros de Mariano Rajoy como Cristóbal Montoro o su gran amiga Ana Pastor, también cierran filas con él. Montoro ha afeado a su partido que se desvinculen del que fuera su presidente: “No sé si aciertan desmarcándose tanto. Lo que tendrían que hacer es prudencia. Hay que ver los procesos de esa investigación judicial antes de sacar conclusiones políticas aceleradas”. Pastor, ahora en el núcleo duro del PP de Casado, ha declarado públicamente su lealtad: “Es una persona honorable”, proclama.
La marca PP queda tocada
Once años cercada por los titulares de corrupción, la marca PP se resiente. Lo ha pagado en las urnas, -ha perdido las últimas cinco elecciones que se han celebrado en el país colocándose en mínimos históricos-. Le ha salido un competidor por la derecha, Vox, y otro por el centro, Ciudadanos. Mientras su líder, Pablo Casado, intenta consolidar un liderazgo aún débil y armar un proyecto que vuelva a atraer sino a los diez millones de votantes que en 2011 les votaron masivamente, al menos a los suficientes que le permitan armar una mayoría frente a Pedro Sánchez.
Lo ha reconocido el flamante número tres del partido, el portavoz y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida: “Las noticias que han aparecido son noticias que preocupan. Como partido político lo que no podemos hacer es no asumir lo que fue parte de la trayectoria”, en lo que muchos interpretan como un giro en la estrategia del partido, aunque desde Génova niegan que haya tal viraje.
La marca ha soportado los ordenadores y de todo, la marca es súperfuerte y no tiene nada que ver.
A pesar de todos los cortafuegos, a pesar de que Casado “sólo era un diputado por Ávila”, los populares empiezan a asumir que no les quedará más remedio que pagar la factura. De lo que se trata es de que sea lo menos onerosa posible.
“Pablo tiene que tomar distancia y tomar decisiones si hay imputaciones y tener previstos todos los escenarios. Nosotros no podemos hacer como hizo el PSOE con los Gal cuando su cúpula se fue hasta la cárcel de Guadalajara para arropar a Vera y Barrionuevo”, reflexiona para NIUS un dirigente que vivió muy de cerca la época más dura de la Gürtel. “Si se hizo no se puede asumir. Si de esto resultase algo parecido a lo que dice el informe de la Fiscalía no se puede asumir. Eso fue un error muy grave en la gestión de un problema. Meter en esto a Pablo es tremendamente injusto”, continúa.
¿La estrategia de control de daños diseñada por Génova podría pasar por sacrificar las siglas PP o incluso vender Génova, 13? La dirección nacional no se lo plantea. Tampoco los dirigentes consultados por NIUS que hacen una defensa cerrada de la marca.
“La marca PP no es tóxica. La sede no es el problema. Lo importante es que seamos capaces de transmitir nuestras ideas y tener un buen guión. No debemos dejar de ser lo que somos”; “la marca ha soportado los ordenadores y de todo, la marca es súperfuerte y no tiene nada que ver. Esto no lo ha organizado el PP”, insisten.
Esto es algo que si se hizo, se coció en el Gobierno. En el ministerio del Interior. No se coció en Génova.
“No confundamos Gobierno y partido. Esto es algo que si se hizo, se coció en el Gobierno. En el ministerio del Interior. No se coció en Génova. No sé si la secretaria general, pero desde luego si lo hizo, a esta señora habrá que echarla pero de momento no es eso lo que parece. Lo que parece es lo que hay. El partido es una organización de 800.000 militantes y el partido no es responsable de lo que haga uno de sus militantes”, asegura una de esas fuentes intentando poner distancia entra las siglas PP con las cloacas de Interior y Cospedal.
De momento, nadie de sus antiguos compañeros ha dado la cara por ella.
Malestar con Ciudadanos
Los populares son muy conscientes de que se enfrentan a un calvario de titulares en un doble frente: el recorrido judicial de la operación ‘Kitchen’ y el político, con Casado obligado a responder en el Parlamento por el espionaje a Bárcenas. Una comisión de investigación impulsada por el PSOE, Podemos, los nacionalistas y también Ciudadanos. “Siempre hemos apoyado las comisiones sobre casos de corrupción graves que están en los juzgados”, ha justificado su líder Inés Arrimadas.
Socios del PP en gobiernos autonómicos y ayuntamientos, en Génova interpretan este movimiento como una nueva traición de los naranjas. “Lo que no pueden pretender es que nosotros seamos los cristianos en un circo romano. No lo vamos a ser. Espero que Ciudadanos no sea cómplice con la izquierda de un linchamiento político”, ha advertido esta semana Martínez-Almeida con el gorro puesto de portavoz nacional del PP. Y eso que gobierna con ellos en Madrid.
Lo que sí tienen clarísimo es que los gobiernos de coalición con Ciudadanos, a pesar del nuevo sapo que se tienen que tragar, no se resintirán. Al menos por su parte.