Cinco "momentazos" del paso de Pablo Iglesias por el Congreso

Del niño de Bescansa a sus choques con la derecha desde el banco azul: huellas del líder de Podemos en la Cámara Baja
Pablo Iglesias Turrión se apea del tratamiento de Su Señoría, abandona el Congreso. Los 65 diputados con los que entró en la legislatura XI han menguado hasta los 35 en la XIV. El que fuera su compañero en el estreno, Íñigo Errejón, milita ahora en filas rivales. El líder de Podemos ha pasado, eso sí, del escaño rojo de la balconada al banco azul de los diputados con cartera.
Iglesias aterrizó como rara avisy se va formando parte del paisaje de la Cámara Baja tras un recorrido salpicado de éxitos y cicatrices. La vida misma. En apenas cinco años ha pasado de todo: cuatro legislaturas, dos presidentes, tres mociones de censura... y, especialmente, el fin del bipartidismo en el hemiciclo y por extensión en España. En gran parte por el empuje de él, y los suyos.
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El desembarco
La imagen de Pablo Iglesias en su escaño sujetando a un bebé es el icono del nuevo tiempo en el Congreso que supuso la entrada de Podemos y sus confluencias. La efervescencia y el desparpajo del 15-M se coló en el hemiciclo. Lo que era normal en la calle se hizo hueco en la institución: la coleta de Pablo, su mochila, las rastas de Alberto Rodríguez y hasta el niño de Carolina Bescansa.
Las imagenes de aquella fecha, 12 de enero de 2106, sesión de investidura de Mariano Rajoy, abrieron debates que rebasaron lo estético. Iglesias tenía su forma de hacer las cosas -como se vio en su acampada con periodistasacampada en el Salón de Pasos Perdidos o en las mil formas empleadas por sus diputados para jurar o prometer la Constitución- y no iba a renunciar a ellas.

La rueda de prensa de "la sonrisa del destino"
Fue el 22 enero 2016. Pedro Sánchez estaba aún en Moncloa, presentándos ante Felipe VI como aspirante a la investidura, cuando Iglesias comparecía ante los medios, rodeado de su equipo, reclamando su cuota para darle su apoyo y haciéndole casi el Gobierno. Su propuesta: 100 folios en los que pedía el CNI, el CIS,el BOE, el mando en RTVE y la mitad de los ministerios. Y dos huevos duros, añadiría alguno.
La comparecencia evidenció el ímpetu con el que Iglesias desembarcaba en el Congreso y la confianza en sus fuerzas, rasgos que aún le acompañan. De entonces queda una frase: "La posibilidad histórica de que (Sánchez) sea presidente es una sonrisa del destino que él tendrá que agradecer", dijo. No hubo acuerdo.

El beso con Domènech
La foto fue de las que se dice que han dado la vuelta al mundo. Y generó debate sobre si habia sido espontánea o una escenificación. El hecho es que fue lo nunca visto en el hemiciclo: dos hombres -Pablo Iglesias y Xabier Domènech, portavoz de los comunes- besándose en la boca en un salón tan perplejo (véanse las caras detrás) como abarrotado.
Era uno de los primeros grandes momentos de Podemos en la Cámara Baja. Marzo de 2016, el debate de la investidura falida de Pedro Sánchez. La imagen del día la protagonizó Iglesias.

El pacto del abrazo
Noviembre de 2019. El abrazo con Sánchez garantizaba a Iglesias que, una vez asaltados los cielos, iba a acceder a lo siguiente, el poder. Tardaron apenas 48 horas en ponerse de acuerdo tras la repetición electoral en la que ambos habían perdido fuelle. Sánchez, tres escaños. Iglesias, siete.
Es un momento clave en la andadura de Iglesias. No se llega a vicepresidente todos los dias. El nudo que había impedido el acuerdo pocos meses antes se desata, es el preambulo de primer gobierno de coalición de la democracia. La desconfianza y las discrepancias se mantienen. Pero Sánchez se arriesga a dormir mal e Iglesias pasa página -"es tiempo de dejar atrás los reproches"- y apuesta por el pragmatismo.

Iglesias en el banco azul
Una irrupción estruendosa. Una salida voluntaria. Entre estos dos paréntesis se concentran los cinco años de Iglesias como parlamentario. Se va desde el banco azul que ocupan los miembros del Gobierno y a petición propia, cosa poco habitual por no decir inédita. Casi un tercio de su tiempo en la Cámara Baja lo ha desempeñado en calidad de miembro del Ejecutivo. Le ha tocado rendir cuentas más que pedirlas.
En las sesiones de control se las ha tenido que ver especialmente con los portavoces de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y del PP, Teorodo García Egea -"Don Teodoro", en su jerga hábil de parlamentario- que se despedía de él con la célebre frase: "Tanta paz lleve como descanso deja".
El año escaso de Iglesias como diputado y miembro del Gobierno a la vez ha tenido además la singularidad, otra, de su empeño por apretar al propio Ejecutivo del que ha formado parte.
Lo de Iglesias y Sánchez ha sido una sociedad en perpetua tensión: la enmienda de los desahucios, el voto en contra en el asunto de los remanentes de los Ayuntamientos, la negociación paralela para armar los presupuestos o, ahora, la vivienda forman parte también, aunque menos visual, del historial de Iglesias en el Congreso.