Pablo Casado no seguirá al frente del Partido Popular


El presidente del PP prepara su salida del partido tras la crisis abierta por la investigación de un contrato de Isabel Díaz Ayuso
Fuentes del partido aseguran que Casado tiene tomada la decisión de dimitir
Teodoro García Egea ha dimitido este martes por la tarde
Tarde de teléfonos, conversaciones y decisiones en el Partido Popular cinco días después de la crisis abierta entre su todavía presidente, Pablo Casado, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. El martes acaba con un Pablo Casado resignado a dejar las riendas del partido. Según han asegurado fuentes del PP, el todavía líder del PP ha decidido dejar de serlo y ponerlo en manos de una gestora que convocará un congreso extraordinario.
Algunas de esas fuentes han dado por segura la dimisión y que se iba a formalizar en cuestión de horas. Sin embargo, a media tarde, el propio Casado ha emplazado su última decisión a mañana miércoles. En comunicación con NIUS, Casado ha explicado que mantiene la cita con sus barones, prevista a las ocho de la tarde, y que después de hablar con ellos, "tomará una decisión".
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En esa reunión, en la que no estará Isabel Díaz Ayuso, le espera Alberto Núñez Feijóo, que cada vez acepta más claramente la petición de otros barones de que se presente al congreso del PP y asuma la presidencia. Día a día, su contundencia ha ido subiendo escalones y el que hasta hace unos años fue considerado el delfín de los populares, parece a punto de ocupar el sillón de nº 1 del PP.
Mientras Casado se preparaba para esa cita, el partido se seguía desangrando y sumando dimisiones. La más destacada, la de Teodoro García Egea, secretario general -número 2- del Partido Popular, cuya salida se llevaba reclamando desde el lunes por ser el artífice de las estrategias de Génova.
Todo en el PP hace indicar está abocado a un congreso, que probablemente será extraordinario y se celebrará a finales de marzo, y que se podría convocar en la junta directiva convocada para el próximo martes.
Casado Intentó ganar tiempo con la convocatoria de esa Junta Directiva, pero finalmente, pero la caída masiva de apoyos, ha puesto a Pablo Casado entre la espada y la pared. Ahora mismo, su salida parece inevitable, dos años y medio después de asumir el liderazgo del partido,
La última semana ha sido demasiado para Casado, que entre el jueves y el domingo vio cómo militantes de su partido se ponían del lado de Ayuso en la mismísima puerta de Génova, a cuenta de la investigación abierta a la presidenta madrileña por la adjudicación de un contrato que acabó en una comisión para su hermano. Después, se ha quedado prácticamente sólo en el plano oficial.
La cascada de pérdida de apoyos, empezando por su propia cúpula han dejado a Casado sin opciones y claramente condenado a dejar la vara de mando del PP. Primero fueron algunos barones, como el influyente Feijóo; después miembros de su directiva como la portavoz Cuca Gamarra, o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que ha renunciado a la portavocía del PP; más tarde, el Grupo Parlamentario en el Congreso que pedía el congreso y la dimisión de Teodoro García Egea; y finalmente, el incondicional murciano López Miras, que también ha solicitado la dimisión del presidente del partido.
De Castilla y León a Madrid
Los resultados de las elecciones de Castilla y León no avalaron la estrategia de Casado y de su "fontanero", el secretario general de Teodoro García Egea. Ambos trazaron el adelanto electoral para gobernar en solitario, pero aunque el 13 de febrero el PP ganó en las urnas, la victoria se tradujo en la necesidad de cambiar de socios y sustituir a Cs por Vox. Para colmo, los de Abascal exigieron por primera vez entrar en un gobierno, poniendo al candidato, Alfonso Fernández Mañueco, contra la espada y la pared.
Con ese regusto empezó la semana, pero el miércoles por la noche todo se desbocó. La salida a la luz de una investigación a Ayuso por un contrato del que se habría beneficiado su hermano, Las informaciones que hablaban de una comisión de 285.000 euros salían de Génova, que puso el foco en la líder madrileña. Pero no sólo eso, también se confirmó que, además de una investigación oficial interna, se había intentado contratar a detectives para hacer otra de forma paralela y bajo manga.
A partir de ahí, ella tomó la iniciativa con un comparecencia en la que Ayuso acusó a Casado y a García Egea de buscar corrupciones sobre ellas y filtrarlas. El secretario genera respondió en otra rueda de prensa igual de dura, y al día siguiente, el propio Casado volvió a señalarla en una entrevista radiofónica.
Así las cosas, y con los militantes acudiendo a la calle Génova para aclamar a Ayuso, la situación se convirtió en crítica. Y en la reunión del comité directivo de este lunes, se intentó abordar una salida a la crisis. Con la directiva partida, y media docena de sus miembros desmarcados de Casado, se acordó -tras más de sete horas de reunión, convocar a la directiva nacional para el lunes. De ahí iba a salir la convocatoria de un Congreso. Una forma de ganar tiempo para recabar apoyos. Pero en menos de 24 horas, ocurrió todo lo contrario.
Ni tres años de liderazgo
Pablo Casado, de 41 años, es palentino, abogado y economista. Se afilió al PP en 2004 y ya en 2005 fue nombrado presidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad e Madrid. Desde ahí llegó a la Asamblea madrileña, como diputado de Aguirre, otra de las que estos días ha hablado contra él.
Y en 2008, tras abandonar el escaño autonómico se convirtió en jefe de Gabinete de Manuel Pizarro. Y en 2011 llegó al Congreso como diputado. En 2015 fue nombrado vicesecretario de comunicación del partido y allí siguió hasta que llegaron las primeras primarias, que enfrentaban a Soraya Sáenz de Santamaría y Mª Dolores de Cospedal para suceder a Rajoy. Él decidió presentarse y acabó ganando.
Pero en este tiempo, Casado no ha tenido resultados en las elecciones generales. El PP sí se consolidó en las municipales, colocándose como primera fuerza. También consiguió victorias en comunidades clave como Madrid o Andalucía, pero en las elecciones generales no pudo.
En la primera de las dos citas electorales de 2019, el PP bajó de 137 a 66 diputados. En la segunda consiguió 23 más, llegando a los 89, pero sin ninguna opción para gobernar.
Ni con la pandemia de por medio ha puesto en apuros al PSOE, aunque algunas encuestas sí que reflejaban una tendencia al alza, pero casi siempre insuficiente. Y mientras tanto, ha visto cómo crece su rival más directo, Vox, que por ahora es el gran beneficiado de la última crisis del PP que parece acabar con lo que sería un breve liderazgo de Pablo Casado.