Casado se reconcilia con sus barones y ordena desmarcarse de Vox y de la "bronca"

El presidente del PP reclama unidad al partido y se compromete a una oposición "centrada y moderada"
Casado se propone "cobijar a los socialdemócratas huérfanos del sanchismo"
Pablo Casado, el presidente del PP, le ha dicho a sus barones territoriales justo lo que querían escuchar en el día en que el gobierno de Pedro Sánchez prometía ante el rey. Casado se compromete en primera persona a no volver a la crispación: "Yo no voy a liderar un PP ni desestabilizador, ni bronco, ni que pierda de vista sus obligaciones institucionales y de Estado, ni que haga escraches a nadie, ni que llame asesino a nadie, como hacían con nosotros".
Al modelo de "oposición de Estado" que hoy ha consagrado ante los suyos le ha colgado los adjetivos de "contundente", "firme", "en su sitio", "centrado", "propositivo" y "realista". Esa es su receta para construir una "alternativa" al gobierno de Sánchez. A cambio reclama unidad a sus barones más críticos: "Lo peor que podemos hacer es asumir las divisiones que se nos quieren crear para neutralizar nuestra oposición y blanquear el gobierno más ultra de nuestra historia", advertía. Un Pablo Casado que se niega a dividir su partido entre "halcones" y "palomas": "Es un debate falso", asegura.
Aplaudiendo en primera fila la hoja de ruta de su presidente los que más le han cuestionado estos meses. Esto es, las 'palomas': Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno, Alfonso Fernández Mañueco. Sólo faltaba el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso. Todos ellos aún recuerdan con espanto la legislatura "bronca" de 2004, la primera de José Luis Rodríguez Zapatero, y que reconocen "sirvió de poco".
Yo no voy a liderar un PP ni desestabilizador, ni bronco. Pablo Casado
A esa misma conclusión han llegado desde el cuartel general de Génova. "La dirección nacional del partido tiene claro que una legislatura de crispación y tensión máxima en la calle no sirve para nada", cuenta un barón del partido que ha asistido a la comida posterior de Casado con sus presidentes territoriales. "La de mejor ambiente en la que he estado, de más unidad y más sensación de equipo", asegura. Una comida larga que ha servido para cerrar filas en torno a su presidente: "Ha centrado el tiro apostando por la moderación y el centro, y no en los gritos y en la histeria, y la gente lo ha agradecido".
Casado ordena desmarcarse de Vox
Los casi 500 asistentes a la Junta Directiva Nacional del PP han salido con otra idea clara, consecuencia directa al compromiso de anclarse al centro: "El PP no va a ser Vox porque no queremos", repite aliviado uno de los barones que ha asistido al cónclave popular. Otro dirigente apunta convencido que la clave "está en el centro y la moderación".
El discurso de Pablo Casado a los suyos ha estado plagado de mensajes que pretenden distanciarse de la formación de Santiago Abascal para marcar perfil propio: "Nosotros no tenemos vocación de minoría indomable. Tenemos ambición de mayoría imbatible". Pero ha habido muchos más del tipo "la política no consiste en gritar muy fuerte"; "no se puede gobernar contra media España, pero tampoco ser oposición contra otra media"; "hay que huir de quien pretenda levantar muros en vez de tender puentes", ... y así todo para tranquilidad del sector más moderado del PP.
Cada vez que nos descuidamos nos sube un ramalazo de derechas y nos sale la vena
La primera decisión que tomó Pablo Casado en ese sentido fue no acudir a las concentraciones del domingo frente a los Ayuntamientos que organizó la extrema derecha al grito de "Pedro Sánchez traidor". La segunda, desterrar de su argumentario que el gobierno de Sánchez es "ilegítimo" como hasta hace unas hora venía sosteniendo sin ir más lejos su secretario general, Teodoro García Egea.
"Cada vez que nos descuidamos nos sube un ramalazo de derechas y nos sale la vena", reconoce un dirigente del PP. Ahora la orden es evitarlo.
A la búsqueda de siete millones de votos
Ese es el objetivo, tras tanta cita con las urnas "toca rehacerse y aprovechar el parón electoral". Llegar a siete millones de votos en cuatro años (en el PP ya no cuentan con una legislatura corta) y después echar a Pedro Sánchez: "Con eso Pablo es presidente", confirma un miembro del PP muy próximo a la dirección del partido. En Génova hacen cuentas: "Entre seis y siete millones de votos, esa es la horquilla de la abstención de Ciudadanos que tiene que volver. Las grandes clases medias que se fueron y eso es lo que tenemos que hacer en estos cuatro años".
No sólo pescan en el caladero de la formación naranja, también en el "PSOE más conservador". A ello se ha puesto ya Pablo Casado: "Nuestra responsabilidad es cobijar a todo el constitucionalismo, incluidos aquellos socialdemócratas huérfanos por la deriva del sanchismo".
▶ @pablocasado_ ofrece un partido abierto de par en par a la sociedad, al servicio de todos, para dar visibilidad a la España razonable y moderada, sin bandos: ”Dos bandos no son un país entero, sino un país hecho pedazos.” pic.twitter.com/s87N7AS25d
— Partido Popular 🇪🇸 (@populares) January 13, 2020
Ciudadanos, el socialismo más conservador... y el voto joven al que "hay que tratar de dar una vuelta y hacernos más atractivos". Si lo logran aseguran les salen las cuentas. Con eso y contando con que Vox ya ha tocado techo, algo que dan como seguro. Fuentes populares están convencidas de que la formación de Abascal está sobrerrepresentada: "En España nadie se cree que haya un 16% de votantes de extrema derecha. Lo normal es que tengan entre un millón y medio y tres millones de votos. Cuatro si están que se salen".
Los populares han llegado a la conclusión de que hay más espacio que rebañar en el centro que en la extrema derecha. ¿Eso significa que no volveremos a ver a Pablo Casado tirando de palabras gruesas contra Sánchez como ocurrió hace una semana en el debate de investidura? No. "No hay moderación alguna en negar la realidad y en
ignorar los hechos. Y yo no lo voy a hacer: están pasando cosas muy graves y tenemos que actuar. No hay un Partido Popular duro ni un Partido Popular blando. Hay un único Partido Popular", advertía Casado que no renuncia a hacer una oposición frontal a Sánchez porque eso sería "una rendición". Por eso se ha referido a su gobierno como "ultra", "radical", extremista" o "lamentable". Vamos, que le va a seguir "saliendo la vena".