El temor al independentismo duro y a la decisión del Supremo sobre Junqueras precipitan la investidura

Sánchez acorta los tiempos para limitar los riesgos a su acuerdo con ERC
La presidenta del Congreso anuncia oficialmente este jueves las sesiones para los días 4, 5 y 7 de enero
Es el principio del fin. La política apenas se ha tomado un día de descanso estas navidades -las 24 horas del Año Nuevo- y tras encajar las piezas para la investidura coincidiendo con la agonía de 2019 se dispone a un frenético acelerón en el arranque de 2020 para completar el proceso y rematar la elección de presidente el día 7 de enero.
La letanía del "gobierno cuanto antes" que han repetido líderes del PSOE y ministros como si no hubiera un mañana desde la noche del 10-N se materializa en un sprint que no sabe de fines de semana, cabalgatas, reyes, ni Pascuas Militares. "Cuanto antes" era cuanto antes, y así se ha impuesto por encima de la indignación de algunos (Cayetana Álvarez de Toledo: "Investidura contra los cuatro reyes") y la sorpresa de otros. Todos quienes se preguntan llegados a este punto: ¿a qué tanta prisa?.
La evidente necesidad de que España cuente con un ejecutivo en plenas facultades y no se cronifique la interinidad explica en parte, pero no justifica en sí las prisas. A estas alturas, un día más un día menos sin presupuestos tiene trascendencia relativa. Y hace ya tiempo que la propuesta electoral del candidato socialista de trabajar incluso en Navidad para iniciar el ejercicio con nuevas cuentas quedó desactivada.
Lo del empeño personal de Sánchez por verse renovado ya mismo en su cargo tampoco parece un argumento consistente frente al rechazo que provoca una investidura casi a empujones.
La razón última de la urgencia está en el mismo sitio donde estaban esas trece abstenciones (las de ERC) que serán clave para que salga adelante la investidura: en Cataluña. Fuentes de los partidos que formarán la coalición de Gobierno argumentan que, tras la extrema dificultad que ha supuesto cerrar el acuerdo con ERC, no se puede conceder ni un minuto para que cualquier hecho imprevisto arruine el trabajo de meses. La abstención de los republicanos está sometida a diferentes presiones. Menos tiempo, menos riesgo.
- El entorno político. Desde el mismo momento en el que la dirección de ERC anunció el cierre de la negociación con el PSOE y aconsejó la abstención, sus rivales en el terreno del independentismo empezaron a pasarle factura. JxCat lo ha criticado como "un acto de deslealtad" hacia el President Quim Torra. Algunas voces de la Asamblea Nacional sugieren que el acuerdo con el PSOE lesiona la unidad del independentismo. Todo ello antes de que el Consell Nacional de ERC de luz verde definitiva al cierre de ese acuerdo. La convocatoria es este jueves día 2. Aunque en el propio Consell hay un sector duro -contrario a facilitar la reelección de Sánchez- no se prevé que sume la suficiente fuerza como para evitarlo.
- La calle. Otro terreno impredecible. Es el escenario donde los CDR pueden tratar de influir en contra de la decisión de ERC. Ya esta semana, y antes incluso de que los republicanos anunciaran su disposición a abstenerse en la investidura, varias decenas de activistas se concentraron ante su sede.
- El factor judicial. Es un elemento esencial, quizás el más determinante. El Tribunal Supremo está estudiando qué hacer con Oriol Junqueras: si dejarle en libertad; si permitirle o no (y en qué condiciones) recoger su acta de eurodiputado. La decisión saldrá en cuestión de días. Según fuentes jurídicas consultadas por NIUS será después de reyes, una vez estudiadas las posturas de las partes. Precipitar la investidura permite evitar que el acuerdo de ERC con el PSOE se vea condicionado por una hipotética decisión dura del alto tribunal con respecto a su líder. Ni siquiera con el timing previsto se disipa totalmente el riesgo: cabe la posibilidad de que el Supremo falle el martes siete, coincidiendo con la fecha de la segunda votación, la definitiva.
Las fechas para la investidura
Con un ojo, por tanto, en los rivales políticos, otro en la calle y otro en los tribunales se cuadró el calendario de la investidura que la presidenta del Congreso anunciará oficialmente este día 2, después de habérselo anticipado el martes 31 a los portavoces de los grupos parlamentarios. El aviso no era una cuestión menor: la celebración de los plenos en tiempo de vacaciones y fin de semana tiene consecuencias logísticas en el desplazamiento de los diputados y en los propios servicios de la Cámara Baja, obligados a un prestar un servicio de máximos en periodo de mínimos.
- Sábado 4. El proceso comenzará el sábado día 4. Temprano, han adelantado fuentes parlamentarias. A eso de las nueve o diez de la mañana. El primero en intervenir será el candidato, Pedro Sánchez, por tiempo ilimitado. Después un receso y, a continuación, irán subiendo a la tribuna los portavoces de los grupos, en orden de mayor a menor. Tienen 30 minutos iniciales y 10 de réplica. Sánchez puede contestar a todos en conjunto o por separado, sin limitación de tiempo.
- Domingo 5. Tras la conclusión de las intervenciones de todos los grupos será la primera votación. Para resultar elegido, Pedro Sánchez requiere en esta primera vuelta mayoría absoluta. 176 votos de los que, a esta hora, no dispone.
- Martes 7. Tras 48 horas desde la primera votación se reanuda el pleno. Vuelven a intervenir el candidato (10') y los portavoces de los grupos (5') cada uno. A continuación, la segunda votación. En ésta es suficiente la mayoría simple para la investidura. A Sánchez le vale con más síes que noes para revalidar su cargo de presidente.
Aunque ya pasadas las uvas, el objetivo se presenta al alcance de un Pedro Sánchez que el viernes reunirá a su ejecutiva para dar el definitivo visto bueno a los acuerdos que le permitirán seguir en Moncloa.