Miguel, rastreador militar: "Lo difícil es transmitir confianza por teléfono"


Lleva desde marzo haciendo el rastreo de casos entre militares y funcionarios de Defensa
El teniente Miguel Ángel Vidal es enfermero, de la UME (Unidad Militar de Emergencias) y lleva seis meses haciendo rastreos de COVID-19 entre sus compañeros militares. Ahora le toca saltar del cuartel a la calle. Es uno de los 2.000 rastreadores que el Gobierno ha puesto a disposición de las autonomías.
Miguel y su compañero, el capitán Ramón Rey, han hecho el curso de rastreadores pero ya tenían experiencia. Desde su cuartel de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Torrejón de Ardoz (Madrid) vigilan los casos de coronavirus entre militares. A partir de ahora lo harán también con civiles.
La principal barrera: la desconfianza
A día de hoy son 80 los contactos que están bajo su supervisión. "Es más o menos la media general que lleva un rastreador en la calle", afirma el capitán Rey. "Una cifra similar", apunta el teniente Vidal, a la que tenían en los meses de abril y mayo. Son cientos los contactos que han tenido monitorizados desde que comenzó la pandemia.
Lo complicado no es solo detectar los contactos de un posible infectado, sino "hacer que la gente te lo cuente", asegura el teniente y también que "entiendan lo que les estás explicando". Reconocen que hay personas poco proclives a dar datos o que"no creen que sean importantes" . La principal barrera es la desconfianza y el reto del rastreador: "saber transmitir y generar esa confianza por teléfono", apunta Vidal, cuya receta es "creer en lo que les estás contando y asegurarte de que lo entienden".
"Hay que creer en lo que les estás contando y comprobar que te han entendido"
Reconocen que eso es casi tan complicado como saber qué preguntar."Algo que para tí no es importante o no te has dado cuenta, como si tocaste una silla o no, puede suponer el origen de un contacto", cuentan los rastreadores, quienes insisten en la necesidad de comprobar que tus instrucciones y tus preguntas se entienden bien.
Aislamientos en cuarteles
Por su experiencia como rastreador, el teniente Vidal considera que en ocasiones la principal dificultad está en las propias casas y en la imposibilidad de aislamiento. Confinaron en zonas aisladas del cuartel a compañeros contagiados para que las familias pudiesen hacer vida normal dado que sus casas eran muy pequeñas "Aportamos alojamientos a veces para que no tengan que estar con ellos". Una solución que no saben si se aplicará en los en casos de población civil."Tenemos mucha experiencia y queremos ayudar", sentencia el capitán.
La ratio de rastreadores que Defensa tiene para su propio personal es de de 1 para 500 trabajadores. Una cifra ideal, que será difícil que se repita fuera de los cuarteles. Un dato: Alemania tiene un rastreador para cada 4.000 habitantes. En España no hay datos exactos del número de rastreadores totales. Madrid cuenta con 560, uno por cada 12.000 habitantes.