El vídeo policial de la ‘patada en la puerta’: los agentes les avisaron 29 veces

Los agentes pidieron a los jóvenes que estaban de fiesta en mitad de la pandemia que abrieran la puerta casi treinta de veces antes de echarla abajo para identificarles
Los denunciantes trataron incluso de negociar con la Policía con el objetivo de no ser multados
Ahora, un juzgado de Madrid investiga a los agentes por un presunto delito de allanamiento de morada
El vídeo se hizo viral el pasado mes de marzo. En la imagen, unos jóvenes graban mientras al otro lado de la puerta, un equipo de la Policía Nacional echaba la puerta abajo con un ariete ante su negativa a identificarse. Era el Madrid de la pandemia. El de una ciudad donde estaba prohibido acudir a casa ajena y más para montar una fiesta. El Madrid de los 16.78 fallecidos desde el año 2020. Ahora y tras la denuncia de varios de esos jóvenes, los agentes participantes en esa intervención se enfrentan a una investigación por un presunto delito de allanamiento de morada. Además, pueden perder su trabajo si son condenados.
Sin embargo, ese vídeo capta únicamente el momento de la entrada en esa casa. Antes, se sucede una escena en la que los agentes, según ha podido contabilizar NIUS, le piden a los ocupantes de esa vivienda hasta en 29 ocasiones que abran la puerta y que se identifiquen. Más de una vez por minuto, si tenemos en cuenta que los policías estuvieron casi media hora delante de esa puerta antes de abrirla. Además, esgrimieron legislación, alertaron en todo momento de los procedimientos, de la normativa vigente y el cabeza del operativo aportó su número de funcionario para ser identificado. Y eso pese a que todos los participantes en la intervención estaban debidamente uniformados
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Al otro lado, los policías se encontraron primero silencio después de música y gritos, luego críticas, una negativa evidente a que cualquier ocupante fuera identificado por la consiguiente multa que acarreaba, e incluso un intento de negociar con ellos por parte de los ocupantes, que ofrecían salir “todos” “dentro de 15 minutos”. Las pruebas de ello han sido entregadas al juzgado gracias a las cámaras que los agentes portaban esos días en el momento de la intervención. Las mismas que captaron las 29 veces que los agentes solicitan a los allí congregados que salgan de la vivienda, se identifiquen y se marchen. Esgrimieron la Ley como argumento, luego la pandemia, luego las multas, y por último la imposibilidad de abrir la puerta sin otro método que un ariete. Nadie salió de la casa. Después de casi media hora, se produjo la imagen que se hizo viral y que terminó por acuñar el término de la “patada en la puerta”.
Gritos, música y "tumpa, tumpa"
En los primeros compases del operativo, los agentes grabaron su llegada al rellano de la puerta. Habían recibido la llamada de un matrimonio. Unos vecinos de avanzada edad que renunciaban el ruido. Además, la mujer de la pareja estaba enferma y no podía descansar. Las imágenes enviadas al juzgado evidencian los gritos que se escuchan junto a la puerta de la vivienda y la música que parece provenir del interior. Según los vídeos entregados al juzgado, el ruido prosigue incluso después de que los agentes llamen por primera vez a la puerta. “Menudo jaleo tienen montado”, dice uno de los agentes mientras comprueban que el piso tiene una cerradura que se abre también de forma remota, muy típica en los alojamientos turísticos. Una segunda llamada llega con la primera identificación formal. “Policía, abra la puerta”.
Desde aquí, comienza la cascada de avisos: “Hemos escuchado la música y las risas, por favor abran la puerta”, decía uno de los agentes. A los pocos segundos, repite la advertencia en inglés por si los ocupantes eran extranjeros. “Por favor, no queremos usar la fuerza abran la puerta”. “Abran la puerta o procederemos a usar la fuerza para acceder”. Los agentes les recuerdan que la falta de identificación ante la Policía supone, a su juicio, un delito de desobediencia. “Es un tema serio”, les advierten desde el otro lado de la puerta.
Y llega aquí el entuerto jurídico. Según la Ley de Seguridad Ciudadana, toda persona está obligada a identificarse ante los agentes de la autoridad y “en los casos de resistencia o negativa a identificarse o a colaborar en las comprobaciones o prácticas de identificación, se estará a lo dispuesto en el Código Penal, en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y, en su caso, en esta Ley”, refleja el punto cinco del artículo 16. Este es el punto que argumenta la defensa de los agentes para considerar que la negativa a aportar una identificación puede suponer un presunto delito de desobediencia.
En contra de ese criterio, la Audiencia Provincial de Madrid se pronunció en un recurso arguyendo que al tratarse la de una la Ley Orgánica de una “disposición administrativa, la obligatoriedad de identificarse ante los agentes, como se deduce de la propia norma que es de aplicación, no tiene carácter delictivo”. Y si no hay delito, los agentes no tienen argumento para echar la puerta abajo. En ese momento del procedimiento, los agentes ni siquiera habían sido escuchados por el juez instructor. Entre los juristas hay disparidad de criterios. De hecho, la jueza de guardia consideró que la actuación era correcta cuando una de las detenidas pidió el Habeas Corpus. “Entender el domicilio de esta forma supone de facto calificarlo como un área de impunidad para todo lo que no sea un delito penal”, explican fuentes de la defensa de los agentes.
"Señor esto no es negociable"
Lo que sí deja claro el vídeo es que la intención de los policías fue siempre y hasta el último momento que las personas que se encontraban en la vivienda abrieran la puerta para ser identificadas y multadas sin necesidad de acceder al inmueble. “¿Y si salimos todos dentro de un cuarto de hora?” se llegó a escuchar desde el interior. La respuesta fue clara: “Señor esto no es negociable, está hablando con la Policía”.
Desde ese punto, empezaron las excusas para no abrir la puerta. Que si esto es propiedad privada, que si no tengo ninguna prueba de que sean ustedes policías, que si son guardias civiles, que si no van debidamente identificados, que si me da su nombre y apellidos. “Se lo hemos pedido por activa y por pasiva reiteradas veces”, se escucha decir de nuevo a uno de los policías. En ese momento, les han pedido ya que abran la puerta y se identifiquen un total de 26 veces. “Cuanto más tiempo pasen en el interior más tiempo de contagio”, les repetía de nuevo el agente, antes de pedirles precaución y que se aparten de la puerta para evitar cualquier daño que su entrada pudiera ocasionar.
Antes de usar el ariete, los agentes había realizado en total 29 avisos para que abrieran la puerta, intentaron abrirla por el método del resbalón, estuvieron varios minutos tratando de forzar la cerradura para evitar tener que derribar la puerta y finalmente y ante la imposibilidad de acceder, utilizaron el ariete. Cuando entraron, los policías se encontraron a un grupo de personas grabando con sus móviles, más numerosas de lo permitido por la Ley y prácticamente todas sin mascarilla. “Pueden grabar, no hay ningún problema, pero con las manos a la vista por seguridad”. De uno de esos terminales salió el vídeo que finalmente se hizo viral.