El abogado de Forn: "Creo que Junqueras me miraba como a una planta exótica"


Javier Melero presenta su libro 'El encargo', sobre el juicio del 1-O
Melero, no independentista, defendió a los exconsellers Joaquim Forn y Meritxell Borrás en el juicio del ‘procés'
Dice del juez Marchena que era "empático, pero misterioso", y de Zaragoza, que era un fiscal "vistoso"
Su verbo claro, sus reacciones rápidas y su habilidad jurídica hicieron de Javier Melero uno de los letrados más reconocibles en el juicio del procés. Fue el abogado que desplegó los argumentos más técnicos y menos políticos. Ahora, aunque admite que la defensa "pinchó", y que la condena por sedición fue "un desastre", insiste en que su estrategia era la que había que mantener.
Melero ejerció la defensa del exconseller de Interior Joaquim Forn en el juicio contra los doce líderes independentistas del 1-O. Su estrategia fue la más alejada de los planteamientos políticos. No habló de vulneración de los derechos de sus defendidos sino que se centró en intentar demostrar que Forn no utilizó a los Mossos para llevar a cabo la independencia y que Borrás no desobedeció al Tribunal Constitucional. Finalmente, Forn fue condenado a diez años de cárcel por un delito de sedición, aunque se libró de la malversación, y Meritxell Borrás fue sentenciada con una multa por desobediencia.
Estos días, el abogado pasea su libro El encargo sobre el juicio y sobre el propio procés, donde desde el principio deja claro que no es independentista. Así lo repite entrevista tras entrevista, mientras va desgajando algunas escenas de trastienda y recordando otras que fueron transmitidas en directo durante los cuatro meses de juicio.
Boxeador, melómano y abogado referente de Convergència durante años, recibió el "encargo" de defender a Forn y a Borrás ante la que se avecinaba en el Supremo, con una acusación por rebelión, solicitada por cuatro fiscales que eran "la élite de la élite", según la definición que el autor hace en el libro.
Melero no sintió que tenía entre manos una causa perdida: "Hay casos que cuando te llegan dices: ¡amigo!, cómprese usted un chándal de acetato, que yo le voy buscando un centro penitenciario con las instalaciones más adecuadas", pero en este caso no lo veía así, "había vías de defensa".
La sedición se impuso, afirma sin dudar, "porque era la menos disparatada de las tesis de las acusaciones". En el vestíbulo de un hotel, a media hora de la presentación oficial del libro, Melero habla como siempre, seguro de sí mismo. En realidad, no duda de casi nada, y si lo hace, no se le nota.
Marchena, el "misterioso", y Zaragoza, el fiscal "vistoso"
El encargo es mucho más que el juicio; repasa por ejemplo su asistencia a la manifestación "constitucionalista" del 8 de octubre de 2017, o su pensamiento al ver las imágenes del referéndum del 1-O: "El dispositivo judicial era estúpido", pensó mientras lo veía con unos amigos que habían intentado sin éxito aislarse de lo que ocurrió aquel día.
A lo largo del libro y de la entrevista con NIUS, Melero va dejando sus impresiones sobre acusados, fiscales y el Tribunal. A su cliente, Joaquim Forn, lo describe como hombre "ilustrado", muy satisfecho con tener un abogado de otra tendencia política: "Era taxativo en eso, me decía que yo me ocupara de la técnica, que él se ocuparía de la política".
Lo que queda claro es que con Oriol Junqueras no tuvo la relación más fluida. Sí, cordial era, pero no cercana. Junqueras se sentaba muchas veces junto a su abogado, por tanto muy cerca de Melero, que estaba en la fila de delante: "No logré trenzar con él ninguna conversación larga, a veces hablábamos, la conversación era cordial, pero yo creo que me miraba como a una planta exótica que estaba ahí pero tampoco tenía más interés".
Con los fiscales, relata, la relación fue buena, aunque no puede evitar una sonrisa maliciosa al decir que a Consuelo Madrigal "no le gustaba que le llevaran la contraria" o que Javier Zaragoza es "muy vistoso"; lo comprara con esos "fiscales americanos que se presentan a las elecciones".
Claro que si para alguien tiene críticas es para la acusación popular de Vox, tanto que confiesa que a una de sus clientas de la mesa del Parlament le recomendó que les contestara a todos "porque eran menos incisivos que un calippo". calippo"También queda claro que si se tiene que quedar con uno de ellos, elige a Pedro Fernández sobre su compañero de silla Ortega Smith, al que describe como "torpe".
Tras el encargo’, otro encargo
el encargo’, El relato acaba, cómo no, con el último día de juicio, con el abrazo de Joaquim Forn, o la felicitación de Torra en el pasillo. Era tiempo de esperar y de empezar el encargo de su editorial, escribir lo que había visto desde las tripas de un juicio que no ha dejado indiferente a nadie.
"Yo no represento a ningún colectivo, ni a ningún Govern, ni a ningún pueblo. Soy un abogado". Esa es la declaración de intenciones de la contraportada del relato de un abogado en el juicio del procés. procés