Cuando te estafan con el amor: "Eran verdaderos expertos en tecnología; difícil no caer en su trampa"

La Guardia Civil identifica a trece personas que pertenecían a una red de estafadores amorosos digitales
Los imputados fingían ser actores de Hollywood, como Robert Downey Jr.
El caso más grave es el de C.R., que perdió 53.000 euros
El nombre de Simon Leviev pasó a ser mundialmente conocido este año cuando Netflix estrenó en febrero la película ‘El estafador de Tinder’. Con ella, también pudimos acercarnos al mundo de las estafas amorosas o, como están empezando a llamarse, los falsos novios digitales. Con la eclosión de las aplicaciones de citas, cada vez, más numerosas y con más registros, este tipo de engaños comienza a ser más común de lo que podríamos imaginar. Ahora, en España, la Guardia Civil ha esclarecido varios delitos similares a los de Leviev en el marco de la operación Loverboy. En concreto, por estafa continuada.
Los agentes han identificado e investigado a trece personas, entre los 30 y 50 años, por estafar sistemáticamente a varias mujeres haciéndose pasar por amantes en internet. Los imputados, que pertenecían a la misma red y que llegaban a compartir víctimas, fingían ser actores de Hollywood para ganarse la confianza de las mujeres. Una vez la conseguían, hacían creer a estas que buscaban mudarse a nuestro país o que estaban atravesando una situación financiera límite para reclamar dinero en concepto de ayuda y, más tarde, robárselo. El grupo de estafadores habría logrado hacerse con un botín de 250.000 euros que, a la postre, dedicaron a invertir en criptomonedas a través de distintas plataformas extranjeras.
"Son expertos de la tecnología, lo hacen todo muy creíble"
C.R. vive en la provincia de Barcelona y perdió 53.000 euros en la estafa. Ha sido el caso más grave de Loverboy. En su caso, una persona le contactó por la red social Instagram haciéndose pasar por el actor Robert Downey Jr. Después de recibir varias imágenes “muy creíbles” del actor, empezó a confiar. Ese es uno de los mayores peligros de este tipo de estafas, confiesa la mujer a NIUS: quienes las hacen son verdaderos expertos en tecnología y falsificación de imágenes.
Ella, que realizó varios pagos a su amante después de varios préstamos bancarios, escuchaba y se sorprendía ante los motivos que recibía para pedir el dinero. Su estafador lamentaba estar sufriendo un divorcio muy caro de su exmujer ficticia, Susan Levin, tener embargadas las cuentas y problemas de salud, hasta una operación de corazón en Inglaterra a la que no podía hacer frente. Comenzó a sospechar el día que murió Robert Downey Sr., después de que su supuesto hijo no presentara cambios en su humor ni signos de tristeza.
Las vicisitudes y experiencias límite que tenía que leer de su supuesto amante también hicieron temblar una historia de amor falsa y unidireccional, cuenta. Cada muy poco tiempo, el estafador fingía operaciones, secuestros y detenciones en países extranjeros, viajes imprevistos y compras que no podía realizar por tener las cuentas intervenidas: "Estuve a punto de frenar la historia, era difícil pensar que estás con alguien con tantos problemas", confiesa. A pesar de las dudas, la mente te hace seguir adelante "por darle un voto de confianza al amor".
Cuando la Guardia Civil contactó con ella, la historia terminó por romperse. Los investigadores vieron su nombre en una de las cuentas que ya habían fichado. A pesar del golpe, la colaboración de C.R. fue fundamental para identificar a los estafadores. Lejos de desmarcarse de la operación, siguió chateando con quien ya sabía que era su estafador, pidiendo información, detectando fisuras en la historia e, incluso, realizando una videollamada que, por fin, posibilitó a la Guardia Civil poner rostro a uno de los delincuentes. Ahora, C.R. mantiene la esperanza de poder recuperar parte del dinero perdido.
Las víctimas pidieron préstamos bancarios para ayudar a los estafadores
La operación Loverboy comenzó en junio de 2021 cuando una de las mujeres estafadas puso su caso en conocimiento de la Guardia Civil en la localidad onubense de Isla Cristina. A raíz de su experiencia, el equipo de investigadores ha conseguido identificar situaciones idénticas en Cataluña, Valencia, Madrid, Italia, Reino Unido y Nigeria. Todas las víctimas tenían entre 55 y 65 años.
En este tipo de delitos, el factor psicológico, la apariencia y las mentiras juegan papeles fundamentales. En un primer momento, los estafadores captan la atención de sus presas diseñando una vida ficticia de lujos y altas posibilidades con imágenes y vídeos en sus redes sociales. Precisamente por eso, las transferencias y el dinero robado responde a cantidades tan grandes; porque los falsos amantes argumentaban con documentos gráficos que tienen la capacidad de devolverlo con todas garantías.
Sin embargo, para lo que no hay una sola fórmula es para inventar historias desde las que empezar a pedir dinero. Cada caso es distinto, puede tratarse de una urgencia puntual para pasar equipajes exclusivos por la aduana, billetes de avión, adelantos para comprar bienes muy caros o dar salida a grandes herencias de las que son beneficiarios. En estas situaciones, el delincuente se aprovecha de la confianza y la psicología de la víctima escudándose en el amor, el secreto y la urgencia.
Los delitos que se le imputan tienen una pena máxima de tres años de prisión
Una vez concluida la investigación, que ha contado con la colaboración de las autoridades judiciales y diversas entidades financieras, serán los jueces quienes vayan llamando, uno a uno, a los imputados para culpar o absolver los cargos que se presentan contra ellos. Todas las actuaciones han sido entregadas en el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción número 5 de Ayamonte. En un comunicado, la Guardia Civil ha apelado a la operación Loverboy advirtiendo que debemos desconfiar de los contactos desconocidos.
El delito que se les imputa, de estafa continuada, va contra el patrimonio y resulta de la aplicación del artículo 74.2 del Código Penal. Esto quiere decir que la sanción no es la misma para cualquier caso, sino que se delibera en función del daño causado o de si ha perjudicado a varias personas. Para estos casos, las penas podrían ser superiores a los tres años de cárcel.