‘Anboto’, la sanguinaria terrorista que tocó techo en ETA, a juicio por el asesinato del comandate Cortizo hace 25 años

Hija y pareja de militantes terroristas, María Soledad Iparraguirre se enfrenta al primero de los doce juicios que tiene pendientes en España
La etarra que cumple condena en la prisión de Brieva, puso voz al comunicado de la banda en el que anunciaba su disolución en 2018
Su rostro aniñado y mirada desafiante pusieron en jaque a los policías en la década de los noventa. La exdirigente de ETA María Soledad Iparraguirre, más conocida como “Anboto”, se sienta este miércoles en el banquillo por el asesinato en 1995 del comandante del Ejército de Tierra, Luciano Cortizo, por el que se enfrenta a 122 años de cárcel. Y este es sólo el primero de los doce juicios que tiene pendientes en España. .
Porque si por algo se ha conocido a Marisol Iparraguirre es por ser una mujer de acción. A diferencia de su pareja Mikel Antza, la dirigente terrorista está acusada de haber participado en al menos 14 asesinatos a lo largo de los casi cuarenta años que lleva integrando la banda terrorista.
Ahora "Anboto", nombre que le viene de un monte de Vizcaya en el que se dice que habita una diosa capaz de beber la vida de los hombres, espera al primer juicio por esos asesinatos. Y lo hace desde la cárcel de Brieva, lugar por el que también han pasado presos como el exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán, la etarra, Idioia López Riaño "La Tigresa" o el mismísimo Iñaki Urdangarin.
Nacida en 1961, su historia parecía casi predestinada a la de ETA. El caserío familiar en el que se crio sirvió como almacén de explosivos y refugio para integrantes de la banda terrorista bajo el amparo de su padre, Santiago Iparraguirre.
En 1981 "Anboto" fue detenida junto al resto de su familia en una operación policial en la que su novio, José Manuel Aristimuño, murió por disparos de un agente. Ella, que por aquel entonces tenía sólo 20 años, terminó huyendo a Francia y se preparó para recoger el testigo de su pareja.
Cuando regresó a España en 1985 lo hizo para integrar el comando Araba y ese mismo año cometió su primer asesinato: el del cartero Estanislao Galíndez en Amurrio. A este atentado no tardaron en seguirle muchos más, como el perpetrado el 6 de agosto de 1987 en Vitoria contra dos agentes.
Tras la captura en 1992 de la cúpula de ETA en Bidart, "Anboto" huyó de nuevo a Francia y se convirtió en la jefa de los comandos legales de la banda terrorista. En este puesto no sólo se ocupó de la administración del grupo, sino que pasó de apretar el gatillo a ordenar que otros lo hicieran por ella.
Pero no fue hasta tres años después que Marisol Iparraguirre ordenó el asesinato en León del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo. Crimen por el que se sienta este miércoles en el banquillo ante la Audiencia Nacional y por el que la Fiscalía pide una pena de 122 años de cárcel.
Durante los años que estuvo al frente de la organización terrorista se le relacionó con otros ataques importantes. Uno de ellos tuvo lugar durante la inauguración del Museo Guggenheim en Bilbao, cuando un etarra intentó atentar contra el Rey Juan Carlos bajo la orden de Iparraguirre.
A sus 59 años, Iparraguirre está considerada como la mujer que más alto ha llegado en ETA, junto con Dolores González Catarain,"Yoyes", asesinada por la propia banda terrorista tras ser acusada de traición. Su idilio con la banda terrorista llegó a su fin en 2004, cuando fue detenida en Francia junto a su pareja Mikel Antza, el por aquel entonces máximo dirigente del aparato político de la organización. Tras el arresto ambos fueron condenados a 20 años de cárcel.
En mayo de 2018 "Anboto" puso voz al fin de ETA desde una cárcel francesa. La exdirigente leyó el comunicado en el que se anunciaba la disolución definitiva de la banda junto a "Josu Ternera", reclamado también por la Audiencia Nacional.