La mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, tendrá que entrar en prisión aunque el Supremo rebaja su condena

El Supremo rebaja su pena de 15 años a 12 y 11 meses
Que Rosalía Iglesias no entrara nunca en la cárcel era una de las principales premisas del extesorero del PP Luis Bárcenas
La decisión del Supremo podría provocar que Bárcenas desvelara nuevos datos contra el PP en los juzgados al sentirse abandonado
El objetivo de Luis Bárcenas desde que arrancó la investigación del caso Gürtel fue siempre que su mujer, Rosalía Iglesias no entrara en prisión. Su nombre aparecía en las cuentas que el matrimonio tenía en Suiza, fue vinculada con la venta fraudulenta de unos cuadros y dispuso en su día a día de los fondos ilegales que llegaron a manos de su marido. Y por eso, el Tribunal Supremo, aunque rebaja su pena de 15 años a 12 y 11 meses, confirma su entrada en prisión.
Su condena, para muchos, era la espita que podía hacer saltar por los aires al extesorero del PP, el hombre que guardaba los secretos de la caja B del partido y que ha mantenido un llamativo silencio después incluso de entrar en prisión por el caso.
Quienes conocen bien a Bárcenas confirman que su objetivo principal tras la aparición de sus cuentas en Suiza fue siempre que su mujer no acabara entre rejas. De hecho, Iglesias alegó incluso la necesidad de cuidar de su hijo, el cantante Willy Bárcenas, para intentar que la condena no se hiciera efectiva hasta que se pronunciara el Supremo. Algo que consiguió. Ahora, se da un hecho que refleja la intensa escala de grises que tiene todo lo que rodea a Bárcenas. Su mujer tendrá que ingresar en prisión mientras la Audiencia Nacional investiga una operación parapolicial para robar datos sensibles de su casa. Datos que afectarían presuntamente a la cúpula del Partido Popular con el expresidente Mariano Rajoy a la cabeza.
En privado y según ha podido confirmar NIUS, dirigentes del PP muestran su preocupación por que Bárcenas pueda planear su venganza desde prisión y poner sobre la mesa nuevos datos que salpiquen a responsables del PP y pongan contra las cuerdas al partido, que trata de pasar página con la presidencia de Pablo Casado. Además, quedan todavía procedimientos donde Bárcenas puede dar la batalla. El primero es la investigación que todavía hoy mantiene abierto el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional sobre los llamados Papeles de Bárcenas, la contabilidad B manuscrita realizada por el extesorero del PP. La segunda cita judicial será el juicio por la segunda parte del caso Gürtel, la pieza llamada Época II, que se prolonga hasta el año 2009, ya que el procedimiento se dividió en dos partes para que fuera abarcable de una manera más sencilla por parte de los jueces. En esta parte, Luis Bárcenas no tiene un papel protagonista, pero sí podría aportar nuevos datos si fuera su voluntad.
Fuera de la causa en 2010
Ahora, el Tribunal Supremo valora como correcta la consideración de la Audiencia Nacional sobre Rosalía Iglesias como partícipe de los negocios ilegales organizados por su marido y confirma que Iglesias tendrá, con toda probabilidad, que ingresar en prisión al ser una condena de más de dos años, salvo causas suspensivas o modificadoras como cuestiones médicas, que por el momento nunca ha presentado.
La decisión judicial contrasta con uno de los momentos más cuestionados en la investigación del caso Gürtel, cuando el juez Antonio Pedreira decidió dejarla fuera del procedimiento el 6 de mayo de 2010 sin conocer todavía los datos que el Supremo guardaba sobre Luis Bárcenas, que entonces estaba aforado al ocupar cargo de senador por el Partido Popular. En ese momento, la Fiscalía recurrió la decisión judicial, que fue modificada cuando comenzaron a apuntalarse los datos sobre la fortuna oculta en Suiza por Bárcenas, de la que Rosalía Iglesias tenía conocimiento e incluso firma en alguna de las cuentas según las investigaciones judiciales. Después, la madeja se trasladó a Uruguay, donde Bárcenas había creado una fundación llamada Sinequanon para desviar el dinero. En un primer momento, trató de justificar los ingresos de la compañía con un contrato de gestión agrícola en una finca de explotación de limones para bebidas refrescantes. Pero después esta fundación fue considerada también como parte del entramado controlado por el extesorero del PP fuera de España.