El sumario del pelotazo de las mascarillas y los reactivos que nunca llegaron


De los 250.000 test que llegaron, sólo 75.000 tenían una sensibilidad "aceptable"
Luceño aseguró que mandarían nuevos reactivos, pero no consta que llegaran
Los mensajes de Whatsapp entre el comisionista Luceño y la responsable de compras del Ayuntamiento de Madrid sobre los problemas para el envío
La compra de material sanitario por parte del Ayuntamiento de Madrid a través de Luis Medina y Alberto Luceño, sólo tuvo el resultado esperado en el caso de las mascarillas. Aún así, en la querella de la Fiscalía, se señala que a pesar de ser de buena calidad, el precio, de más de seis dólares, era desorbitado porque el fabricante estaba dispuesto a venderlas al 40 por ciento de esa cantidad, algo más de dos dólares.
Pero si el millón de mascarillas se pagó a oro para que los comisionistas pudieran llevarse su parte de forma "injustificada" y sin que el Ayuntamiento lo supiera, lo de los guantes y los test fue peor. Así lo retratan los mensajes de Whatsapp que se cruzaron Luceño y la responsable de ventas del Ayuntamiento, Elena Collado.
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Con los test, la Fiscalía señala que en su mayoría fueron "defectuosos". De los 250.000 que se compraron, "solo 75.000 tenían un nivel de sensibilidad aceptable (94 %)"; 115.000 tenían un nivel de sensibilidad del 80 %, y un lote de 60.000 tenía un nivel de sensibilidad "especialmente bajo", del 66,7.
El Ayuntamiento reclamó una nueva partida, o la devolución del dinero, pero según los investigadores, Luceño no tenía ninguna intención de perder su comisión, así que respondió que no estaban dispuestos a devolver el dinero, pero que sí enviarían una partida de reactivos nuevos para solventar la situación.
Elena Collado notificó del problema el 31 de mayo de 2020. Luceño aseguró que se enviarían nuevos reactivos, que es lo que debe tener sensibilidad, pero el cuatro de agosto, empiezan las excusas. Luceño le dice a Elena que los reactivos han llegado, pero que en la dirección de entrega, nadie sabía nada y se han devuelto.
Esa misma Noche, Elena Collado dice que las personas que lo han de recoger ya están avisadas. No hay más conversaciones escritas sobre el tema hasta casi un mes después, el 1 de septiembre. En esa ocasión, es Luceño quien escribe y dice que desde China le cuentan que se ha rechazado el envío y que vuelven a China.
Ella no da crédito, pero Luceño insiste en el enfado de China, insinuando dejadez por parte del Ayuntamiento. Más aún, asegura que la empresa se ha sentido "agraviada" y que por eso han ordenado a la empresa de transportes la devolución.
Así fueron pasando los meses y variando las excusas. Fiesta en China, atascados en Hong Kong, o problemas por parte del transportista. Cuando ella preguntaba por un contacto en China para hablar directamente, él explicaba que no hablaba inglés, o simplemente daba largas.
Hasta noviembre llegan los mensajes entre ambos hablando de este envío que nunca terminaba de llegar. El último registrado sobre el tema es el 3 de noviembre, cuando seguían entregarse. El cuatro, él le ofrece otros Test que "dicen que van muy bien", pero ella ya no los acepta, diciendo que Salud ha comprado ya otros 60.000
La Fiscalía está convencida de que en esta operación, Luceño salvó su comisión a toda costa, después de haber tenido que renunciar a la que había pactado por los guantes de nitrilo.
Los guantes
Elena Collado estuvo a punto de pillar a Luceño por el sobreprecio de los guantes. El Ayuntamiento los había pagado a dos dólares, pero el 8 de abril, ella se puso en contacto con él para decirle que los mismos guantes se vendían en los supermercados por ocho céntimos.
"Nos han estafado seguro", escribe Collado en una angustiosa conversación el día 8 de abril. Después de eso, él le explica que les van a devolver cuatro millones porque "ha conseguido" que rebajen el precio a 39 céntimos la unidad.
En realidad lo que estaba haciendo el comisionista era renunciar a su parte y a la de su socio. Pero eso fue antes de los test. Así que cuando empezó a haber problemas por los reactivos, él se resistió a perder su parte, 2,1 millones de dólares y se comprometió a la entrega de los 60.000 reactivos que según los fiscales "no consta" que se hayan recibido.
Lo que sí les consta, en función de lo investigado, es el beneficio de cinco millones de dólares por parte de Luceño y uno por parte de Luis Medina en plena pandemia si situación de máxima necesidad de material sanitario, en ese caso para la Empresa de Servicios Funerarios de Madrid. La operación los deja como investigados por estafa agravada, blanqueo y falsedad documental.