La pista del dinero III | El testaferro del hombre del rey Juan Carlos: “Nunca he visto la cara de sus socios”


El gestor financiero de Prado declaró en la Audiencia Nacional hace 20 años por el caso Torras
La Guardia Civil encontró 18 sociedades vinculadas con el embajador que repatriaron a España hasta 7.000 millones de pesetas desde paraísos fiscales
En estas sociedades invirtió también otro hombre próximo al rey: Zourab Tchokotua
La quiebra del grupo Kio en 1992 supuso la suspensión de pagos de una empresa valorada en 1.800 millones de euros y el inicio del mayor escándalo financiero de la historia reciente de España. La Audiencia Nacional abrió diligencias para investigar el agujero generado a la empresa de origen árabe y eso derivó en una investigación completa del patrimonio de los principales investigados, con Javier De La Rosa y Manuel Prado, hombre de máxima confianza del rey Juan Carlos y la persona que durante años se encargó como diplomático de las relaciones con varias monarquías árabes.
Las conclusiones de la investigación judicial, encargada a la Guardia Civil, fueron reveladoras: Prado se sirvió presuntamente de 18 sociedades ubicadas en los paraísos fiscales de Panamá, Tórtola (Islas Vírgenes) Liechtenstein, Suiza, o Jersey para colocar en España hasta 7.000 millones de pesetas (42 millones de euros al cambio). El dinero sirvió según las pesquisas para financiar el patrimonio personal del exembajador en España, pero también importantes inversiones inmobiliarias en solares y fincas de caza. Con la quiebra de KIO en la prensa y los juzgados, los bienes se compraron con préstamos entre empresas que llegaban desde el extranjero, representadas aquí por dos presuntos testaferros llamados Celestino Díez Padilla y Germán Luis Ruiz López. Pero ¿Quién estaba en realidad detrás de esas empresas?
“Nunca he visto la cara de ninguno de los socios. Para atender las sociedades se le comunicaba a los socios las necesidades de tesorería a través del señor Prado y los socios atendían esas necesidades. Pero mi interlocutor era siempre el señor Prado”. Así explicaba uno de los empleados del hombre de confianza del rey emérito ante la jueza Teresa Palacios la constancia de que terceras personas estaban detrás de las inversiones de Prado. Identidades que todavía hoy, veinte años después, permanecen sin esclarecer. ¿Sobre el posible dinero del rey emérito? Ni una pregunta en todo el procedimiento. “No era el objeto de esta investigación”, explican fuentes que participaron en el caso. “Lo que había era una voluntad de aflorar el patrimonio de las personas que gestionaron el Grupo Torras para que hiciera frente a la responsabilidad civil de la condena, pero no había ni siquiera argumento legal para ir más allá”, explican las mismas fuentes.
Dinero del Tchokotua
Así, la Guardia Civil realizó un extenso informe donde se enumeran las entradas y salidas de capitales desde los distintos paraísos fiscales hasta España. Entre los únicos socios que se identifican de forma clara, aparece otro de los nombres relacionados durante años con el rey emérito, el príncipe georgiano afincado en baleares Zourab Tchokotua, fallecido el año pasado y que según recuerdan las crónicas de la época fue la persona que presentó a la mallorquina Marta Gayà al rey Juan Carlos. Tchotokua y el rey emérito se conocían desde niños, ya que ambos compartieron clase en un internado en Friburgo (Suiza). El 16 de marzo de 1990, el príncipe georgiano ingresa desde Suiza donde tenía también su residencia fiscal 55 millones de pesetas en las cuentas de una sociedad española llamada Trebol Internacional, como socio de Prado y Colón de Carvajal.
Otro ejemplo es una finca llamada Dehesa de los Cansados, que recibe en 1993 una inyección de dinero de tres sociedades abiertas en Islas Vírgenes, donde todavía hoy es imposible conocer los accionistas de las mismas. Las tres empresas fueron además abiertas en la misma fecha por un mismo despacho de abogados, un bufete llamado Morgan & Morgan con presencia en los principales paraísos fiscales del globo, y participan en la finca española con una participación igualitaria del 33%. Se da la circunstancia de que uno de los nombres, Alcor Finanze, es muy similar al de las sociedades que de forma tradicional sirven de vehículo de inversión a los empresarios Alberto Cortina y Alberto Alcocer, a la cabeza de Alcor Holding. Sobre las otras dos sociedades, Logan y Andersson Holdings, nada.

Se da la circunstancia de que ambos (Cortina y Alcocer) han cruzado también sus caminos públicamente y de forma tangencial con los del rey emérito. Primero por ser los protagonistas de la venta del Banco Zaragozano, tras la que se ingresó en 2003 una fuerte comisión en la fundación en Liechtenstein desde la que su primo Álvaro de Orleans pagó después hasta ocho millones de euros según adelantó El Confidencial. Y segundo porque utilizaron también los servicios del financiero Arturo Fasana. El hombre de la cuenta Soleado y de la Fundación Lucum controlada por Juan Carlos I.