Retrasar el clásico pero que se celebre: ese es el objetivo de Tsunami Democràtic

Su objetivo es que el partido se retrase pero que finalmente se juegue, para no dañar la imagen internacional del movimiento independentista
Un grupo más radical llamado Lliris de Foc ha llamado a convertir la protesta en una batalla campal
El objetivo de Tsunami Democrátic es que el partido entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid, programado para el próximo día 18 de diciembre y que ya tuvo que aplazarse el 26 de octubre por los disturbios en la Ciudad Condal, se celebre esta vez. Pero no sin incidentes. Para ello, el colectivo independentista ha llamado a sus seguidores a concentrarse cuatro horas antes del encuentro en los aledaños del Camp Nou. Su objetivo, según confirman fuentes cercanas a este movimiento, es que el partido se retrase lo suficiente como para que las televisiones de medio mundo tengan que informar sobre las protestas que se produzcan fuera del estadio, pero no que se cancele, lo que dañaría la imagen internacional del movimiento independentista catalán.
Para ello, Tsunami Democrátic ha convocado a sus seguidores en cuatro puntos distintos que coinciden con los principales accesos al estadio. Además, en un comunicado el colectivo asegura que sus simpatizantes con acceso al estadio tienen ya instrucciones de los actos que deben realizarse dentro. "Si van a sacar pancartas grandes, tienen que estar ya dentro del estadio", explica a este diario un responsable de uno de los grupos más nutridos entre los ultras del Barcelona, a cinco días del partido. La misma fuente declina explicar si esas pancartas se han guardado en el espacio que el club destina para guardar el material de la llamada grada de animación.
18D • Convocatòria Nacional 🌊
— Tsunami Democràtic (@tsunami_dem) 10 de diciembre de 2019
En una situació d'excepcionalitat cal actuar de manera excepcional. pic.twitter.com/blXkJDYKyq
Sin embargo, para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado el principal punto caliente está fuera: en la llegada del autobús del Real Madrid al Camp Nou. Durante las protestas del pasado mes de octubre, los agentes detectaron un plan concreto para bloquear el acceso del autobús que traslada al equipo blanco al campo. El momento podría ser utilizado por los grupos más radicales, tanto del independentismo catalán como de ultras del Barça, para apedrear el autobús o intentar agredir de alguna manera a la delegación blanca. Por eso, los coordinadores de seguridad de ambos equipos analizan ahora el mejor dispositivo de seguridad (tanto de ruta como por horarios) para garantizar el acceso de los jugadores al estadio sin problemas.
Según los datos oficiales, el dispositivo de seguridad incluirá a 3.000 presonas, de los que 2.000 serán aportados por la seguridad privada del propio F.C. Barcelona. El encuentro está calificado como de alto riesgo y el pasado viernes en rueda de prensa el responsable Interior de la Generalitat, Miquel Buch, reconoció que los efectivos contemplaban incluso una invasión al campo en mitad del encuentro. Una amenaza que ya sirvió para que el Barcelona jugara a puerta cerrada el fin de semana del referéndum ilegal del 1-O.
Pugna dentro del independentismo
El partido entre el Barcelona y el Real Madrid es uno de los eventos deportivos más vistos de todo el planeta, con 650 millones de espectadores. Eso hace del evento un elemento especial de presión a la hora de difundir el independentismo a escala internacional. Y por eso, aparecen incluso luchas internas dentro del movimiento para controlar las protestas de la convocatoria.
El pasado martes, un colectivo anónimo llamado Lliris de Foc (Lirios de Fuego) convocó cinco nuevas concentraciones a las puertas del estadio. Según su propio comunicado, su intención era rescatar el espíritu de la "batalla de Urquinaona", el lugar donde se produjeron los incidentes más graves de los disturbios que incendiario Barcelona durante varios días. El colectivo llama además a la concentración del llamado Black Block, una amalgama de grupos anarquistas que se caracteriza por acudir vestida de negro a las manifestaciones para dificultar su identificación por parte de la Policía si se producen disturbios.
