'Oktoberfest': cinco cosas que hacemos mal con la cerveza
El arte para tirar una buena cerveza esconde algunas claves que no siempre se respetan
Con la llegada de octubre la gente parece consumir más cerveza que nunca. La culpa la tiene el Oktoberfest, el festival de la ciudad alemana de Múnich que rinde honor a la cerveza, y que desde hace unos años ya es una cita más en el resto del mundo.
Pero existen unas normas básicas para tirar bien las cañas, los dobles y, más que nunca estos días, las pintas, que no está de más conocer para que a nadie se le agüe la fiesta de la cerveza. Toma buena nota si no quieres que tu cerveza pierda fuerza a las primeras de cambio, o si quieres evitar que la espuma acabe restando importancia a lo que realmente importa.
Humedecer el recipiente, sí. Congelarlo previamente, nunca
Un punto básico antes de servir la caña es humedecer el vaso. Una ligera capa de agua ayuda a que la cerveza resbale mejor por el recipiente sin que se pierdan parte de las burbujas por el golpe contra el cristal. [Un inciso: cristal y no plástico. Porque aparte de contaminar más el planeta, el resultado no será el mismo].
Pero del mismo modo que un poco de agua está bien, servir la cerveza en copas heladas perjudica el resultado. Más allá de que la capa de hielo se derrite y termina por aguar la cerveza, los recipientes previamente congelados alteran el sabor y los aromas de la cerveza. Al tiempo que incide en la sensación de que la cerveza llene más, por la mayor retención de CO2 por culpa del contraste térmico. Pero sobre todo se recomienda que los vasos no salgan del congelador porque dificulta la formación de la crema, que no espuma, matiz importante que veremos a continuación.
La espuma crema es la clave para que no pierda fuerza ni frescura
Más allá de las cañas que parecen zumos de cebada por culpa de no tener espuma (en adelante, crema), las cervezas de barril deben presentar su parte blanca en las condiciones óptimas para que el sabor, el cuerpo y la sensación refrescante no se evaporen.
El tirador de cerveza debe conseguir que se forme una barrera de carbónico, que es lo que conserva el gas y por tanto la fuerza de la cerveza, entre el líquido y la crema. Sin esta capa, que actúa como escudo natural, es más fácil que la cerveza se caliente antes y que las burbujas se escapen para desgracia de cualquier cervecero que se precie.
Para lograr una crema perfecta, es recomendable descartar la primera cantidad que sale del barril, puesto que es la que se queda al final del grifo y suele llevar a la también temida saturación de crema. Una pena y todo un desperdicio.
Las prisas no son buenas: dividir el tiraje en dos tiempos
Los expertos en tiraje defienden que la cerveza bien servida necesita respetar un timing. En una primera fase se sirve el líquido a una distancia corta del recipiente. Casi rozándolo pero sin llegar a tocarlo. Y se empieza con una inclinación de la copa de unos 45 grados. Para que el contacto del gas con el recipiente sea lo menos violento posible. Una vez que el líquido va llenando el recipiente se puede enderezar el vaso sin llegar a ponerlo vertical, al tiempo que se permite alejarlo de la fuente que suministra la cerveza. Hasta aquí la primera parte de este partido.
En ese punto, algunos dejan reposar unos segundos para que las burbujas formen la ansiada capa de carbónico que sirva de frontera entre líquido y crema. Pero como habrá más de un ansioso, se puede comenzar la segunda parte, que no es otra que la obtención de la crema. El gas que posibilita el tiraje no debe estar abierto completamente para acelerar los tiempos. Cuando se tiene controlada la textura de crema de espuma que corona la cerveza, conviene verter hasta unos tres centímetros de grosor.
La prueba de los anillos destapa la cerveza bien tirada
La crema debe ser más o menos consistente a lo largo de toda la ingesta. Porque eso será síntoma de que se ha logrado el escudo de carbónico que mantenga la cerveza en las mejores condiciones.
Un detalle que demuestra que la cerveza está bien tirada es cuando, a medida que se reduce la cantidad de los recipientes, se forman una especie de anillos en el vaso que dejan entrever que la espuma ha aguantado el tipo durante todo el consumo. De no aparecer estas pruebas, será señal que algo ha fallado en el proceso de tiraje.
Las marcas en la jarra de cerveza son como los anillos de los árboles. pic.twitter.com/kb7cVL5hOj
— TheЯedBerkut (@TheRedBerkut) 28 de septiembre de 2019
Beber de latas o botellas le quita la magia y le añade mal gusto
Del mismo modo que el vino no se toma directamente de su envase sin entrar en cuestiones de modales, la cerveza conviene servirla en otro recipiente para conseguir potenciar todos los aromas y sabores. Además, se evita la sensación de saturación en el estómago o los temidos gases. Que para escuchar eructos ya están los dibujos animados.
Llegados a este punto y aunque pueda parecer imposible, los procesos para tomarse una cerveza bien tirada llevan mucho menos tiempo del que hayas dedicado a leer este artículo. Y seguramente muchos no se anden con minucias para tomarse una pinta en este recién estrenado OktoberFest. Pero si alguno se pone tiquismiquis con la calidad de su cerveza, está guía puede ayudarte a zanjar el debate.