Hipnoparto, la técnica de moda para parir sin epidural: "Siempre en un hospital y con profesional sanitario"


Cada vez más famosas optan por esta técnica, que promete ayudar a gestionar el dolor sin necesidad de anestesia
Una especialista en hipnoparto y un ginecólogo de la SEGO aclaran las dudas sobre este método
"No se trata de hipnosis, solo de calma y confianza en tu cuerpo"
Meghan Markle, Kate Middleton, Angelina Jolie o Jessica Alba utilizaron la técnica del hipnoparto para traer al mundo a sus bebés. En España esta práctica, cada vez más de moda entre las celebrities, ha vuelto a copar portadas desde que Cristina Pedroche revelara que está haciendo un curso de hipnoparto de cara al momento de dar a luz a su futura hija.
Una técnica novedosa que, como ha querido aclarar la presentadora, "no consiste en que nadie te hipnotiza. Consiste en controlar tu respiración y hacer mucha meditación". "Para mí no voy a tener contracciones, voy a tener olas uterinas. Viene la ola, la cojo y la surfeo. La naturaleza me da unos minutos para estar tranquila, relajarme, y luego coger otra ola. A lo mejor no me tengo que poner epidural", ha comentado en varias ocasiones.
"Contracciones va a tener", asegura Pepe Alcolea, portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). "No hay que dar pie a la confusión, porque yo he leído por ahí algún titular que decía que Cristina Pedroche ha dicho que va a parir sin contracciones y no. Sin contracciones no se pare", recalca.
"De hecho la contracción uterina representa el motor del parto y es vital para comenzar el trabajo de expulsión del bebé", apunta el experto. "Lo que pasa es que en esta técnica del hipnoparto se defiende que la palabra contracción tiene una connotación negativa porque al escucharla tu mente la asocia con el dolor, por eso prefieren llamarla ola, ola uterina", indica. "Pero la llames como la llames es una contracción del útero, y duele, es un proceso doloroso".
"El parto duele, claro que duele", apostilla Paula Camarós, una conocida matrona que lleva una década practicando el hipnoparto con sus pacientes. "Pero gracias a esta técnica es posible enfrentarse a ese dolor y sobrellevarlo sin recurrir a la anestesia epidural", afirma.
¿En qué consiste el hipnoparto?
Esta técnica, desarrollada en 1950 por la estadounidense Marie Mongan, busca evitar la anestesia durante el alumbramiento a través de técnicas de relajación profunda, con la respiración o la evocación de imágenes positivas. Desde entonces, profesionales de todo el mundo se han formado para poner en práctica esta técnica en las mujeres que así lo decidan.
"El objetivo del hipnoparto es que no tengas miedo o temor al parto y que la mujer entienda que es un proceso fisiológico natural, porque muchas se enfrentan a ese momento en estado de alerta y huida porque no tienen la información y las herramientas adecuadas", asegura Camarós. "Entonces, cuando entiendes que es un dolor bueno que te acerca a tu bebé y que no es un sufrimiento vano todo cambia".
"Está demostrado que el miedo y la anticipación del dolor del parto provocan tensiones musculares y psíquicas que, si bien tienen la función de proteger a la madre, preparándola para la situación que imagina, también producen una vivencia más dolorosa y podrían bloquear el proceso fisiológico. Estos pensamientos activan el sistema nervioso simpático, que es el que motiva la respuesta de lucha-huida. Esta respuesta provoca (entre otras cosas) que el esfínter del cuello uterino se cierre (o no se relaje) y, por tanto, bloquee la salida del bebé", detalla Camarós en su libro El poder de crear vida (Planeta).
"El hipnoparto es, al final, una técnica que ayuda a la mujer a relajarse, a sobrellevar cada fase, a encontrar gracias a sí misma esos anclajes emocionales, atencionales... ese lugar de calma para que cuando ella esté nerviosa sepa, gracias a su propio cuerpo y a su propia mente, guiarse en todo momento sin necesidad de recurrir a la anestesia", dice la experta a NIUS.
"El hipnoparto es más que una herramienta para evitar el dolor. Es un proceso de replanteamiento personal en el que modificas todo aquello que te han contado sobre el parto y cambias el miedo al día de tu parto y al dolor durante este por la confianza que desarrollas en tu cuerpo y en tu mente", concluye.
"Soy consciente de que el término hipnoparto puede llamar la atención, puede incluso crear confusión, pero no, nada de péndulos, ni chamanes… Se trata de calma y confianza en tu cuerpo, es volver a los orígenes, al poder de tu cuerpo".
Alternativas para aliviar el dolor
"El hipnoparto no es nada arriesgado ni nada que ponga en peligro a la madre, ni que ponga en peligro al niño", reconoce Pepe Alcolea, portavoz de la SEGO y ginecólogo del Hospital San Juan de Dios de Córdoba.
"Desde nuestro punto de vista, respeto absoluto a la madre que quiera dar a luz sin epidural porque vaya a utilizar unos recursos psicológicos que le ha dado previamente un coach o una matrona para parir sin anestesia manejándose con el dolor", apunta. "La mujer es la que tiene que decidir cómo va a ser su parto".
En los hospitales españoles hay diferentes medidas de alivio del dolor. "Está la epidural convencional, la walking epidural -que es la anestesia que te permite moverte, que controla los dolores del alumbramiento sin dejar a la mujer paralizada de cintura para abajo-, está también la epidural que se pone a demanda, que las pacientes pueden ir administrándose la cantidad de dosis que desean según su momento de dolor. Tenemos las bañeras de dilatación, las pelotas de pilates, las duchas de agua caliente, las espalderas... Hay hospitales que tienen acupuntores para quienes no quieren la epidural. Hay pacientes que llegan con su kit de aromaterapia, con difusores y con música para relajarse..."
"Lo del hipnoparto que ha viralizado ahora Cristina Pedroche ya me lo he encontrado en otras pacientes que van a coach, como ella. Te piden que les hables bajito para contribuir a su calma, que les pongas a media luz, o que a las contracciones las llames olas uterinas", indica. "Y oye, genial. En la inmensa mayoría de hospitales los profesionales solemos respetar la decisión de las pacientes".
"Hay gente que viene muy preparada con las ideas muy claras y es fundamental respetar su decisión. Sí que es cierto, que luego, en el momento de la verdad, no todo el mundo es capaz de aguantar hasta el final sin anestesia. Pero eso ya es otra película. Aunque tu coach te haya quitado la palabra epidural de la mente, en el fondo tú sabes que existe. Y si estás sufriendo mucho dolor igual cambias de opinión. Cada paciente que decida lo que quiera", insiste el portavoz de la Sociedad Española de Ginecología.
Hipnoparto sí, pero en un hospital y con profesional sanitario"
"Lo que sí le aconsejamos a embarazadas como Cristina Pedroche o a profesionales que recomiendan a sus pacientes o clientes que no se pongan la epidural es que estas pacientes recurran en el momento del parto a profesional sanitario, que en el 99% está en las maternidades, en los hospitales", recalca. "Es esencial".
La razón parece obvia. "No sabemos cuándo se va a poder producir una urgencia o una situación aguda. Y por mucho hipnoparto que hayas hecho, si tienes un desprendimiento de placenta o tienes un prolapso de cordón umbilical, ahí no hay hipnoparto que valga", sugiere el especialista. "Se precisa la intervención de un profesional sanitario porque está en riesgo la vida de la madre o del bebé".
Lo advierte el ginecólogo porque dentro de esta corriente de vuelta al parto natural hay muchas mujeres que optan por dar a luz en su casa, como lo hacían sus abuelas. "Piensan, como no me voy a poner la epidural, pues no hace falta que vaya a un hospital, y eso supone un riesgo tremendo para ambos", defiende.
"Las pacientes pueden aliviar el dolor como ellas elijan, pero deben recordar simplemente que en el momento del parto vayan en busca de profesionales sanitarios ".
"El hipnoparto, una moda de países ricos"
Numerosas celebrities han asegurado practicar el hipnoparto en los últimos años. "Este tipo de técnicas surgen en países con altas tasas de confort en atención al parto, con unas bajas tasas de mortalidad materna y morbilidad", sugiere el portavoz de la SEGO. "Está claro que en los países más subdesarrollados, en países africanos o zonas muy rurales de Sudamérica, donde el problema es que no hay una maternidad, que no existe ni siquiera el edificio, este tipo de técnicas de alivio del dolor no tienen cabida, porque allí no cuentan ni con las opciones básicas", lamenta.
Y no hace falta irse tan lejos. "Obviamente no todas las embarazadas tienen la misma capacidad económica ni las mismas oportunidades para poder acceder a ese tipo de profesionales que te van a dar técnicas para que no tengas miedo al parto. Eso hay que pagarlo y aunque tengas dinero, seguramente en muchos pueblos españoles no hay nadie que dé clases de hipnoparto", recuerda el ginecólogo.
"Desde la Sociedad Española de Ginecología también queremos hacer hincapié en esta perspectiva. Que estamos hablando de este recurso de alivio del dolor porque vivimos en una sociedad que desde hace 50 años tiene epidural para todo el mundo, con tu compañía de seguro en el hospital privado, o con tu hospital público, pero tienes un centro sanitario, más o menos cerca de tu vivienda, para poder dar a luz sin dolor o con menos dolor, si lo deseas".
"Si hablas con una madre de un país subdesarrollado que ha tenido a los niños en su casa porque en su país hay dos hospitales y están en la capital, a kilómetros de su casa, te va a decir que ella pare a pelo porque es lo que hay, no tiene otra alternativa", destaca
"La suerte de los países desarrollados es que podemos elegir. Tenemos la opción de recursos farmacológicos y de recursos no farmacológicos. Tenemos un bienestar elevado, un nivel de vida alto que nos permite hablar de estas cosas, incluso banalizarlas o viralizarlas, como ha ocurrido ahora, pero hay que tener también la perspectiva de las otras millones de mujeres en el mundo que no tienen ni la posibilidad de decir necesito un mínimo de asistencia en el parto", concluye.