Perder peso es fácil, mantenerlo no tanto: "Todos los fármacos tienen este problema"


Un estudio constata que para la gran mayoría es muy complicado mantener el peso perdido, sin tratamiento quirúrgico o farmacológico: sólo entre el 15% y el 25% lo consiguen
"La pérdida de peso y el mantenimiento de la pérdida de peso son fisiológica y psicológicamente diferentes”, advierte el estudio, que pide plantearlos como dos retos distintos
Piden hacer más estudios sobre cómo mantener el peso: "Sigue habiendo poca investigación sobre terapias enfocadas a mantener el peso perdido, aunque este sea el problema más difícil"
Tras las vacaciones de verano, muchos vuelven con kilos de más, y para esos muchos, septiembre puede ser el momento de lanzarse a perder peso como sea. Lo más fácil es recurrir a la vía farmacológica, algo que lleva a que los medicamentos de este tipo - como Ozempic- se agoten, antes y después del verano. Pero adelgazar no es sólo perder peso.
Adelgazar es, sobre todo, mantener esa pérdida de peso. Conseguir que el organismo cambie su forma de funcionar. Y esto es mucho más difícil de conseguir que lo primero. Para esto no hay dietas milagro, ni fármacos milagro. “La clave está en el mantenimiento, no en la pérdida, que es relativamente fácil. Mantenerlo es lo complicado de todo esto, ahí es donde hay que poner el foco y ayudar a la persona”.
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Lo advierte César Bustos, vocal de la Sociedad Española de Obesidad. Y lo constata un estudio que se acaba de publicar en Nature. Advierten de que “sólo entre el 15% y el 25% de las personas pueden lograr y mantener una pérdida de peso del 10% o más con una intervención continua en el estilo de vida”. Es decir, para la gran mayoría es muy complicado perder peso y mantenerlo sin acudir a tratamiento quirúrgico o farmacológico. Casi todos de los que pierden peso necesitan ayuda para mantenerlo.
"Hay que trabajar en el estilo de vida, sí o sí, esa es la base en todos los casos", insiste Bustos. Aunque habrá personas que además necesiten intervención farmacológica, y otras que necesiten intervención quirúrgica. "Cada persona es diferente, no todo el mundo va a conseguir los mismos resultados de la misma forma. Es necesario un tratamiento personalizado". Quizá por eso, el estudio apunta que puede ser bueno plantear el problema como dos retos distintos: la pérdida de peso y el mantenimiento en el tiempo de esa pérdida de peso.
Dos retos distintos: perderlo y mantenerlo
“Se nos vende que perder peso es muy fácil, y la realidad es que no lo es”. Pero hay formas de conseguirlo, y Vicente es buen ejemplo de ello. Pasó de 130 kilos a 88 en dos años: 42 kilos menos. Les contábamos su historia hace unos meses.
Bustos es una de las personas que le ayudó a conseguirlo. Especialista en actividad física, trabaja a diario con pacientes con obesidad, y lo hace mano a mano con nutricionistas, endocrinos, médicos, psicólogos. Un equipo multidisciplinar en el que cada uno aporta su granito de arena. “Nosotros ponemos el foco en los hábitos diarios, en el estilo de vida”.
Insiste el especialista en que el mensaje a las personas con sobrepeso u obesidad ha de ser muy claro: “Si sólo se pone el foco en perder peso y no en mantenerlo, en mejorar su estilo y su calidad de vida, esas personas van a volver a la situación previa y van a empeorar su salud”.
No se pueden quedar sólo en el primer reto, insiste, porque los objetivos son dos. Y estudios como este lo demuestran. “Los datos sugieren que la pérdida de peso y el mantenimiento de la pérdida de peso son fisiológica y psicológicamente diferentes”, concluyen los autores. Y, por tanto, hay que abordarlos como problemas diferentes.
Patrón típico: pérdida de peso, meseta, recuperación de peso
Las intervenciones para perder peso son varias (cirugía, dieta, fármacos, ejercicio…) pero las curvas de recuperación de peso, una vez que se ha conseguido el objetivo, son todas parecidas. Lo explican en el estudio. “Cualquier intervención, tanto quirúrgica como no quirúrgica sigue un patrón típico: un período inicial de pérdida de peso de entre 6 y 9 meses, seguido de un período variable de relativa estabilidad del peso (meseta), y después otro período de recuperación de peso”.
Si miramos a los fármacos, por ejemplo, vemos que “en cuanto se acaba esa ayuda externa, si no intervienes en el estilo de vida (nutrición y ejercicio), el peso se recupera”. Y Bustos advierte: “Todos los fármacos para adelgazar tienen este problema”. Pero faltan estudios a largo plazo que lo demuestren, porque con muchos de ellos aún no ha pasado el tiempo suficiente.
La liraglutida (Saxenda) fue el primer fármaco que se aprobó en España para la pérdida de peso. La semaglutida (Ozempic), ahora de moda, es su evolución. Y ya se ha empezado a comercializar una nueva generación de fármacos. Pero de momento, sólo vemos los efectos a largo plazo, como la recuperación del peso perdido, en los de primera generación. Vean los gráficos del estudio.

En la primera tabla, la de los fármacos más antiguos, vemos que la curva del peso sube claramente al cabo de un tiempo. En los de segunda generación (como el Ozempic) “ya se ve que va subiendo la curva, pero no ha pasado tiempo suficiente todavía, aun no hay resultados a largo plazo”.
Investigar más cómo mantener el peso perdido, no tanto cómo perderlo
Los autores de este estudio revisaron varios ensayos al respecto, y vieron que los diseñados específicamente para el mantenimiento de la pérdida de peso tuvieron mejores resultados. Lo explican así. “Los datos sugieren que cuando la pérdida de peso y el mantenimiento de la pérdida de peso se consideran, evalúan o tratan por separado, aunque en gran medida se requieren los mismos comportamientos, los resultados son bastante diferentes a largo plazo”.
“Es posible que ver el mantenimiento por separado de la pérdida de peso brinde a los participantes una sensación de un nuevo comienzo, con un enfoque renovado en los comportamientos requeridos para el mantenimiento de la pérdida de peso”.
Por ello, piden realizar más estudios centrados sólo en el mantenimiento de esa pérdida de peso, y no tanto en cómo perderlo, que es lo que más interesa a las empresas farmacéuticas. “A diferencia de las extensas investigaciones sobre intervenciones para perder peso, sigue habiendo poca investigación sobre terapias enfocadas a mantener el peso perdido, aunque este sea el problema más difícil para la mayoría de las personas con obesidad”.
Un problema que afecta, en muchos casos, a la autoestima de la persona. "La mayoría (de las personas que intentan adelgazar) tiene experiencias al menos parcialmente exitosas de pérdida de peso, mientras que pocos tienen experiencias exitosas manteniéndolo, lo que socava su autoestima", advierten los autores del estudio.