En busca de una alimentación sostenible: adopta un árbol, una oveja o un metro cuadrado de ría

El crowdfarming gana adeptos en España, un modelo que revoluciona la relación entre productor comprador
No compras online el alimento sino que éste se cultiva bajo pedido
Reduce el desperdicio, aumenta la transparencia sobre el origen del producto y se pacta su precio de antemano
Si eres de los que quieres conocer cómo y dónde se produce lo que comes. Si te gusta comprar directamente al productor para así ayudar a generar trabajo y riqueza en zonas rurales. Si te preocupa el desperdicio de comida. Eres el candidato ideal para el crowdfarming. Busca empoderar tanto a los agricultores como a los consumidores, promoviendo una relación directa y transparente entre ellos.
Todo empezó con naranjas
No se puede decir que este proyecto naciera en un garaje, como otros tantos exitosos. En este caso lo hizo en el campo. Los hermanos Gonzalo y Gabriel Úrculo heredaron un huerto en Bétera (Valencia) y comenzaron funcionando bajo el sello de Naranjas del Carmen con el sistema de comercio tradicional. Pero consideraban que tenía desventajas tanto para el agricultor como para el consumidor y el medioambiente, por eso crearon el modelo de crowdfarming, para vender sin intermediarios. No se trata de hacer una compra online de naranjas, sino que se adopta un árbol, se va recibiendo información sobre su desarrollo y finalmente se reciben sus frutos.
Quisieron darle la vuelta al modelo. En vez de producir a ciegas, cultivar bajo pedido. Porque cuando la fruta se queda en el árbol no sólo se desperdicia comida, también los recursos humanos y los de agua y energía se pierden por el camino. Su éxito fue tal que llegaron a tener en lista de espera a 11.000 personas para adoptar un árbol. Y decidieron compartir su modelo con otros productores. “De ahí nació un proyecto tecnológico, el primer marketplace de agricultor a consumidor que busca reducir el desperdicio de alimentos a través de la producción bajo demanda”, explica Aleksandra Rutyna, directora de marketing de CrowdFarming.
Objetivo: reducir el desperdicio de alimentos
La FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estima que cada año se desperdicia un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial. 1.300 millones de toneladas de comida acaban en la basura. CrowdFarming es una plataforma que busca reducir ese desperdicio por medio de una producción bajo demanda. Sus objetivos son la producción sustentable y alimentos de calidad. Una manera singular de convertirte en agricultor o ganadero sin pisar una granja. O sí… Porque el comprador puede visitar lo que ha adoptado.
“El consumidor obtiene mucha más transparencia. Puedes acompañar al productor en el proceso de cultivo. Eso tiene además un gran valor educacional, porque hoy en día muchos niños piensan que la leche viene del supermercado”. Cuando te llega la fruta sabes en qué condiciones se ha producido, dónde y quién la ha cultivado. Algunos de los farmers nos cuentan que muchas veces hay un vínculo emocional. La gente adopta un árbol cuando tiene un hijo o cuando se casa, y vienen cada año a visitarlo y a hacerse fotos con él.

Aceite, algas, nueces... casi toda tu cesta en Crowdfarming
CrowdFarming se fundó en noviembre de 2017 y apenas dos años después son ya más de 50 productores en 8 países. Aleksandra nos aclara su objetivo: “El abanico de productos es cada vez más amplio porque queremos convertirnos en una opción factible para que casi toda tu cesta de la compra la puedas llenar en CrowdFarming”.
Hay 60.000 crowdfarmers. Los consumidores buscan un producto sostenible y de calidad, y los productores pueden ajustar sus recursos según la demanda que tengan. Con el modelo tradicional a veces acaban vendiendo por debajo del coste de producción. Aquí ellos ponen el precio de antemano. “Al saber cuántos árboles se han adoptado saben cuanta fruta tiene que reservar y a cuanta le tiene que buscar otra salida. Supone para ellos una gestión financiera impensable con la cadena de producción tradicional”, resaltan desde CrowdFarming.
Aleksandra Rutyna asegura que no tiene por qué ser más caro para el comprador, porque tú adoptas en julio y empiezas a recibir las naranjas en enero, cuando empieza la temporada. La naranja cuelga del árbol hasta que va a tu casa. “Eso supone un ahorro porque la fruta está muchas veces almacenada y se gastan recursos en moverla de un almacén a otro. Toda esa logística tiene un coste, no sólo medioambiental. También económico, que se imputa al precio de la naranja cuando la compras en el supermercado”.
La parte logística la organizan desde la plataforma. Optimizan las rutas para que haya menos emisiones. Y tienen un equipo de ingenieros agrónomos que certifican que se produzca de la forma más sostenible posible, con técnicas de cultivo respetuosas con el medioambiente, además de cuidar el envasado, huyendo del plástico.
El boca a boca funciona
Algunos agricultores que estaban cansados de las dificultades del sector e iban a abandonar encuentran en este sistema una forma rentable de producir. Es el caso de Sergio Muñoz, responsable del Jardín del Gordo, en Villar del Arzobispo (Valencia). Comprobó cómo el proyecto de Naranjas del Carmen funcionaba y se lanzó a ofertar árboles de mandarinas para adoptar.
Algunos comienzan con una pequeña parte de su producción y cada vez van destinando más al CrowdFarming. Como Antonio Marqués, que elabora queso de oveja en la sierra de Madrid. Cada oveja puede ser adoptada por 9 crowdfarmers y reciben a cambio tres kilos de queso.
Antonio Gutiérrez se lanzó al cultivo de mango ecológico en su finca de Arroyo de la Huerta (Málaga). En un par de meses consiguió que adoptaran toda su cosecha. Y ya se plantea ampliar el número de árboles.

Cristina García es una enamorada del mar desde pequeña. “Las algas siempre me fascinaron por su gran potencial”, por eso fundó Algas La Patrona en Cambados (Pontevedra). El crowdfarming le ha ayudado a dar visibilidad a su proyecto. Seleccionan las mejores zonas para la recolección, realizan el lavado, deshidratado y envasado final. Adoptando un metro cuadrado de la ría de Arousa obtienes 240 gramos de algas deshidratadas, junto con recetas para prepararlas.
Perfil del Crowdfarmer
CrowdfarmerLos compradores son muy variopintos, pero tienen en común que buscan cultivos sostenibles. Están comprometidos con el planeta y con la sociedad. Saben que van a obtener algo de buena calidad y que pueden producir un impacto positivo revitalizando zonas rurales.
Aunque España lleva la voz cantante en cuanto a productores (la mayoría son españoles), los compradores no lo son tanto. “Todavía nos falta evolucionar en la parte educacional. Países como Alemania, Francia o Suecia nos llevan mucha ventaja”, explica Aleksandra. A pesar de que todavía queda mucho camino por andar, esta nueva forma de consumo ha llegado para quedarse.