Donantes para quienes se han quedado mudos: "Así los enfermos no pierden el sonido de su propia voz"

El proyecto de la UPV genera discursos con la propia voz del enfermo antes que la pierda
El banco de voz almacena voces de donantes por si el enfermo no puede utilizar la suya
Perder la voz no sólo supone una discapacidad para la comunicación de la persona afectada. No poder hablar o no hacerlo en perfectas condiciones produce en estos enfermos un empeoramiento en sus relaciones sociales. "Es duro porque no sólo afecta a su calidad de vida. Sienten que han perdido su identidad, su personalidad lo que puede provocar que se aíslen socialmente", explica Eider Sánchez, psicóloga de ADELA (Asociación Vizcaína de enfermos de ELA).
Algunos de los afectados por esta enfermedad degenerativa tienen problemas al mover los labios, la lengua o las cuerdas vocales. Esto produce que su voz pueda ser en ocasiones ininteligible. No son los únicos, hay otras enfermedades que provocan una discapacidad oral como, por ejemplo, el cáncer de laringe.
Cien frases
Una aplicación de Internet está consiguiendo que estos enfermos recuperen la esperanza. Aholab, laboratorio de Procesamiento de Señales perteneciente a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad del País Vasco (UPV), ha creado un sistema a través del cual el afectado graba 100 frases preestablecidas. A partir de ellas, se articulan discursos sonoros completos.
"Cuando se produce la grabación de estas frases en nuestra página, simplemente se envían. Seguidamente se recibe un email con una aplicación para Android que reproduce la voz en el dispositivo que elijas", explica a NIUS, Jon Sánchez, profesor de Ingeniera de Comunicaciones de la universidad vasca.

El objetivo es que estos enfermos no pierdan el sonido de "su propia voz". En la actualidad hay tecnología avanzada que ya lo reproduce, pero suenan robotizadas. "En esos sistemas todas las voces son iguales, carecen de personalidad. Imagínate una conversación entre varios enfermos, todos con el mismo tono metalizado", sostiene Jon.
Donaciones
Para los que ya han perdido la voz también hay opciones. "Puede escoger la de un pariente que tenga voz parecida. Si no se puede, tenemos nuestro banco de voz donde puede elegir la que más le guste o con la que se sienta más identificado", añade el profesor. Esto último sólo se consigue gracias a las donaciones de voz de particulares. Aholab permite que cualquiera acceda a su sistema para "dar" su voz a los que ya no la tienen. Se archivan en un banco de voces que, por el momento, acumula 300 donaciones.

Poco a poco, la aplicación está dándose a conocer entre los enfermos lo que alegra a los integrantes de esta iniciativa (cuatro profesores y cuatro investigadores de la UPV) porque "es muy gratificante que tu trabajo revierta en algo positivo para otra persona", reconoce Jon Sánchez.