Fuga de ideas: cuando la mente y los pensamientos se desbocan


Explicamos qué es la fuga de ideas; un trastorno del pensamiento que produce una aceleración de la actividad mental
Este incremento en el flujo de ideas que aparecen en la mente se manifiesta en un habla rápida y un discurso incoherente
Muchas personas asocian el concepto de fuga de ideas con la agilidad mental y la capacidad de conectar ideas y conceptos, pero no tiene que ver con eso: es un trastorno del pensamiento
El periodista Pascual Serrano ya habló hace una década en su libro La comunicación jibarizada de cómo la revolución tecnológica, el predominio de lo audiovisual sobre lo textual, Internet, las redes sociales, la saturación informativa y la obsesión por la inmediatez está afectando a nuestras mentes y nuestra manera de pensar.
Expertos en salud mental y neurocientíficos como el doctor en neurociencia Michel Desmurget han descrito en numerosas ocasiones cómo esta nueva manera tan acelerada de incorporar información a nuestros cerebros, no solo está afectado a nuestra capacidad de reflexionar y profundizar en diferentes asuntos (Desmurget considera que “nuestros hijos son cada vez más imbéciles a causa del consumo digital”) sino que además, apuntan a que esta sobresaturación de estímulos podría estar favoreciendo la prevalencia cada vez mayor de algunos trastornos del pensamiento.
MÁS
Qué es la fuga de ideas
La fuga de ideas es un trastorno del pensamiento que produce una aceleración de la actividad mental y que se caracteriza por un incremento en el flujo de ideas que aparecen en la mente. El pensamiento se dispara y salta de una idea a otra constantemente sin ninguna pauta ni relación entre ellas. La persona con fuga de ideas no es capaz de terminar o cerrar una reflexión porque antes de hacerlo, su mente ya ha saltado a otro asunto. Esa cadena de ideas que aparecen en la mente no tiene un hilo conductor, no hay una estructura. La persona pasa de una idea a la otra de forma arbitraria.
Esta frenética actividad mental se manifiesta con un habla rápida o logorrea, un discurso incoherente en el que la persona cambia de tema constantemente, de manera brusca y sin ninguna lógica.
Aunque es posible que en alguna ocasión hayamos tenido una experiencia de pensamiento acelerado, por ejemplo si hemos consumido alcohol o si estamos muy entusiasmados por algún acontecimiento, es importante señalar que no por ello sufrimos un trastorno. El pensamiento acelerado o taquipsiquia es algo común ante situaciones específicas como las descritas sin embrago, la fuga de ideas es la expresión patológica de ese pensamiento acelerado.
De hecho, la fuga de ideas es una anomalía en el pensamiento, que suele surgir en el contexto de otras psicopatologías como el trastorno bipolar: una enfermedad mental crónica que afecta al estado de ánimo, en la que la persona sufre variaciones que van desde la euforia patológica (fase maníaca o hipomaníaca) a la depresión, perjudicando su funcionamiento diario. El trastorno bipolar afecta a entre el 2 y el 5% de la población mundial y se estima que cerca de un millón de españoles sufre este trastorno.
La fuga de ideas está también presente la esquizofrenia, pero este trastorno tiene una prevalencia mucho menor (0,32%) que el trastorno bipolar.
La fuga de ideas en el cine
Algunos ejemplos muy ilustrativos de esta patología los podemos encontrar como siempre en películas y series que, aún a riesgo de exagerar la sintomatología (por exigencias del guion) tienen una parte pedagógica que hemos de reconocer y poner en valor ya que nos permiten identificar y comprender fácilmente algunos trastornos mentales que, de otra manera jamás entenderíamos.
En la película Mr. Jones (1993) pueden verse bastante bien reflejados los síntomas del trastorno bipolar en su protagonista (Richard Gere) que, en la fase maníaca del trastorno presenta un estado de ánimo excesivamente elevado, con pensamientos que van a gran velocidad (fuga de ideas) y que se manifiestan a través de un habla acelerada (logorrea).
La serie Homeland es otro buen ejemplo de la fuga de ideas que experimenta Carrie Mathison, (interpretado por Claire Danes) una brillante agente de la CIA que padece trastorno bipolar cuando no toma su medicación. En pleno episodio maníaco, Mathison convierte su apartamento en un caótico collage de fotos, recortes de periódicos, mapas, esquemas y flechas que señalan aquí y allá sin lógica aparente. La escena es una auténtica caricatura de cómo su mente está experimentando esta fuga de ideas.
La fuga de ideas es invalidante
La fuga de ideas no tiene nada de bueno, a pesar de que muchas personas lo asocian con agilidad mental y capacidad de conectar ideas y conceptos tan características de personas intelectualmente brillantes. Lo cierto es que la fuga de ideas no tiene nada que ver con eso sino que es experimentada por quien la padece como algo perturbador e invalidante. Lo que siente alguien con fuga de ideas es una gran dificultad para concentrarse y una enorme frustración porque su atención está completamente dispersa y no logra enfocarse en un asunto: la mente deambula sin ninguna lógica ni orden a expensas de los estímulos que van apareciendo en cada momento.
Por todo ello la persona con fuga de ideas pierde por completo su funcionalidad, no se puede comunicar adecuadamente, no puede participar de la vida social. Es por ello que este trastorno está catalogado como una psicopatología grave.
Tratamiento de la fuga de ideas
Como decíamos con anterioridad, no es lo más habitual que una persona sufra de fuga de ideas de manera aislada, sin tener este síntoma una relación con otra psicopatología como el trastorno bipolar o la esquizofrenia. Por eso, el tratamiento farmacológico estará siempre adaptado a las necesidades específicas de cada paciente dependiendo de cuál sea su patología primaria.
En cuanto al tratamiento no farmacológico, para la fuga de ideas suele funcionar la terapia cognitivo conductual cuyo objetivo será ayudar al paciente a identificar los pensamientos que más le afligen para aprender a confrontarlos y sustituirlos por otros más funcionales.
Una herramienta o técnica que aún no está suficientemente contrastada pero que muchos profesionales de la salud mental están empleando para tratar la fuga de ideas es el mindfulness o atención plena. Este tipo de meditación favorece el surgimiento de una conciencia capaz de observar los pensamientos sin juzgarlos y sin engancharse en su contenido. Poder observar ese torrente de pensamientos e ideas sin dejarse arrastrar por ellos, como el que observa una cascada descender por un barranco, abre un abanico de posibilidades terapéuticas enorme para la fuga de ideas.