Adolescentes y móvil: ocho de cada diez lo usa para no aburrirse


La plataforma empantallados.com y GAD3 han publicado el estudio “El impacto de las pantallas en la vida familiar. Familias y adolescentes tras el confinamiento”
La investigación, que fue llevada a cabo a finales de 2021 analiza los cambios de usos digitales de padres e hijos tras el confinamiento
Una de las conclusiones más llamativas y preocupantes para muchos expertos es que el 84% de los adolescentes reconoce que usa el móvil para no aburrirse
Decenas de expertos llevan más de una década investigando y divulgando sobre el poder seductor de las pantallas y el impacto que ello puede tener en el desarrollo de niños y adolescentes.
El neurocientífico francés Michel Desmurget, autor de La fábrica de cretinos digitales, o la psicóloga británica Sandi Mann autora de El arte de saber aburrirse, entre otros expertos, han expresado abiertamente su preocupación por esta pérdida de tolerancia al aburrimiento que estamos viendo en los adolescentes del siglo XXI.
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Los "nativos digitales" son los primeros niños que tienen un coeficiente intelectual más bajo que sus padres, explica Desmurget en su libro. El aburrimiento: ese estado de la mente tan importante para el correcto desarrollo del cerebro y que el uso excesivo de pantallas bloquea “puede ser una fuerza poderosa, motivadora, que infunde creatividad, pensamiento y reflexión inteligente”, explica Sandi Mann.
La poca tolerancia al aburrimiento de los adolescentes en cifras
Los datos que refleja el estudio El impacto de las pantallas en la vida familiar. Familias y adolescentes tras el confinamiento, realizado por empantallados.com y GAD3, con el apoyo de Orange, a través de su iniciativa ‘Por un uso Love de la Tecnología’, y la Comisión Europea, no hacen más que reforzar esta preocupación que vienen expresando tantos expertos desde diferentes ámbitos.
Una de las conclusiones de este estudio se refiere precisamente a la principal motivación para usar el móvil expresada por los adolescentes que han participado en la investigación: El 84% de los adolescentes en España afirman que usan mucho el móvil para no aburrirse. Reconocen, además, que usan más las pantallas cuando están solos en casa.
El estudio revela que, efectivamente, los jóvenes usan mucho las pantallas, pero que ya lo hacían antes de la pandemia. El confinamiento ha acentuado una realidad que ya existía: el 56% de los padres cree que los hijos están más “enganchados” a las pantallas que antes de la COVID-19.
¿A qué se debe el consumo excesivo? A que las pantallas ofrecen un remedio inmediato frente al aburrimiento. Los padres se quejan de que se trata de una generación con menor capacidad para afrontar la frustración.
En este sentido, desde la plataforma empantallados.com, recomiendan fomentar en los adolescentes un uso de las pantallas con un “para qué”, ya que si no es más fácil que se queden atrapados y naveguen sin rumbo y promover actividades sin pantallas, como voluntariado, deporte, salidas a la naturaleza etc…Porque en el fondo, como refleja el estudio, muchos adolescentes prefieren lo presencial: solo el 36% de prefieren quedarse en casa jugando a un videojuego a salir a la calle; y casi el 80% prefiere las clases semipresenciales o presenciales a las virtuales.
El estudio ‘El impacto de las pantallas en la vida familiar’ y la pandemia
La investigación, llevada a cabo a finales de 2021, se basa en una encuesta a una muestra representativa de padres con hijos adolescentes, así como a adolescentes entre 14 y 17 años; y en focus groups con adolescentes y padres. El estudio analiza los cambios de usos digitales de padres e hijos tras el confinamiento, y los principales retos que plantea la adolescencia en el entorno digital.
El inicio de la pandemia provocó un cambio drástico en la relación de padres y adolescentes con la tecnología. El tiempo de uso de pantallas se disparó en los hogares españoles y continuó en niveles muy elevados tras el confinamiento.
Dos de cada tres adolescentes (68%) utilizan el teléfono móvil más que en la “vieja normalidad” -dice el estudio- solo cuatro puntos más que los propios padres (64%). Y el teletrabajo y las clases digitales han “revivido” al ordenador: más de la mitad de padres (51%) e hijos (54%) reconocen utilizar este dispositivo más que antes.
Este incremento de tiempo llevó a replantear las normas de utilización de pantallas en casa y, tras el confinamiento, no se ha vuelto a la realidad anterior. La mitad de los padres (51%) reconocen que las normas digitales se han flexibilizado; algo que solo percibe uno de cada tres adolescentes (34%). La explicación es el aumento de confianza de los padres en sus hijos a medida que estos van creciendo y la inercia de la pandemia.
Salud emocional y bienestar digital: Principales retos educativos
El 65% de los padres piensan que las pantallas y las redes sociales son una amenaza para la autoestima de los adolescentes. La tecnología es la puerta de acceso a experiencias emocionales intensas. El 43% de los adolescentes creen que las pantallas producen en ellos una montaña rusa de emociones. Más aún; el 55% piensan que les ayudan a ser más felices, y el 48% a evadirse de su realidad diaria.
Los videojuegos ayudan a sentirse mejor al 59% de los adolescentes; las redes sociales, al 52%. Otros datos, aunque con carácter más minoritario, invitan a la reflexión sobre el impacto que las pantallas tienen en la salud emocional de los adolescentes: sin móvil durante dos días, el 16% de los adolescentes no se aguantaría a sí mismo; y el 12% se sentiría sin ganas de nada.
En cuanto a las preocupaciones más frecuentes sobre el entorno digital: la relación con desconocidos es lo que más preocupa a los padres, y el ciberacoso la principal preocupación de los adolescentes. El acceso a contenidos inadecuados, daños en la salud mental (ansiedad, depresión…) y la dependencia o adicción a redes sociales son otros factores de preocupación.
Más del 20% de los adolescentes reconoce que les han insultado por WhatsApp o redes sociales. En cuanto a contenidos inadecuados o prácticas de riesgo, en el último mes el 20% reconoce abiertamente haber visto pornografía, el 7% haber apostado en una web de apuestas y el 5% haber enviado a otra persona imágenes desnudo. En los dos primeros casos, el porcentaje es mayor entre los chicos, y en la tercera, entre las chicas.
Los padres siguen siendo el principal referente de los hijos
La irrupción de la tecnología en el hogar ha puesto de manifiesto la importancia del papel educativo de los padres. El 78% de los adolescentes reconoce que, aunque piensen distinto, hacen caso de los consejos de sus padres. En cuanto a la elección de estudios, una de las decisiones más importantes para un adolescente, el 60% afirma que a quienes hacen más caso es a sus padres, seguidos de a sus amigos y tutores. Los influencers no parecen jugar un papel relevante en esta decisión (solo el 6% dice que les harían caso).
Las series y las películas pueden ser una ocasión para generar conversaciones en familia: tres de cada cuatro padres consideran que ver series y películas con los hijos facilita generar temas de conversación importantes con los hijos. Este dato contrasta con que la mayoría de los adolescentes ven las series habitualmente solos (56%), y que los padres las ven habitualmente en compañía de su pareja (61%).
Por otra parte, la familia es espacio de aprendizaje conjunto de las nuevas realidades tecnológicas. En el último año, el 48% de los adolescentes ha ayudado a sus padres con cosas de pantallas que sabían más (videoconferencias, redes sociales…). Y el 43% de los padres ha ayudado a sus hijos en temas que dominaban mejor, como los programas Office. Aunque más de un 30% de los padres afirma que se siente perdido en cómo educar a su hijo en un uso saludable de las pantallas.
Asimismo, la familia es un espejo en el que se reflejan las fortalezas y debilidades que las distintas generaciones hacen de las pantallas. El 71% de los padres afirma que sus hijos tienen menos criterio para diferenciar la calidad de las noticias; y que, por tanto, son más vulnerables a bulos y fake news. En el último año, dos de cada diez adolescentes (21%) han reenviado alguna noticia falsa pensando que era cierta. Una cifra que desciende hasta el 13% entre los padres.
Al mismo tiempo, el 65% piensa que sus hijos gestionan mejor la sobrecarga informativa del ámbito digital. Lo ilustra la avalancha de mensajes que reciben por WhatsApp y redes: el 45% de los padres se sienten agobiados por el aluvión de notificaciones; 35% en el caso de los adolescentes.
Hacia un futuro cada vez más digital
Con el confinamiento, la sociedad dio un gran salto en competencia digital; las pantallas eran la única ventana al trabajo, a mantener relaciones sociales, etc. Dos años después, el 67% de adolescentes resalta que las pantallas les facilitan buscar nueva información; el 58%, que la tecnología les ayuda a tener más comunicación con los demás; y el 53% que les ayudan a ser más curioso y generar nuevas inquietudes.
Una tecnología que, además, les facilita desarrollar competencias nuevas, propias de la era digital, como el aprendizaje permanente o nuevas formas de trabajo en equipo. El 75% de adolescentes ha buscado recientemente algún video-tutorial para aprender a hacer algo nuevo. Y, en el último año, el 60% ha hecho algún trabajo de modo colaborativo.
Los padres saben que el horizonte de los hijos es cien por cien digital. El 94% dice que las pantallas van a ser muy importantes para el futuro profesional de sus hijos. Y el 92% sabe que internet cambia muy rápido el mercado laboral.