Cuando das a tu hijo adolescente un móvil para tenerlo más controlado y al final se te descontrola


Recogemos las conclusiones más interesantes del estudio ‘El impacto de las pantallas en la vida familiar. Los adolescentes’, que se acaba de publicar
El estudio ha sido realizado por la plataforma empantallados.com y GAD3, con el apoyo de ‘Por un uso Love de la Tecnología’ y la Comisión Europea
El estudio ha permitido poder medir bien todos los cambios que se están produciendo en el uso de pantallas a raíz de la pandemia
El titular de este artículo está inspirado en un testimonio real: una frase que dijo uno de los 611 padres y madres de toda España que participaron en el estudio sobre el impacto de las pantallas en la vida familiar y cuyos resultados acaban de publicarse. El estudio, realizado en España durante el curso 2019/20, está basado en una encuesta a una muestra representativa de padres con hijos menores de 18 años y en focus groups con adolescentes y padres.
Los datos se recogieron antes de la pandemia, cierto, pero como explica, Narciso Michavila, Presidente de GAD3, la consultora de investigación social y de comunicación que ha elaborado el informe, “el hecho de haber podido hacer el primer barómetro justo antes de que sospecháramos siquiera que iba a venir la pandemia que vino, nos ha permitido poder medir bien todos los cambios que está habiendo en el uso de pantallas precisamente por la pandemia”.
Porque es cierto que la pandemia ha despejado cualquier tipo de dudas sobre hacia dónde nos está llevando la tecnología…pero no hay que olvidar que “ya antes de la pandemia toda la digitalización estaba produciendo unos cambios sociales que nadie somos conscientes todavía de en qué medida van a continuar”, explica Michavila. Con respecto a la regulación del uso de la tecnología, insiste en que no debemos olvidar que todavía “estamos en ese periodo inicial en el cual estamos aprendiendo a poner reglas”.
Inspirar en la fase de poner reglas
Y este es precisamente el espíritu de este informe: no busca simplemente poner luz a una realidad aportando datos, cifras, porcentajes y gráficos…la verdadera intención es la de promover e inspirar esta necesaria fase de regularización sobre el uso de la tecnología en la que nos ha tocado vivir. Los datos como los que refleja el informe sobre cómo las pantallas afectan a la vida familiar (y en este caso a los adolescentes) son imprescindibles para justificar lo imperativo que es regular el uso de las tecnologías.
“Cuando nuestros antepasados empezaron a conducir los coches era un auténtico desastre; una jungla llena de coches. Tuvieron que aprender a poner unas reglas, a pintar unas líneas en las calles, a poner unos semáforos para parar la circulación...y ahora mismo, algo tan complejo como es conducir, prácticamente todo el mundo, podemos hacerlo de forma bastante civilizada y muy positiva para la humanidad. Con los móviles y pantallas y las tecnologías estamos todavía en esa fase de pintar las líneas en el suelo, de entender que las tecnologías abren muchas posibilidades en el mundo laboral, las relaciones familiares en la comunicación política, pero a la par tiene que haber unas reglas que poco a poco se van consensuando. Soy muy optimista con todo esto”, explicaba Michavila en una entrevista en un podcast de la plataforma empantallados.com
El 85% de los padres en España cree que para los adolescentes, estar en redes sociales es importante para sentirse reconocidos y valorados
La mayoría de las conclusiones de este estudio, ponen de manifiesto la cantidad de retos educativos relacionados con el buen uso de las tecnologías a los que los padres y educadores nos enfrentamos hoy en día si realmente queremos contribuir a que nuestros hijos -los adultos del futuro- sean quienes tengan el control de las pantallas y no al contrario. Porque esa será en unos años la verdadera brecha socio-tecnológica, como explica Michavila “los que controlan las tecnologías frente a los que se dejan controlar por ellas”.
Por ejemplo, en el uso de los redes sociales, el informe destaca que el 85% de los padres en España cree que para los adolescentes, estar en redes sociales es importante para sentirse reconocidos y valorados.
Las redes sociales: irrenunciables para los adolescentes
El 42% de los padres encuestados afirma que para los adolescentes, el hecho de tener un perfil en redes es muy importante a la hora de sentirse reconocido y valorado. Pero a la vez, los padres viven esta realidad con mucha preocupación: para ellos, las redes representan una fuente de riesgos que no saben cómo gestionar y que aceptan con resignación.
Porque la mayoría de los padres piensa que si privaran a su hijo de las pantallas durante un tiempo prolongado, les generaría aburrimiento, ansiedad o rebeldía. 3 de cada 4 padres creen que su hijo encontraría una alternativa, frente a los que dicen que se encerraría en su habitación.
Los padres consideran que la edad adecuada para que sus hijos se abran un perfil en redes sociales son los 15 años. Esto supone en la práctica una contradicción con su opinión sobre la edad recomendada para que sus hijos tengan móvil (que es 13 años) dado que para un adolescente, tener un smartphone es sinónimo de estar en redes. El móvil, precisamente, protagoniza otra de los puntos clave del informe.
El móvil, el rey de la casa
Los padres opinan que la mejor edad para comprar a sus hijos su primer smartphone son los 13 años. Cuando el móvil llega, eclipsa a los demás dispositivos.
La televisión ya no manda sobre los contenidos, que se pueden consumir bajo demanda en el móvil. El ordenador queda relegado a las tareas escolares; la tablet está asociada a niños pequeños; y la consola, para muchos se circunscribe solo a fines de semana.
Mediación parental: del control a la confianza
8 de cada 10 familias aplican alguna regla sobre el uso de las pantallas. La más habitual es establecer horarios (72%); le sigue la restricción del uso en determinados lugares y momentos, como durante las comidas o la habitación (54%).
De los focus group se concluye que entre los 14 y los 15 años, explota la socialización digital de los adolescentes: lo viven como un tránsito al mundo adulto, aunque todavía se sienten muy controlados por sus padres. A partir de los 16, comienza otra etapa: los padres piensan que ya han hecho una labor educativa y optan por un modelo de confianza mutua.
Los adolescentes aceptan de buen grado ese intercambio: "me controlas pero a la vez accedo a un mundo virtual nuevo”, dice el informe
El estudio refleja que el hecho de darles un móvil a sus hijos genera en los padres una ilusión de control sobre ellos, pero los hijos lo viven como la puerta a la libertad: acceso a un mundo ilimitado de contenidos, comunicación, entretenimiento... y también a un universo de riesgos potenciales.
“Los padres compran a sus hijos el primer teléfono para tenerles localizados y poder saber dónde están. Pero sus hijos saben que el móvil es mucho más que un simple teléfono; es la llave que da acceso a las redes sociales. Por eso, los adolescentes aceptan de buen grado ese intercambio: "me controlas pero a la vez accedo a un mundo virtual nuevo”, dice el informe. El resultado es que “les das un móvil para tener mayor control y al final se te descontrola”, como explica uno de los progenitores anónimo que participó en el estudio. “Te lo dan pensando que pueden tener control, pero al final tienes más descontrol”, como explica uno de los adolescentes que participó en uno de los focus groups.
Más oportunidades que riesgos
Para los padres y madres españoles, las pantallas ofrecen más oportunidades que riesgos (la valoración media es 2,9 sobre 5). Les preocupa, sin embargo, la relación con desconocidos, el ciberacoso y el acceso a contenidos inadecuados.
Para encontrar información sobre cómo educar en el mundo digital, el 44% de los padres recurre a Internet. Reconocen que sobre todo utilizan Google para encontrar consejos sobre algo que les preocupa de forma puntual.
Nuevas profesiones y habilidades
El protagonismo de las pantallas en la vida de los adolescentes hace que cuando se proyectan en el futuro aspiren a profesiones en las que la tecnología es el instrumento principal. Los padres afirman haber oído a sus hijos o a los amigos de sus hijos decir que quieren ser youtuber (41%), gamer (37%) o influencer (27%).
Más del 60% de los padres consideran que la mayoría de las competencias digitales deben adquirirse de forma conjunta en el entorno familiar y escolar. La ciberseguridad y la seguridad personal online son las áreas que consideran más prioritarias en la educación de sus hijos.
Como reflejo de esa intención de inspirar el cambio hacia una regulación del uso de las tecnologías, el estudio recoge algunas líneas educativas en las que incidir en la educación de los adolescentes. Dichas líneas que están en sintonía con muchas de las propuestas que ofrece empantallados.com, una plataforma digital para ayudar a padres y madres a aprovechar la tecnología como una oportunidad más para educar.
- Ayudarles a cultivar una sana autoestima,
- Promover un uso equilibrado de los dispositivos,
- Educarles en habilidades sociales y reforzar determinados hábitos intelectuales en los que la tecnología no siempre ayuda (sentido crítico, foco, constancia...),
- Acompañado todo de un ambiente de confianza entre padres e hijos
En conclusión, la clave del éxito es tan sencilla como encontrar el equilibrio y fomentar la comunicación en la familia. Una recomendación que parece cada vez más sólida y fundamentada es la de no perder el anclaje en lo analógico a pesar de vivir en una sociedad tecnologizada, como explicaba Michavila, “porque tu lugar en el mundo, lo entiendes cuando estás en contacto con la naturaleza (…) Los urbanitas tenemos que ser capaces de ir a la naturaleza y ver una noche con estrellas porque gran parte del problema de no entender al ser humano tiene que ver con esa desconexión con la naturaleza. Y con lo analógico pasa lo mismo: un pensamiento únicamente digital es un pensamiento fragmentado”.