Vivir la vida en lugar de pensarla: la propuesta de David del Rosario y Sergi Torres en ‘La biología del presente’


‘La biología del presente’ es un libro fruto de las profundas conversaciones entre David del Rosario y Sergi Torres
David del Rosario es un investigador en neurociencia y divulgador que ofrece una forma diferente de entender la mente y el cerebro
Sergi Torres es una de las voces actuales más reconocidas en el ámbito de la autoindagación y el desarrollo personal
Si hay algo de lo que son plenamente conscientes David del Rosario y Sergi Torres es de su propia ignorancia. ¿Quién iba a imaginar eso de uno de los mayores investigadores y divulgadores en neurociencia, como David del Rosario y de uno de los grandes referentes en el ámbito de la autoindagación, como Sergi Torres?
Para mí, explica Sergi Torres, “siempre es un festival encontrarme con David porque nos encontramos dos ignorantes que somos conscientes de nuestra ignorancia…no ignoramos nuestra ignorancia. Y eso es un festival a la hora de descubrir. De hecho, cuando estoy en un teatro y me siento en una silla, estoy construyendo junto a todos. Y esto es una pasada como posibilidad también extrapolada al ser humano. Me imagino, por ejemplo, extrapolar esto a un consejo de ministros donde de repente todos se reúnen para construir ¿no? es fascinante el potencial que tenemos”.

Una materialización de ese potencial que tenemos todos los seres humanos de construir desde nuestra absoluta ignorancia (reconocida y compartida) es La biología del presente La biología del presente(Diana 2020): un festival en forma de libro que acaba de reeditarse en formato de bolsillo y que me sirve de excusa para organizar una conversación a tres bandas con sus autores y hablar con ellos sobre el libro, el mundo y el ser humano….Porque sigo creyendo que ‘seres humanos hablando sobre el hecho de ser humanos, siempre funciona’. Pasen, lean y juzguen por ustedes mismos:
“El libro es una invitación a dejar de pensar únicamente la vida y comenzar a vivirla, asegura David del Rosario, pero como muchas cosas que hablamos Sergi y yo, nuestro trabajo no se basa en la espiritualidad o no se basa en argumentos científicos…se basa en reconocer que somos unos ignorantes. Y es ese reconocimiento lo que nos permite volver a mirar y ver una cosa que no habíamos visto. Y lo que hacemos durante todo el libro, es jugar con cosas que nunca habíamos visto. No llenamos el libro de recuerdos, no llenamos el libro de cosas que creemos que son verdad. Creo que el ingrediente para que poco a poco el miedo se desvanezca, es darnos cuenta de que no sabemos nada y que de aquello a lo que tememos tampoco sabemos nada…por lo tanto, creo que esa ignorancia es una oportunidad”.

La biología del presente nos invita -en un recorrido fascinante entre la ciencia y la espiritualidad- a vivir más allá de lo establecido, a cuestionarnos todo lo que hemos dado por supuesto acerca de la experiencia humana y a convertirnos en apasionados exploradores del presente.
Qué es eso del presente
¿Pero qué es eso del presente? Lo cierto es que no comprendo bien su significado ni qué tiene de relación con ese mantra que tanto repetimos de “vive el aquí y el ahora” ¿Puede ser que hablemos del presente -como de tantos otras cosas- sin saber que no sabemos lo que es el presente?
Claro, explica Sergi Torres, “tenemos un cierto nivel de confusión y es que, presente, aquí, está muy marcado por nuestro sistema de percepción y una imagen mental de lo que es el aquí y el ahora. Pero el aquí y el ahora no es lo que nosotros pensamos que es el aquí y el ahora (…) El presente se acerca mucho más a la presencia, incluso es un lugar donde espacio y tiempo se confunden: no sabes qué es espacio y tiempo, pero está ahí por descubrir. Solemos decir eso de ‘vivir el aquí y el ahora’ con nuestras ideas previas de espacio y de tiempo. No nos damos cuenta de que todo está contenido dentro de nuestra mente, de que todo es mente al final. Espacio es mente, tiempo es mente. Cuando decimos ‘vive el presente’, si yo lo entiendo desde mi concepción del tiempo, lo que estoy entendiendo es que tengo que vivir el instante que está entre el antes y el después. Y eso nos confunde mucho. Porque la mente, al final, si la despojas de todas las ideas, se abre a una concepción completamente nueva”
Hemos convertido el presente en una moda, en una herramienta a través de la cual buscamos sensaciones de bienestar concretas (David del Rosario, neurocientífico)
“Muchas veces, apunta David del Rosario, las personas que nos preguntamos acerca del presente, lo hacemos porque hemos convertido el presente en una moda, en una herramienta a través de la cual buscamos sensaciones de bienestar concretas. Cuando yo hago eso, previamente me estoy definiendo como un ser carente de esas sensaciones de bienestar. Cuando yo utilizo el presente de esta manera, lo único que estoy haciendo es temerlo, y cuando lo temo, necesito un espacio y un tiempo que temer. Ahí, es donde nuestra concepción pasada de tiempo, se hace fuerte. Pero si tú no ves esto desde el miedo, porque no le estás pidiendo nada al presente, sino simplemente decides dejar de pensarlo y comenzar a vivirlo, empiezas a descubrir que nos faltan las palabras para poder describir el presente. Pero fíjate de dónde parte este descubrimiento: de no pedirle nada a presente”.
Ese viaje hacia nuestra verdadera naturaleza presente que nos proponen David del Rosario y Sergi Torres, (que nada tiene que ver con nuestra idea previa del presente) es una invitación a dejar atrás la mentalidad de supervivencia y descubrir en nosotros mismos una nueva manera de vivir. La mentalidad de supervivencia, explican, es lo más parecido a vivir estresados.
“Nosotros, explica David del Rosario, presentamos la supervivencia -por ponerle nariz y boca- como el estrés: una situación que inicia esta respuesta biológica de la supervivencia. Sin embargo, la biología del presente incluye situaciones de estrés. De lo que nosotros nos empezamos a dar cuenta mientras conversábamos es que hacer de este estrés un estilo de vida, empieza a secuestrar nuestra biología y empieza a hacer que se mueva en un campo muy pequeñito de posibilidades. Cuando empezamos a hace esto desde un punto de vista orgánico o biológico, nos damos cuenta de que nos estamos perdiendo un montón de cosas y que no estamos utilizando un montón de capacidades cognitivas y biológicas que disponemos de manera natural: y que no lo estamos haciendo por una decisión que normalmente es inconsciente. La decisión de mantener o sostener el miedo en el tiempo es inconsciente. De hecho, usamos el miedo como crema protectora frente al sufrimiento, cuando su factor de protección es cero, no puede protegernos. Sin embargo, le pedimos esto al miedo. Cuando hacemos esto, si que parece que haya dos biologías. Pero cuando empiezas a darte cuenta de que no sabes nada, y empiezas realmente a descubrirte en lugar de recordarte, te das cuenta de que una incluye a la otra, de que vivir un episodio de miedo es supernatural si te abres a ello”.
Sin darnos cuenta, nosotros constantemente estamos eligiendo no desvincularnos de nuestros pensamientos (Sergi Torres escritor y divulgador)
Pasar de una biología de la supervivencia a la biología del presente tiene también mucho que ver con salir del modo mental en el que vivimos, de despojar a los pensamientos de ese halo de importancia que les damos…tanta importancia le damos, que nos hemos llegado a identificar con ellos. ¿Qué pasa cuando uno se abre a la posibilidad de que sus pensamientos no sean la verdad, sino solo una posibilidad? También surge miedo ahí…porque uno, de repente, al dejar de ser quien creía que era, teme dejar de ser quien era. Y llega el miedo existencial…
“Es que de mi ignorancia nace mi identificación con lo que pienso, apunta Sergi Torres. De hecho, si lo que yo creo ser se basa en lo que yo creo que yo soy, y me identifico con ello, desde ahí es desde donde yo empiezo a pensar el resto. ¿Cómo me voy a desvincular de esos pensamientos si al desvincularme me van a tener que llevar tarde o temprano a desvincularme de lo que yo pienso acerca de mí y a tener que asumir mi ignorancia existencial de que no sé quién soy? ¡Pero en mayúsculas! que no sé qué sentido tiene nada de lo que vivo. Entonces hay un sistema de protección ante eso, y es que sin darnos cuenta, nosotros constantemente estamos eligiendo no desvincularnos de nuestros pensamientos”.
“Es que un pensamiento no tiene la capacidad de definirnos ni de decirnos quienes somos, señala David del Rosario. Cuando yo, por ejemplo, le doy a un pensamiento la condición de hecho, por ejemplo, le doy al pensamiento ‘cómo nos cuesta desvincularnos de nuestros pensamientos’, cuando le doy a ese pensamiento la condición de hecho, ese pensamiento empieza a tener la capacidad de controlarme. Pero si yo vuelvo al origen de ‘no sé si ahora mismo yo puedo desvincularme de este pensamiento’ si yo hago simplemente ese gesto, que es quitarle la condición de hecho y devolverlo al origen, es volver a ver un pensamiento como lo que es: una propuesta de tu cerebro para una situación de vida. Ahí vuelvo al punto de la ignorancia, me doy cuenta de que no sé cómo es mi pensamiento. Ahí estoy dejando de pensar únicamente la vida y estoy comenzando a vivirla.
Pensar mucho está sobrevalorado
Es verdad que ese gesto es complicado, ese desidentificarnos de lo que pensamos es muy contracultural en una sociedad como la nuestra en la que desde hace siglos se ha dado tanta importancia al pensamiento y a la mente.
“Pero fíjate que puedes cambiar todo un milenio de historia simplemente dándole a este pensamiento en lugar de la condición de hecho, la condición de posibilidad, añade David del Rosario Este pensamiento que estás expresando de “hacer esto es muy difícil”… si tú realmente te atreves a verlo como una posibilidad, ya has cambiado 2.000 años de historia. Fíjate qué cerca estamos. Estamos a un gesto de distancia, pero no nos cuestionamos, porque creemos saber, porque no queremos reconocer nuestra ignorancia. Creemos saber cómo somos y, mientras yo crea saber cómo soy, no me voy a vivir, me voy a pensar…con lo cual, si yo ya creo saber cómo es la vida, ¿para qué la voy a vivir?
Otra de las cosas que crea la mente son las amenazas; muchísimas. Los expertos aseguran que los humanos tenemos unos 60.000 pensamientos al día, de los cuales, la mayoría son negativos. Esta capacidad de la mente de crear tantos pensamientos unida a nuestra tendencia a identificarnos con esos pensamientos, es el caldo de cultivo perfecto para la biología de la supervivencia, del miedo, de pensar la vida en clave amenaza por el hecho de pensarla más que de vivirla…
“De hecho, apunta Sergi Torres, si te ofrecen la posibilidad de hace un viaje durante un tiempo por una selva y te dicen: tienes la opción de conocer los lugares más hermosos de la selva de antemano o de conocer los peligros de la selva de antemano. ¿Qué eliges para viajar? La gran mayoría vamos a elegir conocer los peligros y eso ya marca mucho, demuestra dónde estamos situando nuestra atención. Preferimos pedirle a nuestra atención que esté monitorizando los peligros o aquello que pensamos que puede representar una amenaza. Cuando vivimos bajo esa elección imaginada, es un uso que yo entiendo, secuestrado de la atención, porque la llevamos a un lugar imaginado que no nos permite experimentar (…) Cuando yo sitúo la atención en una imagen inventada, empieza una incoherencia. Empiezo a sentirme insatisfecho, empiezo a sentirme confundido y carente de atención. Desde ahí, desarrollo una forma de vivir en la que busco ser atendido, ser llenado, y ahí nos vamos al mundo de las relaciones, del trabajo, del dinero y buaaaaaaaa hasta la guerra entre Rusia y Ucrania”.
¿Estamos precableados para percibir el peligro?
“No venimos precableados para percibir el peligro, asegura tajantemente David del Rosario…este argumento no es más que una posibilidad a la que damos la condición de hecho, para que el mundo que nos hemos inventado -basado en el miedo- tenga sentido, para que la escena que describía Sergi de la selva tenga sentido, pero no es nada más que una posibilidad”.
Esta idea de que ese sesgo negativo del mundo que a la mayoría de los humanos nos hace hipersensibles al peligro es solo una posibilidad entre miles, tiene su correlato neurológico. Y ahí es donde David del Rosario remata esta conversación a tres bandas iluminándonos con uno de sus ‘neuro-apuntes’ como todos los que salpican de principio a fin las páginas de La biología del presente.
“Hay un periodo que se llama periodos críticos -que a mí me encanta verlo como una ventana de oportunidad durante el desarrollo cerebral- que es que el cerebro de un bebé tiene muchísimas más neuronas que el de un adulto; no solo eso, sino que tiene muchísimas más sinapsis. Aproximadamente 35 veces la edad del universo más sinapsis que un adulto…Esto simboliza que nuestra mente viene al mundo con infinitas posibilidades y que hacerse mayor es ir socavando, es ir podando estas infinitas posibilidades hasta quedarme con unas pocas”.
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