Borja Vilaseca, escritor: “Conocerse a uno mismo es lo más doloroso del mundo, por eso la gente no quiere hacerlo”


Entrevista al escritor, divulgador y conferenciante Borja Vilaseca sobre su último libro 'Las casualidades no existen'
El libro es un ensayo práctico sobre la necesidad de reconectar con nuestra dimensión espiritual laica
El autor busca que los creyentes cuestionen algunos aspectos de la religión y los ateos se abran a la espiritualidad
“La espiritualidad estuvo secuestrada por la religión y la asesinó”. Lo dice quien se define como un agitador de conciencias. Reconozco que no se me ocurre mejor manera de explicar quién es Borja Vilaseca.
Puedo decir de él que es periodista de formación, escritor, impulsor de una decena de proyectos pedagógicos orientados a promover un cambio de paradigma de la sociedad, que ha impartido más de trescientos cursos para más de 15.000 personas en diferentes países y que tiene miles de seguidores en redes sociales. Aún así estaría únicamente hablando de lo que Borja Vilaseca hace… no de quién es él en realidad. Identificarnos con lo que hacemos es una trampa más del ego, como diría el propio Vilaseca.
Aviso a navegantes desde ya por si se quieren bajar del barco y dejar de leer en este momento: de esta guisa va toda la entrevista. Es lo que hay cuando una habla durante media hora con alguien que dedica gran parte de su tiempo y energía a despertar conciencias a través de la única manera posible: la introspección. La introspección como camino hacia el autoconocimiento y, desde ahí, a la conexión con uno mismo y con esa dimensión espiritual que todos tenemos ‘de serie’... Sí, aunque muchos aún no lo sepan; sí, aunque a muchos les chirríe la palabra espiritualidad.
Borja Vilaseca acaba de publicar su último libro, Las casualidades no existen (Vergara 2021) El título se refiere a que las cosas que pasan y que nos pasan en la vida no suceden porque sí, sino que son las experiencias que necesitamos vivir para aprender y evolucionar espiritualmente… Es por eso que las casualidades no existen.
La espiritualidad es una experiencia que no puede comprenderse a través del intelecto porque es lo que está más allá del intelecto (Borja Vilaseca, escritor)
Pregunta: Hablar de espiritualidad en estos tiempos es atrevido. A mucha gente le chirría esta palabra a pesar de que está muy relacionada con el desarrollo personal.
Respuesta: Hay muchísimos prejuicios porque las personas estamos totalmente desconectadas de la espiritualidad y estamos totalmente secuestradas por la mente, por el ego, por el intelecto. Entonces, la espiritualidad es una experiencia que no puede comprenderse a través del intelecto porque es lo que está más allá del intelecto. Por eso tiene tan mala prensa en una sociedad tan excesivamente racional.
P: ¿El libro describe tu propio descubrimiento de tu dimensión espiritual?
R: El libro es un reflejo de mi propia historia existencial. Yo fui educado en un entorno católico no practicante. Luego me hice ateo y, cuando uno se hace ateo, entra en el existencialismo, en la intelectualidad, aferrándose al método científico que lo justifica todo y, entonces, cualquier palabra como espiritualidad, Dios, misticismo, pues se mete en el saco de la religión -la cual está muy demonizada por la cosmovisión occidental, tan racional, excesivamente racional- y también se mete en el saco de la autoayuda, que es una perversión del camino del autoconocimiento y del desarrollo espiritual porque está como masticado, 'remasticado' para hacer un negocio de la desesperación.
P: Dices que la conexión con nuestra dimensión espiritual que nos lleva a despertar de matrix
R: Hoy en día, las personas ¿por que no quieren parar?, ¿por qué no quieren escuchar?, ¿por qué no quieren mirar hacia dentro? Porque hay mucho dolor y oscuridad. Esto lo sabemos los que hemos transitado ese camino de oscuridad, de ego y de dolor. Conocerse a uno mismo es muy doloroso y por eso, desde el ego, lo que hacemos es una vida de parches, de anestesia; es una vida para mantenernos dormidos y anestesiados y eso es lo que procura hacer el sistema: lo que procura es promover la inconsciencia, la enfermedad, el desempoderamiento. ¿Cómo? Pues dándonos todo tipo de ‘trankimazines’… y uno de ellos hoy en día son las pantallas que nos mantienen en el matrix totalmente alejados de nosotros mismos.
P: Nuestra vida tan extremadamente tecnologizada no nos da mucho espacio para parar a hacer esa introspección de la que hablas…porque esa introspección necesita tiempo y pausa y la tecnología, en términos generales, nos ha instalado en el patrón contrario: en el de la necesidad de hacer, hacer, hacer y conectarnos con lo de fuera para desconectarnos de nosotros…
R: En función de cómo tú utilizas la herramienta, eso refleja tu nivel de consciencia (…) La tecnología es una herramienta, es como un cuchillo. Tú, un cuchillo, lo puedes utilizar para cortar la comida o para apuñalar a alguien. No se trata de demonizar la herramienta, en este caso la tecnología, porque todo depende de cómo se utilice. Pero sí que es verdad que cuando la persona está dormida, la tecnología hace uso de ella y se aprovecha y la utiliza: las redes sociales, las grandes empresas tecnológicas…y bueno, eso mantiene a la gente todavía más dormida y anestesiada, eso sí es verdad.
Muchas personas, y estoy hablando de miles de miles de personas, han despertado durante la pandemia (Borja Vilaseca, escritor)
P: Por ejemplo, en el confinamiento de 2020, mucha gente, en vez de aprovechar la oportunidad de parar y mirar un poco hacia dentro, hizo todo lo contrario. ¿Esto refleja de alguna manera ese modo de vivir anestesiados del que hablas?
R: Creo que la pandemia sí ha traído mucho despertar; ha restringido nuestra libertad, ha restringido nuestra capacidad de movimiento, ha restringido también nuestra capacidad de evadirnos, nos ha encerrado literalmente, nos ha confinado, que metafóricamente es como un poco que tienes que quedarte contigo a solas. Es verdad que hay gente que ha visto 15 horas al día de Netflix, sí, es verdad que también eso ha pasado, pero yo conozco mucha gente que me dice: ¡la pandemia me ha despertado! La pandemia y sobre todo el confinamiento ha sido un momento donde se nos ha dado la oportunidad de parar, de hacer introspección y de reflexionar realmente en qué tengo que cambiar y qué ha de cambiar en mi vida. Es como una metamorfosis colectiva. Hay gente, la gran mayoría, que la ha utilizado para evadirse, como tú dices, pero también me doy cuenta de que muchas personas, y estoy hablando de miles de miles de personas, han despertado durante la pandemia.
P: ¿Crees que ese fue el principio de un despertar colectivo?
R: Al final hemos de ver esto como un proceso paulatino de despertar donde todo el rato está pasando lo que tiene que pasar para que las personas correspondientes vayan despertando y hemos de tener mucha paciencia revolucionaria. Mucha gente despertó con la crisis de 2008, mucha gente despertó con la pandemia…vamos a ver cuál es la siguiente gran bofetada que nos pega la vida colectivamente y, de bofetada en bofetada y tiro por que me toca, es cuando el colectivo va despertando. Entonces, lo que yo voy viendo es que cada vez hay más gente despierta, y esa gente despierta ¡ya está despierta! ya está en el camino, ya forma parte de esta revolución pacífica y silenciosa de salir del matrix, de quitarse la venda de los ojos, de empezar a dejar de estar hipnotizada por el sistema y empezar a entender cómo funciona la realidad, la vida… y de empezar a buscar respuestas en su interior: cada vez somos más y esto es imparable.
P: Lamentablemente esos despertares suelen ocurrir cuando la vida nos da una bofetada…
R: Eso es: la gente no busca esa conexión consigo misma hasta que no vive esa experiencia traumática, suele ser así.
P: Vamos a hablar de tu libro. En los primeros capítulos haces una crítica a la religión, a la que consideras como la responsable de haber matado la espiritualidad…
R: El libro abarca cuatro grandes cajones de sastre. El primer cajón de sastre es la religión: las creencias religiosas. Y le dedico una buena parte y meto collejas y sé que voy a hacer muchos amigos [ironiza] entre los creyentes. Pero yo estoy aquí para servir. Ojalá que esas collejas sirvan para despertar y darse cuenta de cómo la religión, lo que hace, es esclavizar las mentes y controlar socialmente a las personas y manipularlas desde la culpa, y que eso está al servicio de unos intereses, de unos lobbies políticos y religiosos dirigidos por la institución con más poder en toda la historia de la humanidad, que es la iglesia católica…¡y eso que me he censurado mucho! Espero que los lectores valoren el ejercicio de honestidad y de respeto que estoy teniendo, pero ojalá que se confronten.
El ateísmo, lo que hace, es reforzar la sensación de que aquí no hay noción ninguna de espiritualidad porque el mundo es una cuestión racional (Borja Vilaseca, escritor)
P: Sin embargo, en tu libro, insistes en que muchas personas que despiertan de esa realidad de la que hablas con respecto a la religión se pasan de frenada, como te pasó a ti…
R: El libro examina lo que es el ateísmo y el nihilismo, que son las creencias contrarias: “no creo en Dios”…pero, en este caso, las creencias se rigen a través del intelecto y el intelecto a través del ego y el ego es el gran carcelero de la humanidad. Ahí se produce una gran sensación de vacío, de falta de sentido porque claro, la espiritualidad estuvo secuestrada por la religión y la asesinó. El ateísmo, lo que hace, es reforzar la sensación de que aquí no hay noción ninguna de espiritualidad porque el mundo es una cuestión racional, mental… entonces, la gente es todavía más esclava de sus propias mentes…con lo cual, ¡colleja también para los ateos!, que me van a adorar [ironiza] y me van a decir de todo, pero esperando que los ateos, con humildad, hagan lo revolucionario, que es ir más allá de la mente, del intelecto. A los ateos les digo: gracias por confrontar la religión, ¡gran contribución!, pero hace falta un paso más allá.
P: ¿Cuál es para ti ese paso más allá?
R: Es cuando hablamos del autoconocimiento y de la espiritualidad, del misticismo, la experiencia de disolución del ego, de la mente, de ir más allá de este 'yo ilusorio', de este despertar, esa consciencia, ese camino que es doloroso, que es confrontante, que es del que estamos hablando. Ese sería el cuarto cajón, que es el camino de los místicos, de los sabios, de las enseñanzas atemporales de la filosofía perenne, que es realmente sanador y transformador cuando uno lo experimenta. Uno no se lo cree, experimenta a dios en su interior…pero dios es otra cosa, no es una creencia, es una experiencia, es una experiencia de unión, de comunión, de disolución del ego. Es un camino que realmente requiere de muchísima madurez, introspección, indagación.
P: Nos hemos dejado el tercer cajón de sastre: que tiene mucho que ver con la industria de la autoayuda
R: El mensaje de estos místicos se está distorsionando por la industria de la autoayuda, en la cual evidentemente la gente me va a meter. Pero yo tengo que ser autocrítico conmigo mismo. Para mí, este libro no es de autoayuda: hago una crítica a la atoayuda, a todos estos gurús, personas que comparten su libro, su curso, sus charlas, pero desde el ego, para reforzar el ego y lo dan todo tan tan tan masticado, que al final la gente se queda en la superficie de las cosas. Conocerse a uno mismo es doloroso, es dolorosísimo, es lo más doloroso del mundo, por eso la gente no quiere conocerse a uno mismo. La gente -como decía Jung- la gente está dispuesta a cualquier cosa menos a confrontar su alma. Con la autoayuda parece que te conoces, pero lo que estás es alimentando el ego, es otro tipo de ego. Es un parche. La religión es un parche, el ateísmo es un parche y la autoayuda es un parche.
La mayor parte de la gente no ha experimentado jamás un instante de conexión profunda, de sentir esa dicha, ese bienestar (Borja Vilaseca, escritor)
P: Esos parches, según tú, nos estarían desviando del camino correcto.
R: El autoconocimiento, el misticismo, la espiritualidad laica es la verdadera curación porque te cura del ego, te lleva a trascender un poco de esta manera (…) En la vida espiritual, la meditación, el mindfulness, el yoga, el silencio, la observación de la mente, el trabajar con el cuerpo, la salud, la alimentación, el parar, el respirar, la naturaleza, reconectar contigo mismo profundamente…claro, todo esto son solo palabras. La mayor parte de la gente no ha experimentado jamás un instante de conexión profunda, de sentir esa dicha, ese bienestar…claro, lo están viendo desde el intelecto, entonces se conforma con sucedáneos que nada tienen que ver con la espiritualidad. Entonces un poco, el libro recorre todo eso, da muchas collejas.
P: En tu libro hay collejas para todos, incluso para las personas que se dedican a difundir estos temas, como tú…
R: Y espero que también se valoren las collejas que nos metemos a personajes como yo que nos dedicamos a compartir esto, siendo consciente de que muchas veces estos mensajes tienden a ser distorsionados cuando llegan a una gran mayoría. El libro intenta hacer como un retrovisor, que no haya ángulos muertos, que el ego y todas las corrupciones del ego estén por lo menos descritas en el libro para que el buscador, independientemente de si es creyente, ateo, esté en la autoayuda o en el camino místico, pues pueda ser consciente de los peligros, retos y desafíos a los que se puede ver sometido mientras transita este camino maravilloso de autoconocimiento.
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