Nunca menosprecies el miedo de un niño

El miedo forma parte de la vida, es una emoción básica que a lo largo de la evolución ha facilitado nuestra supervivencia como especie
Los miedos de los niños suelen ser miedos evolutivos que no conviene tapar por muy ridículos que nos parezcan según nuestra mentalidad de adultos
Que el miedo forma parte de la vida lo saben miles de padres que cada día tienen que lidiar y sufrir con los miedos de sus hijos. El miedo es uno de los principales motivos de consultas al psicólogo infantil.
La percepción social del miedo como una emoción negativa, lleva a muchos padres a preocuparse en exceso por algo tan adaptativo como el miedo de sus hijos. Hay que recordar que mientras el miedo no se viva con una intensidad tan alta que limita la vida normal del niño, y durante largos periodos de tiempo, casi todos estos miedos son evolutivos. Es decir, forman parte del desarrollo y lo normal es que en algún momento desaparezcan.
A continuación vamos a resumir los miedos más habituales y normales en los niños según la edad, y la mejor manera de ayudarles a superar cada etapa:
El miedo en los niños más pequeños
Los niños más pequeños, en torno al año de edad, suelen tener miedo a las personas desconocidas, es normal que extrañen o echen de menos a sus figuras de referencia y cuando se separan de ellas, lo pueden exteriorizar con un llanto angustioso y desesperado.
Este es un miedo que responde a razones filogenéticas: siglos de evolución han determinado que es mejor y más seguro para nosotros permanecer cerca de nuestros cuidadores primarios. ¿Qué hacer en estos casos?: si queremos que nuestros hijos se adapten a nuevas personas (cuidadores, profesores de guardería) es bueno que las vayamos introduciendo progresivamente en su vida.
Prueba a esconder ese muñeco que tanto miedo le da, en algún armario donde no lo vaya a encontrar y a sacarlo un par de años después
También es normal que a esa edad, algunos niños tengan miedo a determinados muñecos o juguetes. Las razones son múltiples, por ejemplo porque un día se asustaron con ese muñeco, o porque simplemente no les gusta o les recuerda a algo que les da asco (el asco es una emoción básica que tiene una función adaptativa para el ser humano, en especial para los bebés).
En estos casos, lo mejor es quitar el estímulo de la vista del niño. Prueba a esconder ese muñeco que tanto miedo le da, en algún armario donde no lo vaya a encontrar y a sacarlo un par de años después: el rechazo seguro que ha desaparecido. Por el contrario, si forzamos a los niños a jugar con ese muñeco, las consecuencias a medio y largo plazo, pueden ser muy negativas para él y, lo que inicialmente era un miedo evolutivo, puede enquistarse e incluso convertirse en fobia.
El miedo entre los dos y cuatro años
Uno de los miedos más habituales en esta etapa es el miedo a separarse de los padres, que no es exactamente lo mismo que el miedo a las personas extrañas, pero que tiene la misma base filogenética. Este miedo tiene más que ver con el miedo al abandono, que está relacionado con el inicio de la etapa escolar.
En estos casos, cuando vamos a dejar al niño en la guardería, en el colegio, con los abuelos o con la persona que le cuida, es bueno que verbalicemos al niño lo que va a pasar: "Te vas a quedar en el cole con tu profes y tus amigos un ratito y luego, mamá va a venir a buscarte". Los expertos no recomiendan que hagamos el viejo truco de dejar al niño distraído e irnos sin decirle adiós. Eso sí que les puede generar mayor inseguridad y miedo.
También en esta etapa es normal que los niños tengan miedo a los ruidos inesperados, a las tormentas, a los truenos, al viento fuerte. En estos casos, como en todos, los padres debemos validar ese miedo. Entender que sentir miedo no es algo que ellos eligen, es algo que sienten espontáneamente y de manera muy pura. Lo más adecuado en estos casos es simplemente tratar de calmarlos y acompañarlos en ese mal rato.
Las pesadillas son totalmente normales, no debemos preocuparnos por ello y menos aún trasladar a nuestros hijos esa preocupación
Entre los dos y cuatro años pueden aparecer también las pesadillas y los terrores nocturnos que pueden durar hasta los 10 años. También en estos casos, la mejor manera de actuar es acompañarles, tranquilizarles, darles un poco de agua y preguntarles qué ha pasado. Por muy molestas que sean para los niños y los padres (nos despiertan en plena noche y nos impiden descansar), las pesadillas son totalmente normales, no debemos preocuparnos por ello y menos aún trasladar a nuestros hijos esa preocupación.
El miedo a la oscuridad es habitual también en esta etapa y ahí, lo que la mayoría de expertos apuntan, es que normalmente esto tiene más que ver con el miedo de los padres a que los niños tengan miedo a la oscuridad. Eso, por ejemplo, lleva a muchos progenitores a poner luces en su habitación o dejarles la luz del pasillo encendida cuando empiezan a dormir solos, incluso sin saber de antemano si el niño tiene miedo o no. De esa manera les estamos inculcando el miedo nosotros. Lo mejor en estos casos es acostumbrarles desde bebés a dormir a oscuras. De lo contrario es normal que necesiten dormir con luz hasta la adolescencia.
El miedo a partir de los cuatro años
En torno a los 4 y 5 años puede aparecer el miedo a los payasos, a los zombies y fantasmas tan típicos de Halloween, a determinados personajes de ficción que ven en los dibujos animados etc…Hay que entender que se trata de un miedo a algo irreal, pero para los niños no deja de ser un miedo real. Por eso nunca debemos decirles frases como “pero qué tontería, no puedes tener miedo, si esta momia es de mentira”.
Pero también puede surgir en esta edad miedos a cosas reales como animales o insectos en cuyo caso actuaremos de la misma manera: validando ese miedo, y dándole herramientas para enfrentarse a él (si te dan miedo las mariposas, no te preocupes que vamos a pasar por donde no haya mariposas), pero nunca despreciando ese miedo por muy ridículo que nos parezca. No conviene que le digamos que ya es mayor para tener miedo a las mariposas por muchas ganas que tengamos. Una vez más, como padres, nos interesa saber que se trata de un miedo evolutivo,se le pasará.
Niños mayores, miedos mayores
A partir de los 6 años, pueden aparecer miedos a situaciones reales y perfectamente posibles; por ejemplo, el miedo a caerse de la bici y hacerse daño, miedo a que la profesora les pregunte algo en el cole, miedo a que sus compañeros del cole le rechacen.
Un miedo muy habitual en esta edad es el miedo a que les pase algo a sus padres o familiares. Los niños tienen la necesidad de saber que todos van a estar bien. ¿Qué podemos hacer en estos casos? La única manera de ayudarles es, lo primero, como siempre, validar ese miedo, acompañarles, decirles que es normal que se preocupen por las personas que quieren.
El siguiente paso es enseñarles a confiar en que esas personas sabrán cuidarse y protegerse y que estarán en buenas manos: esto lo podemos avalar con experiencias que ellos hayan vivido. Por ejemplo: -“¿te acuerdas cuando operaron al abuelo? Por suerte tenemos excelentes médicos que le trataron y le curaron y ahora está estupendo”.
Muchos niños empezarán a tener exámenes a esta edad y es posible que ese miedo les acompañe a lo largo de toda su vida de estudiantes
A partir de los 7-8 años también es normal que surjan los miedos relacionados con el fracaso escolar. Muchos niños empezarán a tener exámenes a esta edad y es posible que ese miedo les acompañe a lo largo de toda su vida de estudiantes. El miedo forma parte de la vida. Es una emoción básica que nos está señalando que nos faltan recursos para enfrentarnos a determinada situación. Luego, ¿qué podremos hacer en ese caso? ¡buscar esos recursos! O simplemente confirmar que los tenemos.
Si nuestro hijo tiene miedo a hacer un examen dentro de una semana es posible que aún no haya estudiado lo suficiente…las herramientas que necesita ahí serán fundamentalmente dos: el tiempo y la intención de estudiar. Podemos ayudarle recordándoselo: -“todavía tienes tiempo para estudiar, organízate bien y verás cómo te lo preparas bien y te sale fenomenal el examen. Confía en ti”.
Es normal que estés nervioso, ese examen es importante para ti”
Si tiene miedo a un examen que tendrá ese mismo día, igual lo que necesita es que le recordemos que ya tiene todo lo que necesita (si es que ha estudiado, claro) y sobre todo, que confíe en que lo va a hacer bien. También es conveniente validar ese miedo con frases como: “Es normal que estés nervioso, ese examen es importante para ti.”
Otro miedo muy habitual en la pre-adolescencia y adolescencia es el miedo a los cambios físicos que se producen en esta etapa y a los cambios en las relaciones sociales, a sufrir el rechazo de compañeros, a no integrarse en el grupo de amigos…
Consejo para los padres: nunca menosprecies el miedo de tu hijo
En definitiva hay tantos miedos posibles como niños en el mundo y todos son igual de válidos. Los miedos evolutivos son, como su nombre indica, evolutivos. Tienen que ver con el propio desarrollo de los niños y lo normal es que vayan desapareciendo.
Como padres es normal que queramos evitar a nuestros hijos ese sufrimiento o incomodidad que provoca el miedo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, desconocemos que muchas veces nuestra propia resistencia a que nuestros hijos sientan miedo, es lo que puede causar problemas de verdad en el futuro. Para que ese miedo evolucione hay que darle su espacio, nunca tratar de taparlo y mucho menos menospreciar a nuestros hijos por sentirlo.