Los hijos de los divorcios; miles de niños afectados cada año

Las separaciones y divorcios en nuestro país afectan cada año a más de 50.000 niños
Algunos de ellos se convierten de la noche a la mañana en niños invisibles a ojos de unos padres cegados por el temporal emocional que tienen que capear
Por norma general, un divorcio es visto por los afectados y por el resto de la sociedad como un fracaso, como un proceso doloroso. Por este motivo muchas veces se normalizan y justifican determinados comportamientos entre los ex cónyuges: enfados, reproches, comentarios ofensivos o denigrantes hacia el otro. De hecho, un 20 % de las separaciones anuales son clasificadas como de alta conflictividad.
Qué hay en juego
Los especialistas en mediación familiar no paran de alertar desde diferentes foros de que este tipo de comportamientos por parte de los progenitores son muy perjudiciales para el equilibrio psicoemocional de los menores.
El psicólogo experto en mediación familiar, José González, de Apertus Psicólogos, explica que muchas veces, detrás de estas conductas destructivas de un cónyuge hacia otro, hay un duelo cronificado por parte de uno de los dos.
Son personas que no han sido capaces de elaborar ese proceso de duelo por la ruptura de la pareja"
Lo que ocurre en estos casos, como explica González, es que de alguna manera, se invisibiliza a los niños. Uno de los progenitores antepone toda la emocionalidad que hay de fondo por la ruptura, al propio sufrimiento de su hijo.
Estos padres están cegados por sus propias emociones de rabia, ira, envidia, culpa o tristeza y no son capaces de ver más allá. "Son personas que no han sido capaces de elaborar ese proceso de duelo por la ruptura de la pareja como hombre o como mujer y, hacerle la vida imposible a su ex por ese resentimiento, se convierte casi en una manera de vivir. Esto inevitablemente salpica a los niños".
La consecuencia es que los niños viven silenciosamente un conflicto de lealtad entre sus progenitores y eso afecta negativamente a su desarrollo.
Y ahora qué
No es un mito que los niños son muy flexibles y se adaptan fácilmente a los cambios de circunstancias. Lo que ocurre es que eso es así siempre y cuando ese cambio de circunstancias se produzca de la manera que ellos necesitan.
La pregunta que debemos hacernos es por tanto ¿qué necesita un niño para que el divorcio o separación de sus padres no interfiera en su equilibrio psicoemocional?
Lo primero, como nos cuenta José González es percibir el respeto entre sus padres, para que no se produzcan conflictos de lealtad.
Eso implica darle al niño la información que a él le incumbe, y sólo esa. Es decir, el menor no necesita saber quién tomó la decisión, ni si hay víctimas o culpables. Por eso es bueno presentarle la separación como una decisión firme y consensuada.
El hecho de que papá y mamá dejen de ser novios no les importa tanto"
Por eso, explica González, otra de las pautas que recomiendan los expertos es que desde el principio el niño tenga claro cómo se va a organizar su vida a partir de la separación: dónde va a vivir, qué días va a estar con mamá y qué días va a estar con papá. El hecho de que papá y mamá dejen de ser novios no les importa tanto. Lo que realmente les preocupa a los niños es que les garanticen que su vínculo con ambos progenitores se mantendrá intacto y necesitan saber que ambos van a velar por ello.
Conseguir que se cumpla todo esto es una carrera de fondo que sólo va a depender del compromiso de los padres con la felicidad, la tranquilidad y el bienestar de su hijo.