Jóvenes y pornografía: se toman el porno como una ficción en la que nadie sufre, para así proteger su conciencia


Hablamos con Lluis Ballester uno de los autores del estudio 'Pornografía y educación afectivosexual'
Ballester explica la importancia de la educación afectivosexual y por qué el consumo de pornografía es una preparación para tener relaciones de violencia de género
Reflexionamos también sobre el papel que juegan las nuevas tecnologias en el crecimiento exponencial del consumo de pornografía en edades cada vez más tempranas
El matrimonio está escandalizado. Hace unos días ambos descubrieron por casualidad que su hijo, de 16 años, es un consumidor casi compulsivo de pornografía. Después de enterarse, estos padres hicieron una estimación de todos los vídeos de contenido sexual violentísimo que su hijo había visto en los últimos meses…calcularon que el chaval habría consumido al menos cien horas de pornografía.
Estos padres no se podían ni imaginar que su hijo pudiera disfrutar con este tipo de vídeos, cuyo contenido consideran "espeluznante". Antes de hablar con el chaval, deciden informarse un poco más sobre este tipo de conductas ¿es algo habitual en chicos de esta edad?, ¿o es solo cosa de una minoría? Deciden consultar con una psicóloga amiga de la familia. Sienten que les faltan pautas para poder enfocar esa charla urgente que necesitan tener con su hijo sobre este asunto.
“Yo siempre les explico a los padres que no hay que hacer una charla sobre el porno -comenta Lluis Ballester, investigador de la Universidad de Illes Balears, lo que hay que hacer es aprovechar todas las ocasiones que tienes -porque vivimos en sociedades muy sexualizadas- para hablar sobre este tema…Pero conseguiremos hablar con nuestros hijos, solo cuando les hemos escuchado antes.”
Ballester es el autor del trabajo de investigación Pornografia y educación afectivosexual en la que han participado las universidades de Illes Balears y Santiago, el Centro FAIA y Jóvenes e Inclusión.
El estudio ofrece nuevos datos para entender mejor por qué el modelo de la nueva pornografía -violento y machista- se ha colado en la vida sexual de los y las jóvenes: en gran medida por haber tenido una educación afectivosexual muy precaria.
Una educación afectivosexual insuficiente
De la entrevista con Ballester, en la que nos contó algunos de los datos más relevantes que refleja el informe, surgió un espacio de reflexión sobre la necesidad de que se produzca un verdadero cambio de paradigma en lo que ha venido siendo la educación afectivosexual en nuestro país en los últimos años.
En la esfera pública, Ballester explica que ahora mismo “hay un reto de país en relación a la educación afectivosexual y una de las cosas que habrá que hacer es financiar la preparación de materiales didácticos realmente buenos -y no todo en papel, sino con vídeos y filmaciones buenas-. Hay algunos ejemplos internacionales, comenta, pero a lo sumo en total tenemos un centenar de horas que habría que traducir (…) es muy difícil encontrar materiales audiovisuales que enganchan a los chicos y las chicas porque a lo mejor son demasiado técnicos y no les interesa…pues esto es lo primero: debería haber un programa de generación de materiales didácticos”.
Ballester nos recuerda que ya la UNESCO dijo en su día que la educación afectivosexual es más importante casi que las matemáticas, “porque hagas lo que hagas en la vida, eso lo vas a necesitar, ya seas cajera de un supermercado o astronauta, astrofísico o profesor de matemáticas, da igual, esto siempre los vas a necesitar”.
La educación afectivosexual desde la familia
En la esfera familiar, Ballester insiste en la necesidad de aprender nuevas maneras de comunicarnos con nuestros hijos. Si lo que buscamos es realmente conectar con ellos, debemos aprender a entrar en su mundo porque “un hijo que escucha, es un hijo al que tú le has hablado antes, y si escucha, te hablará (…) cuéntale que el trabajo te está agobiando y no digas eso de ‘bueno es que se va a preocupar y no tiene por qué, ¡no, es muy interesante que se preocupe! porque así entenderá cosas de tu vida”.
Ballester propone huir de las charlas y sermones y fomentar el debate sobre la pornografía de manera integrada y sutil en las conversaciones cotidianas: “La técnica principal casi sería socrática: preguntarles ¿qué te parece esto?, ¿no qué te parece un poco loco?, ¿tú cómo lo ves? (…) es importante aprovechar todos esos momentos, porque si no, nos convertimos los padres en conferenciantes: la charla de bullying, la charla de las drogas, o la charla que toque hoy…”
Y esto, más que conectar con nuestros hijos, nos desconecta de ellos. “La comunicación tiene que ser muy sutil y tiene que ser muy contextualizada, por eso, por ejemplo, con adolescentes se puede recomendar que vean la serie Sex education de Netflix. Yo se la he recomendado a muchos padres y después me han venido a decir: oye, fantástico hemos podido hablar durante meses porque como íbamos viéndola poco a poco, un par de episodios cada semana, pues nos ha servido para ir sacando temas”.
El chico que ha visto tres mil horas de porno antes de tener una relación coital con una chica, su imaginario sexual se ha formado ahí y él cree que el sexo es eso (Lluis Ballester)
Así, tal vez, los padres tengamos alguna posibilidad de competir en cuanto a educadores afectivosexuales con el gran rival en que se ha convertido la pornografía…un crecimiento de consumo entre jóvenes y adolescentes (cada vez más pequeños) que viene siendo exponencial desde el año 2008 aproximadamente.
Porque ahí está lo verdaderamente peligroso del consumo de pornografía: que los chicos se asoman a ella sin empatía ni conciencia crítica, en parte por haber tenido una educación afectivosexual precaria. Y terminan mimetizando aquello que ven, normalizan y llegan a creer que esas conductas que ven en los vídeos son normales. Una de las claves es la llamada “desconexión empática”: toman el porno como una ficción en la que nadie sufre y eso les permite proteger su conciencia.
“El chico que ha visto tres mil horas de porno antes de tener una relación coital con una chica, su imaginario sexual se ha formado ahí y él cree que el sexo es eso (…) para ellos no hay otro sexo que ese…¿tú crees que eso no le ha influido nada? ¿tres mil horas de porno antes de la primera relación coital con una chica o un chico que realmente aprecia? Influye. Al menos a una parte le influye… no sabemos cuánto exactamente, no lo sabemos, pero hay un porcentaje importante de influencia, que es lo que nos preocupa, porque ellos ni se van a dar cuenta y van a estar haciendo violencia sobre su pareja”.
Los efectos del consumo de pornografía
Parte de nuestras conversaciones con nuestros hijos sobre los peligros del consumo de pornografía deberían centrase también en los riesgos que conlleva, no solo a nivel físico sino también a nivel psico-emocional y social.
El consumo de pornografía tiene tres grandes efectos, además de favorecer esta tolerancia hacia la violencia contra las mujeres. El primero es el cambio en las creencias profundas. Esto significa que se crean ciertos estereotipos en la manera de pensar y justificar el consumo de pornografía “¿y a mí qué me importa quién produce el porno y para qué lo produce?, ¿y a mí qué más me da que sea gratis?”
Y cuando les preguntan “¿oye, pero tú no ves violencia ahí, ? ellos contestan “Si, pero esto es ficción”. Y les dicen “no, hombre, tú sabes que no es ficción… eso que le está pasando a esa chica es verdad”…”bueno, pues cobrará mucho, ¿a mí qué me importa? me produce placer y ya está”.
La verdad, es que es como una preparación para tener relaciones de violencia de género (Lluis Ballester)
Esta, explica Ballester, es la misma justificación que se hacen a sí mismas las personas que consumen prostitución. “Tiene un efecto de activar el machismo y tiene un efecto en las chicas también de actitudes machistas, por ejemplo, entran en la lógica del capital sexual (…) eso de ‘yo puedo ser una buena amante y si soy una buena amante controlo a los tíos que tengo en mi entorno o que yo quiero controlar’, esa fantasía de que este es el medio de dominio de las relaciones”.
El segundo gran efecto que produce el consumo de porno es el del cambio en la percepción del otro, las llamadas distorsiones perceptivas por las que los consumidores de pornografía pierden la capacidad de identificar la violencia simbólica. “Y la verdad, es que es como una preparación para tener relaciones de violencia de género. No, no es necesario… no te condena a nada ¿eh? No te condeno a ser violento, pero hombre, facilita el camino, porque la violencia simbólica es parte de la violencia de género”.
Además, también facilita el consumo de prostitución, “es como una escuela de consumo de prostitución”. Esto nos habla ya del tercer gran efecto del consumo de pornografía: el impacto en la conducta, que es lo que los expertos llaman la escalada de conducta. Primero está el peligro de pasar al acto en la propia conducta violenta, en la violencia de género, y después el hecho de que el porno, sistemáticamente hace ofertas de prostitución.
Pornografía e inteligencia artificial
Imposible no hablar en este punto de la tecnología y la inteligencia artificial y cómo contribuyen a que estos niveles de violencia simbólica penetren socialmente en todas nuestras conductas sin que nos demos cuenta…
“Google tiene una conducta criminal (…) cuando devuelve porno como primeras páginas (…) cuando buscas ‘tetas’ te devuelve entre las primeras páginas porno…porque un chaval de nueve años busca ‘tetas’, en realidad lo que quiere es ver alguna foto, pero no ver porno…ese porno… que además que es muy violento. No está para nada preparado. Bueno pues lo que devuelven Google y Yahoo y todos los buscadores es porno, porque son ciegos, porque sólo te devuelven en función de lo que se frecuentan esas páginas (…) esto es muy peligroso, no deberían hacerlo. Hay varias prácticas de estas que son realmente irresponsables”.
Por último, Ballester, compara esta falta de conciencia sobre los peligros de la exposición temprana al porno con el consumo de alcohol… “tú no le darías alcohol a un niño de ocho años, ni de diez, ni de doce, ni de catorce, además es ilegal, no le puedes vender alcohol. Pero sin embargo, le puedes distribuir porno extremadamente violento y no pasa nada...y puede acceder a la página y no le pasa nada, a nadie le pasa nada. No pasa nada…pero es más grave que el alcohol”.