¿Eres tímido? La neurociencia podría ayudarte

Por qué la neurociencia demuestra que una persona tímida siempre puede cambiar
La neurociencia habla sobre nosotros, sobre cómo funciona nuestra mente desde un punto de vista científico,por eso interesa tanto
La neurociencia es una ciencia relativamente joven ha venido a poner luz a algo que el ser humano ya sabía desde hace tiempo
A Carmen (nombre ficticio), una mujer de 45 años y tímida "de toda la vida", una amiga le recomendó hacer un curso de neurociencia para superar su timidez.
Nunca lo hizo. Principalmente por falta de tiempo, dice -"aunque tampoco confío mucho en que me funcione", me confesó.
La neurociencia está de moda. Basta con ver lo llenos que están los cursos que imparte la neurocientífica Nazareth Castellanos en el Instituto de Humanidades Francesco Petrarca, para hacernos una idea de lo mucho que interesa a la gente esta ciencia tan joven.
La neurociencia habla de nosotros, de nuestra propia mente y de nuestro cerebro"
El hecho de conocer nuestra mente y cómo funciona esa herramienta, nos enseña mucho de nosotros mismos, explica Castellanos, "en los últimos años se ha visto un aumento de la curiosidad, de saber más sobre nosotros, sobre cómo conocemos el mundo, cómo dormimos, cómo influye la dieta, qué es el estrés, como percibimos las cosas...eso es lo que a la gente le llama tanto la atención".
La neurociencia habla de nosotros, de nuestra propia mente y de nuestro cerebro. Por eso, genera tanta curiosidad, porque, como explica Nazareth Castellanos en el siguiente vídeo, la ciencia ha vuelto a abrir la puerta a la persona.

Todas las preguntas sobre el sentido de la vida y sobre quiénes somos, se las ha hecho siempre la humanidad. Lo que ocurre es que la neurociencia ha venido a poner estructura, a poner luz. Ahora se puede explicar (o tratar de explicar) todo lo que nos pasa, desde ese punto de vista.
Por ejemplo, en toda la corriente de la auto-ayuda, de la filosofía del bienestar, ahora, la neurociencia está demostrando que todo tiene un correlato en nuestras estructuras cerebrales. "La neurociencia está demostrando científicamente, con las limitaciones que eso supone, todo aquello que ya sabíamos desde hace miles de años. Ahora por ejemplo existe lo que es la neurociencia del bienestar, que es algo que antes era absolutamente impensable", explica Castellanos.
La plasticidad de nuestro cerebro
Uno de los grandes descubrimientos de la neurociencia es que la plasticidad neuronal nos acompaña siempre. Es cierto que los niños tienen más plasticidad y estructuras mentales menos rígidas que los adultos, pero la plasticidad es algo que vemos incluso en la vejez, incluso en un daño cerebral aunque sea tardío.
Ya lo decía Ramón y Cajal. Él era un visionario cuando aseguraba que podemos ser escultores de nuestro propio cerebro si nos lo proponemos. Eso es justo lo que está demostrando ahora la neurociencia. Ese es el motivo por el que a Carmen (la tímida "de toda la vida"), le recomendaron hacer un curso de neurociencia.
Qué aplicación tiene esto para nuestra vida
Durante un tiempo, explica Nazareth Castellanos, "la ciencia nos ha puesto en una pasividad biológica donde primaba lo genético, el tú eres así, tú has nacido así y ya está. Pero lo que está viendo ahora la ciencia en general y en la neurociencia en particular, es que todo es muy 'trabajable', que todo lo podemos modular".
Nuestro cerebro tiene mecanismos a nuestra disposición para que cambiemos si nos lo proponemos
Ahora, la neurociencia nos enseña que siempre estamos a tiempo de cambiar, de aprender nuevas maneras de comportarnos. Nuestro cerebro tiene mecanismos a nuestra disposición para que cambiemos si nos lo proponemos.
Se puede conseguir una reeducación de los sistemas emocionales, y eso se ha visto especialmente en estudios con personas que practican la meditación. Su cerebro es diferente, entre otras cosas, porque en la meditación se entrena la observación sin juicio.
Porque estamos permanentemente juzgándolo todo y poniendo etiquetas de 'me gusta' o 'no me gusta' y eso nos genera un estado emocional que afecta a nuestra salud.
Cómo se reeduca la mente
Cambiar hábitos que están muy consolidados en el cerebro sólo se consigue a base de pico y pala. La meditación es una vía, pero hay muchas otras, explica, Castellanos. Hay que poner intención y esforzarse.
¿Qué le dice la neurociencia por ejemplo a una persona como Carmen? (tímida "de toda la vida", que cree que nunca podrá dejar de serlo)
Según la neurociencia, Carmen, sí puede cambiar si se lo propone y entrena para ello.Nuestro cerebro tiene mecanismos para lograrlo y la neurociencia ha demostrado que la estructura del encéfalo cambia cuando una persona adquiere nuevos hábitos, pero, como explica Nazareth Castellanos, tal vez la gran aportación de la neurociencia en este terreno, sea más bien en el hecho de que igual, a Carmen, le conviene aceptar su propia timidez. Ese es el verdadero cambio, explica.
Al aceptar la propia timidez y no enfocarse tanto en intentar cambiarlo, su estado emocional respecto a esa timidez, va a cambiar"
A nivel cerebral, ese cambio va a tener una gran repercusión para ella, explica, porque al aceptar la propia timidez y no enfocarse tanto en intentar cambiarlo, su estado emocional respecto a esa timidez, va a cambiar. Es decir, las emociones van a ser otras. Otras, que tienen que ver más con la compasión con uno mismo que con la frustración. Y como todas las emociones tienen un eco en el cuerpo, es sencillo imaginar que el eco de la aceptación no es igual que el eco de la resistencia o la frustración.
El piloto automático
Otro de los grandes temas que investiga la neurociencia es todo aquello que ocurre en nuestro cerebro cuando no hacemos nada y los mecanismos que activan nuestro piloto automático.
Sólo con saber que nuestro cerebro hace cosas en el modo automático nos puede llevar a preguntarnos que quizás haya otras cosas diferentes que podemos pensar o hacer
La corriente del bienestar de la que hablábamos tiene mucho que aprender de estos mecanismos. "Simplemente con saber que existe el piloto automático ya es un paso", recalca Nazareth Castellanos.
Sólo con saber que nuestro cerebro hace cosas en el modo automático, nos puede llevar a preguntarnos que quizás haya otras cosas diferentes que podemos pensar o hacer y que las cosas no tienen por qué ser como han sido siempre, porque quizás eso sea simplemente fruto de un automatismo que se puede cambiar.
Cuando se trata de pensamientos o comportamientos automáticos, que además no nos aportan nada bueno, el cambio que se produce puede ser muy trascendental para la salud de la persona en su conjunto. La cuestión es que si no sabemos de la existencia de este piloto automático, difícilmente podremos actuar sobre él.
Cómo conseguir una mente más sana
Además de saber que nuestro cerebro es plástico y conocer la existencia del piloto automático, hay muchas otras cosas que podemos hacer para que nuestra mente esté más sana.
Sobre la salud del cuerpo lo tenemos bastante claro: hábitos de vida saludables, ejercicio físico, alimentación sana. Pero ¿y la mente? controlar el entorno que nos rodea y encontrar momentos de calma, son algunas de las claves que nos resume Nazareth Castellanos en el siguiente vídeo.
