Por qué nos atrae el miedo

El miedo es una respuesta de protección y defensa ante potenciales peligros o amenazas ficticias o reales
Esta sensación puede ser más agradable en función del grado de incertidumbre
Estos episodios, en ocasiones, hacen ganar confianza y autoestima
Esta semana tiene lugar Halloween, jornada en la que los sustos, los disfraces tenebrosos y las películas de miedo copan el protagonismo. Es una festividad que se ha convertido en un fenómeno de masas.
Más allá de Halloween, lo cierto es que en la condición humana hay algo innato que hace que aquello terrorífico e inquietante nos suscite interés y nos atraiga. En las salas de cine, siempre han triunfado las películas que provocan temor y espanto. ¿Por qué triunfa el miedo? Te lo explicamos.
Conocer el riesgo hace que estemos más aliviados
A pesar de lo contradictorias que pueden parecer aquellas personas que afirman que les gusta el miedo y disfrutan viendo algunas películas de terror, lo cierto es que el factor del riesgo juega un papel determinante.
El miedo es una respuesta de protección y defensa ante potenciales daños o amenazas ficticias o reales. Por eso, la sensación es más agradable para las personas cuando están preparadas para ello o asumen que experimentarán el temor cuando vean una película de terror o asistan a atracciones o habitaciones del pánico. Así pues, nos atraerá más en función del grado de incertidumbre.
Sensaciones experimentadas
El miedo, habitualmente, va acompañado del aumento de la tensión arterial, respiración acelerada, sudoración, temblores, nervios, sensación de desprotección, ganas de gritar y no poder porque del susto nos quedamos sin habla… Este sinfín de reacciones del cuerpo son mucho más desagradables ante lo desconocido e imprevisible.
Sin embargo, cuando nosotros mismos nos proponemos experimentar una sensación de miedo, las reacciones fisiológicas nos acercan al estado de euforia. Según los expertos, el cuerpo se hiperactiva y responde a través de la amígdala, una parte del cerebro libera adrenalina, serotonina y dopamina (neurotransmisor que está relacionado con el placer y la recompensa).
Esas sensaciones fuertes se trasladan a la siguiente actividad, que se encara con más intensidad y excitación.
Diversos estudios psicológicos apuntan que las personas que se animan a vivir episodios de miedo controlados ven reforzada su autoestima o se convencen de que son más valientes, por lo que ganan confianza y seguridad. Eso también hace que se atrevan con simulaciones de terror más impactantes.
Vivir estos momentos de pánico es más reconfortante si se hace en compañía, con amigos o familiares.
En definitiva, la atracción del miedo también está relacionada con el reconocimiento y el aprendizaje de lo que se experimenta ante situaciones temibles.