No es que nos hayamos vuelto alcohólicos, es que bebíamos más de lo que pensábamos

“Los problemas de salud que va a acarrear el confinamiento no se los espera nadie” según Luis Cabañas, experto en nutrición y dietética
El confinamiento ha revelado que los españoles bebemos todavía más de lo esperado. Hasta ahora éramos capaces de conocer el consumo en casa, pero se nos escapaba lo que se bebía fuera. No había forma de medirlo. Pero después de seis semanas de cierre de todos los bares y restaurantes, el consumo de alcohol en los hogares se ha multiplicado casi por dos. Ahora, estos datos representan el 100% de lo que bebemos. (los bares siguen cerrados). Y las cifras son preocupantes.
Un análisis de consumo en el hogar realizado por el Ministerio de Agricultura muestra el gran incremento en la compra de alcohol si se compara con la misma semana de 2019.
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Así se ha disparado la adquisición de cerveza, vino y bebidas espirituosas desde que estamos confinados:
La compra de alcohol se han disparado un 85%. De acuerdo a un estudio de estimación, si antes se bebían (aproximadamente) 10 litros de alcohol al año en los hogares, ahora pasarían a beberse casi 20. Si en un mes de confinamiento, este aumento refleja realmente lo que antes bebíamos fuera, sería "una barbaridad" de acuerdo con los expertos. "Si se genera adicción a una sustancia como esta, ¿quién va a tratar tantos casos? No hay suficientes psicólogos en los centros de salud para hacerlo", explica Luis Cabañas, especialista en nutrición y dietética.
Pregunta: El consumo de alcohol se disparado hasta el 85%, definitivamente los datos confirman que hemos trasladado el bar a nuestra propia casa, ¿no?
Respuesta: Sin duda. Pero lo que hemos comprobado es que ese “bebedor social” que muchas veces decimos que somos, no existe. El mito se ha roto, no hay bebedores sociales, y si los hubiese, representarían una cifra muy baja. El aumento del consumo lo demuestra: tenemos una dependencia del alcohol mayor de la que creíamos.
P: ¿Se podía esperar algo así?
R: Sabíamos, gracias estudio de estimación de consumo per capita publicado en 2016, que los españoles consumían entre 9,5 y 10 litros de alcohol al año. Pero este registro se rige por las compras que se hacen, no por todo lo que se consume fuera de casa. Se calculaba que estos 10 litros era un tercio de lo que en realidad se consumía. Ahora el confinamiento revela que la gente bebe alcohol por encima de sus posibilidades.
P: ¿A que crees que se debe este aumento de consumo? ¿Aburrimiento, copas que amenizan las videollamadas…?
R: Sinceramente creo que mucha gente bebe lo mismo, solo que ahora conocemos los datos y antes no. El consumo de alcohol está totalmente normalizado desde hace años: "por una copita de vino al día no pasa nada". Pero sí pasa. Por otro lado, el confinamiento puede generar angustia, estrés… El agobio, el no socializar puede llevar a que la gente recurra a la bebida. Y esto se traduce en dos cosas. La primera, que se necesita un trato con la psicología mayor del que creemos. Y la segunda, que el constante bombardeo publicitario de bebidas alcohólicas incita mucho al consumo.
P: Entonces el confinamiento no sería el motivo de este aumento, simplemente sería el "delator" que demuestra que el consumo real es muy alto. ¿Cómo se corrige esto?
R: Aquí hay un factor de "tradición" muy importante. La gente no necesita un motivo para beber. Aproximadamente 3,3 millones de personas mueren al año en el mundo por motivos atribuibles al alcohol. No es algo que se pueda tratar desde la prevención porque esa fase ya la pasamos cuando el consumo de estas bebidas se normalizó. Tratar este tipo de adicciones depende de los especialistas, pero España es el único país de Europa que no cuenta con dietistas y nutricionistas en sanidad pública. Tampoco hay psicólogos suficientes en los centros de salud para tratar estos problemas.
P: ¿Cómo será la situación cuando esto termine? ¿Estaréis más solicitados los especialistas?
R: Los problemas de salud que va a acarrear el confinamiento no se los espera nadie. Los datos lo indican, la población estará mucho peor. Lo que nos espera en temas de psicología y nutrición va a ser brutal. La recurrencia al sector va a depender de como salgamos económicamente del virus. Seguramente se reabra una brecha entre clases sociales. Habrá un lado muy pobre que no podrá acceder al cuidado sanitario que necesita, porque si hay que elegir entre pagarse un psicólogo o poder comer, se elige lo segundo.
P: ¿Hay forma de sacar algo positivo de todo esto?
R: Tal vez sea una buena oportunidad para reinventar la sanidad pública. Alemania es un buen ejemplo. Ellos han sabido frenar muchos casos y se han salvado del colapso hospitalario gracias a la atención primaria que se ha encargado de atender y prevenir a la población. Aquí, la atención primaria es el patito feo, nos centramos en el tratamiento paliativo (que lógicamente también es muy importante), pero nos olvidamos de la salud primaria. Ahora que nos damos cuenta de la relevancia que tiene, es el momento de reforzarla y acabar con pandemias que ya existían: la del alcohol, la de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes… Si es así sí, habremos sacado algo positivo.