El drama de las personas bipolares hasta ser diagnosticadas: "Vivía al límite e intenté suicidarme tres veces"


Este martes, 30 de marzo, es el día Mundial del Trastorno Bipolar, una enfermedad mental que afecta a una de cada 50 personas en España
Más de un millón de personas en España sufren trastorno bipolar pero sólo unas 300.000 han sido diagnosticadas correctamente
Es una enfermedad genética que aparace entre los 15 y los 30 años y que con la medicación adecuada hace que tengas una vida normal
"Vivía al límite, consumía drogas, viajaba sin planificar, me gastaba cantidades ingentes de dinero que no tenía, me he autolesionado e incluso he intentado suicidarme tres veces. Todo eso lo compatibilizaba con un puesto de responsabilidad, era directora de un departamento en el que había meses que hacía el trabajo de todo mi equipo y otros meses no me podía levantar de la cama. Tengo un trastorno bipolar diagnosticado hace un año", cuenta Victoria, nombre ficticio, que ahora tienen 30 años.
Hasta llegar aquí ha pasado por momentos muy complicados. La primera vez que tuvo un episodio que no sabía lo que era fue a los 21 años. "Me diagnosticaron con depresión psicótica y he estado todos estos años medicada para ello, hasta que hace un año me dijeron de forma oficial que tenía trastorno bipolar".
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Está detrás del 25 % de los suicidios
"El trastorno bipolar es una enfermedad muy frecuente que afecta al 2 % de la población, es decir, una de cada 50 personas, pero el problema es que como está estigmatizado no se cuenta", explica Diego Urgelés, Responsable de la Unidad de Trastorno Bipolar de la de la clínica Nuestra Señora de La Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Y hay que quitar ese estigma. "Con un trastorno bipolar bien diagnosticado y a tiempo, se puede hacer vida normal, pero no es tan fácil como hacer un análisis de sangre y diagnosticarlo. Es más, desde que una persona va al médico por primera vez y le diagnostican esta enfermedad pasan de media unos cinco años. El trastorno bipolar está detrás de aproximadamente el 25 % de los suicidios", dice el experto.
"Estas personas suelen tener un cociente intelectual superior, son más creativos e imaginativos. Y eso se mezcla con frecuentes depresiones o momentos de exceso de energía, euforia o irritabilidad que pueden ser muy puntuales", asevera Urgelés.
Medicación adecuada y psicoeducación a pacientes y familiares
Victoria, antes de ser diagnosticada ha pasado por todo ello. Tenía demasiada energía. Abusaba de sustancias, hacía viajes impulsivos sin planificar, era muy promiscua,tenía un comportamiento sexual de riesgo. Era incapaz de medir el peligro. Me podía comer el mundo. En la universidad tenía un rendimiento muy por encima de la media que se tradujo en mis futuros trabajos. El problema es que no era capaz de mantenerme mucho tiempo en el mismo", cuenta esta joven.
Todo esto le ha perjudicado en su vida diaria. Una vez con el diagnóstico en mano se siente mejor. "Aunque ahora estoy en paro y necesito estabilizar la medicación y acostumbrarme a ella para volver al mundo laboral".
Es lo que le ocurre a Antonio, miembro de la Asociación de Trastorno Bipolar de Madrid. Tienen 47 años y lleva diagnosticado de trastorno bipolar cuatro años. Se ha pasado 15 años años tomando pastillas para la depresión y eso le ha pasado factura. Se ha divorciado de su mujer, su hijas viven con ella y él, que fue directivo de éxito, vive con su madre y no está preparado todavía para volver a trabajar. "45 años con un trastorno bipolar no es fácil de asimilar. Por eso, es primordial el diagnostico precoz".
Ambos aseguran que la medicación adecuada y una psicoeducación para pacientes y familiares es vital . "Tu marido tiene que saber que es esta enfermedad a que se enfrenta para que la entienda y la conozca. Así enfocamos la vida de otra manera. Hemos visto la luz", dice Victoria que comenta que en los peores momentos, en la depresión profunda solo le aliviaba hacerse daño físico. Es como una vía de escape momentánea. El dolor es una forma de sentir algo".
Se confunde con la depresión, de ahí el diagnostico tardío
Se estima que más de un millón de personas en España sufren trastorno bipolar pero sólo unas 300.000 han sido diagnosticadas correctamente, por lo que uno de cada siete no sabe que padece esta enfermedad mental grave que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo.
Las características de esta patología mental, cuya aparición se produce entre los 16 años y la mitad de la veintena, aunque el mayor “pico” de prevalencia se da entre los 20 y los 30 años, y los afectados tardan una media de cinco años en ser diagnosticados.
Hay factores que lo alimentan. Las drogas, sobre todo el cannabis. "Hay que no hubiera desarrollado este trastorno si no hubiera consumido cannabis. No hace falta que sea en exceso. Si tienen una vulnerabilidad genética es probable que termines con un trastorno bipolar", explica Urgelés.
Antonio comenta que las adicciones son muy comunes. Al alcohol, a la cafeína como era su caso. O a gastar dinero, a hacerse daño, las drogas... "Si yo trabajaba 14 horas diarias era necesario mantener el nivel en la mitad de una depresión o de un episodio de irritabilidad".
Educar a la sociedad
Hay que educar a la sociedad en general para que no haya estigmas con las enfermedades mentales. Deben tratarse las enfermedades físicas como las mentales.
Ana González-Pinto, presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, asegura que diagnosticar el trastorno bipolar es difícil. Por eso, necesitamos especialización y una vez que lo diagnosticas poner un tratamiento estabilizador adecuado. En la primeras fases de la enfermedad necesitamos un unidades especificas de primeros episodios bipolares. Igual que hay unidades de primeros episodios psicóticos que haya también bipolares", asevera.
"En paciente menores de 25 años, cuando aparece una depresión mayor, debemos plantearnos si podría ser un trastorno bipolar porque son indistinguibles y una de las herramientas que tenemos para diferenciarlos es que en la depresión bipolar es frecuente que aparezcan episodios de euforia aunque sea leve. Las enfermedades mentales siguen siendo un tabú y hay que acabar con ello", concluye González -Pinto.