Un estudio asocia la práctica continuada del ciclismo y el atletismo con la aparición de arritmias


El ejercicio intenso puede causar arritmias no solo en deportistas de élite sino también en los que practican deporte intensamente
Los de mayor riesgo de arritmias son los de resistencia (ciclismo, atletismo) y los de menos, los de gimnasio
Puede ser dañino para las aurículas y el ventrículo derecho, no el ventrículo izquierdo
El ejercicio físico de elevada intensidad ha demostrado ser dañino, incrementando el riesgo de padecer arritmias no solo en deportistas de élite sino también en personas que lo practican intensamente. Así lo afirma un estudio llevado a cabo por el IDIBAPS y el Hospital Clínic de Barcelona presentado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2019.
Los deportes que conllevan un mayor riesgo de arritmias son aquellos considerados de resistencia, como el ciclismo o el atletismo, al multiplicar por cinco los litros de sangre que bombea el corazón cada minuto. Los de equipo y de fuerza (pesas, gimnasio…) "no han demostrado ser perjudiciales en este sentido", asegura el autor del estudio, el doctor Eduard Guasch.
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Los corredores de maratón, más riesgo
Como ejemplo, explica que "los corredores de maratón tienen ocho veces más riesgo de padecer fibrilación auricular que la población general", asegura Guasch. Desde hace años varios estudios ya demostraron el riesgo de arritmias en deportistas de élite, "lo que se está demostrando ahora es que este riesgo no es solo para profesionales del deporte, sino también para gente que practica ejercicio intenso de forma habitual", aclara.

Según el estudio, el ejercicio físico de elevada intensidad ha demostrado ser dañino a nivel de las aurículas y el ventrículo derecho (no así el izquierdo), incrementando el riesgo de padecer arritmias. "El ventrículo izquierdo tiene una pared más gruesa que lo protege del exceso de trabajo durante el ejercicio y le confiere mayor capacidad de adaptación, mientras que las paredes del ventrículo derecho y las aurículas son mucho más delgadas. Estos últimos sufrirían mucho más (incremento de tensión de pared) durante el ejercicio y cada episodio de ejercicio dañaría microscópicamente el ventrículo derecho y las aurículas, desarrollando a la larga fibrosis miocárdica", explica el especialista.
Prueba en ratas
Para el estudio se separó a 60 ratas en tres grupos: 20 sedentarias, 20 que practicaban ejercicio moderado (recorriendo 35 centímetros en cinta en 45 minutos) y 20 que practicaban ejercicio intenso (recorriendo 60 centímetros en cinta en 60 minutos). En las investigaciones, el grupo de especialistas analizó qué ocurría con periodos más cortos de ejercicio, detectando que, tras ocho semanas de ejercicio, el corazón experimentaba cambios adaptativos evidentes, pero aún no aparecían los efectos perjudiciales.
El daño se acumula
Tras las 16 semanas de ejercicio sí emergió la fibrosis (cicatrices) en la aurícula y el ventrículo, confirmando que solamente el ejercicio prolongado llega a ser perjudicial. Para el doctor Guasch, esto "sugiere que el daño se produce y acumula lentamente, a lo largo de años". Del mismo modo, los estudios existentes hasta la fecha apuntan que, en caso de revertirse los daños con el cese de la actividad intensa, lo hacen de forma incompleta. Se ha observado que después de acabar el protocolo de ejercicio y descansar ocho semanas, persiste la fibrosis tanto del ventrículo derecho como de las aurículas. "Sin embargo, el riesgo de fibrilación auricular parece reducirse", asegura Guasch.
Es difícil equiparar la duración del ejercicio en ratas y en humanos, por eso "el modelo de rata durante 16 semanas es un intento de equiparar 10 años en humanos, teniendo en cuenta que la vida media de las ratas con las que solemos trabajar es de poco más de dos años", apunta el cardiólogo del Hospital Clínic.
A través de estudios electrofisiológicos similares a los que se realizan en humanos, los expertos lograron cuantificar la facilidad para desarrollar arritmias en estas ratas. Pudieron inducir taquicardias ventriculares en un 42% de las ratas sometidas a ejercicio intenso y solo en un 6% de las ratas sedentarias, e indujeron fibrilación auricular en un 64% de ratas entrenadas y solo un 15% de ratas sedentarias.
Siempre, mejor hacer deporte
Como conclusión, el especialista apunta que "cuando se realiza con intensidad y cantidad moderada, cualquier tipo de ejercicio es beneficioso. En términos generales, casi siempre hacer "mucho" deporte es mejor que no hacer nada y seguir un estilo de vida sedentario", concluye el experto.