Lo que ocurre mientras dormimos

Pasamos al menos una tercera parte de nuestra vida haciendo algo que apenas deja en nosotros un efímero registro
Cada vez se conoce más sobre el sueño, para qué dormimos y qué función tiene cada fase del sueño
Dormir tiene más que ver con el desarrollo del cerebro y el aprendizaje que con el descanso
Dormir es una conducta. Aunque generalmente, asociamos las conductas a movimientos (caminar, comer, saltar) cuando dormimos, aunque solemos estar tumbados y con los ojos cerrados, en realidad, estamos haciendo algo.
Y ese "algo", además, es imprescindible para sobrevivir. Basta con observar que en la naturaleza hay algunas especies que aparentemente estarían mejor sin dormir, pero sin embargo, duermen. Es el caso de algunos mamíferos marinos que han desarrollado un patrón de sueño extraordinario: sus hemisferios cerebrales se turnan para dormir, lo que permite que uno de ellos esté siempre en alerta, impidiendo que el animal se hunda y se ahogue.
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Quien más o quien menos ha sufrido en algún momento de su vida las consecuencias de dormir poco o dormir mal
Según el NICHD National Institute of Child Health and Human Development de EEUU, la privación de sueño está relacionada con múltiples enfermedades y problemas que afectan a la salud, la seguridad, el estado mental y el desempeño laboral. Quien más o quien menos ha sufrido en algún momento de su vida las consecuencias de dormir poco o dormir mal. El hecho de que existan clínicas especializadas en el estudio, diagnóstico y tratamiento de trastornos de sueño, también nos da una idea de la importancia de esta conducta.

La fisiología del sueño se estudia en los laboratorios midiendo parámetros electrofisiológicos mientras dormimos. Gracias a eso podemos comprender qué es el sueño y para qué dormimos.
Cada tipo de sueño implica actividades cerebrales y corporales completamente diferentes
En primer lugar es importante diferenciar entre los dos tipos de sueño, el no REM y el REM, que se van alternando en diferentes fases durante todo el tiempo que dormimos. Además, cada tipo de sueño implica actividades cerebrales y corporales completamente diferentes y tiene funciones muy distintas para nuestra vida.
El sueño no REM o sueño profundo
Abarca aproximadamente el 75 por ciento del tiempo que dormimos. Aunque técnicamente sería sueño no REM todo el sueño que, como su nombre indica, no es REM, (incluída las fase de sueño superficial en que nos estamos quedando dormidos) en realidad se suele usar la expresión sueño no REM para referirse al sueño profundo también llamado de ondas lentas.

En esta fase, bajan la temperatura corporal y la presión arterial. El ritmo respiratorio se hace más lento, los músculos se relajan, en resumen, este sueño reduce el matabolismo del cerebro (hay poca actividad cerebral) y esto le permite descansar y fijar determinados aprendizajes.
Varios estudios han demostrado que el aumento de la actividad mental durante el día pueden inducir un incremento del sueño de ondas lentas durante la noche siguiente.
El sueño REM, la fase que más interés suscita
El sueño REM abarca alrededor del 25 por ciento del tiempo que dormimos y lo que ocurre en esta fase es completamente diferente al sueño profundo: en el sueño REM, nuestro cerebro está casi igual de activo que durante la vigilia, pero la mayor actividad se centra en la corteza visual de asociación, lo cual explica la existencia de los sueños y de los movimientos oculares rápidos que dan nombre a esta fase del sueño.
En un estudio llevado a cabo por el neurólogo Howard Roffwarg (1962) del centro médico de la Universidad de Mississippi, se registraron los movimientos oculares de varios sujetos durante el sueño REM. Segundos después los despertaron y les pidieron que describieran lo que estaba ocurriendo en sus sueños. Encontraron que los movimientos de ojos que habían registrado mientras dormían, eran similares a lo que cabría esperar si los sujetos hubieran estado, en realidad, viendo esos acontecimientos soñados.
¿Por qué sólo se mueven los ojos? Supongamos que en ese sueño, ese sujeto además de estar viendo cosas, realiza alguna acción, por ejemplo, correr. En este caso, los mecanismos cerebrales motores correspondientes a esa actividad (correr) también están activos aunque el sujeto esté dormido. Entonces, ¿por qué no se mueven sus piernas?
Si no fuera por el estado de parálisis, el nivel de actividad física durante el sueño REM sería extremadamente peligroso.
Esto ocurre porque durante el sueño REM se activa un mecanismo que inhibe los movimientos (a excepción de los oculares) y nos hace estar completamente paralizados.Es la llamada atonía muscular. Si no fuera por el estado de parálisis, el nivel de actividad física que se produciría durante el sueño REM pondría en grave peligro nuestra vida.
A menudo, el durmiente no tiene sensación de esforzarse para conseguir un objetivo a largo plazo."
Otra curiosidad sobre el sueño REM es que durante esta fase hay muy poca actividad en la corteza prefrontal: la parte de nuestro cerebro que planifica nuestra conducta, que nos permite tomar decisiones, organizar la secuencia temporal de los acontecimientos que vivimos y nos permite distinguir la realidad de la ilusión. Por eso, en nuestros sueños, pasado, presente y futuro están mezclados.

Como explica el psiquiatra Frederick T.Melges (1982) de la Universidad de Stanford: “a menudo, el durmiente no tiene sensación de esforzarse para conseguir un objetivo a largo plazo, sino que más bien es arrastrado en el tiempo por circunstancias que surgen de modo imprevisible.”
Algunos trastornos del sueño
Algunos de los más importantes trastornos del sueño tienen que ver con una disfunción en las neuronas que se activan durante el sueño REM para producir la atonía muscular.
Por ejemplo, existen personas que representan sus sueños, porque el mecanismo inhibidor del movimiento no se activa. Este es conocido como el trastorno de conducta durante el sueño REM, que no es lo mismo que el sonambulismo, ya que este último ocurre durante el sueño profundo.
La persona afectada por la cataplejía, queda momentáneamente paralizada aunque esté totalmente consciente.
Otro conocido trastorno es la cataplejía, un tipo de narcolepsia que ocurre cuando se activa este mecanismo de atonía muscular en momentos de vigilia y la persona afectada queda momentáneamente paralizada aunque esté despierta y totalmente consciente.
Dormimos sobre todo para aprender
Está bastante aceptado entre la comunidad científica que dormimos para dar descanso a nuestro cerebro, para promover el desarrollo de nuestro cerebro (por eso los bebés y niños necesitan dormir más horas) y sobre todo, para aprender.

Sin embargo, es conveniente señalar que los dos tipos de sueño REM y no REM tienen funciones diferentes y promueve aprendizajes distintos.
El sueño no REM, está asociado al descanso del cerebro y a la consolidación de la memoria declarativa. Esta memoria incluye aquellos conocimientos (conceptos, ideas, hechos) de los que podemos hablar y que adquirimos siendo conscientes de que estamos aprendiendo algo. Por ejemplo, cuando estudiamos.
El sueño REM, por el contrario, promueve otro tipo de aprendizaje o memoria; la no declarativa. Esta incluye los recuerdos que se han adquirido mediante experiencia y práctica, pero que no implican necesariamente una intención de memorizar. Un buen ejemplo sería andar o conducir.
Durante el sueño REM nuestro cerebro estaría practicando movimientos que hemos aprendido mientras estamos despiertos
Recapitulando; existe un sistema que inhibe los movimientos durante el sueño REM ya que de producirse estos movimientos, serían extremadamente peligrosos. ¿Qué sentido tiene entonces que nuestra corteza motora esté activa durante el sueño si esto es tan peligroso que necesitamos ese sistema inhibidor? ¿no cabría pensar que sería más adaptativo para nosotros que directamente no se activara la corteza motora?
Algunos estudios tratan de demostrar que el hecho de que nuestro sistema motor cerebral esté tan activo durante el sueño REM podría tener que ver con que nuestro cerebro estaría practicando movimientos que hemos aprendido mientras estamos despiertos para mejorar nuestra ejecución de dichos movimientos. El mecanismo antes explicado de la inhibición o atonía muscular, es el que impide que los movimientos que nuestro cerebro “entrena” durante el sueño REM, ocurran realmente.
Dime cómo has dormido y te diré qué hiciste ayer
Aunque en términos generales las dinámicas de transición de una fase de sueño a otra son similares, lo cierto es que cada uno de nosotros sigue patrones completamente diferentes. Si, como hemos dicho, cada fase del sueño tiene funciones diferentes, es lógico pensar que en cada uno de nosotros estas fases se configuren en función de nuestras necesidades personales. Nuestro cerebro prioriza una fase u otra según la actividad que hayamos tenido durante el día y/o el déficit de sueño que tengamos.

Pero el sueño REM sigue siendo aparentemente más importante, ya que los investigadores también han podido comprobar, con estudios de privación de sueño, que el sueño REM tiene un mecanismo regulador independiente y que todos necesitamos un mínimo de sueño REM cada noche.
De manera que si una noche tenemos menos tiempo de sueño REM, la noche siguiente nuestro cerebro tratará de “acelerar” la entrada en fase REM para compensar ese déficit, aunque ello implique reducir el tiempo de sueño profundo.