Asociaciones de alcohólicos rehabilitados reclaman a los nuevos alcaldes que terminen con el botellón

En Sevilla el botellón invade cada semana los pabellones de la Expo de 1929
Las asociaciones se quejan de que solo se conciencia a la sociedad sobre el medio ambiente y el reciclaje y no sobre el consumo de alcohol
Fue una de las joyas arquitectónicas de la exposición Universal de 1929 de Sevilla, pero cada jueves de verano, el antiguo pabellón de Argentina es invadido por cientos de jóvenes que bolsas en mano hacen botellón en las escalinatas diseñadas por el arquitecto Martín Noel.
A las 7 de la mañana, los alrededores de este colosal monumento neobarroco son un ir y venir de furgonetas amarillas y operarios de limpieza que se afanan por hacer montañas de botellas y basura. En el suelo, desperdicios, bolsas de hielo, bolsas de plástico y alguna vomitona.
En 2006 Andalucía aprobó la ley 07/2006 por la que beber en la calle está prohibido, pero la realidad es que los municipios se ven impotentes para evitar las concentraciones de bebedores en la calle.
En la capital sevillana, cada fin de semana, varias dotaciones de Policía Local "recorren las calles de la ciudad en un intento de evitar estas concentraciones en espacios públicos, así como de controlar los establecimientos que, vulnerando la normativa, fomentan esta práctica", explican desde el ayuntamiento de la ciudad.

El coste para las arcas municipales es tan elevado que algunos consistorios, como el de Granada, optaron hace años por construir un espacio específico donde sí estaba permitido beber. Espacio que terminó cerrando por la presión municipal.
Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad son alarmantes. Los menores españoles empiezan a beber con apenas 13 años, más del 75% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida, 6 de cada 10 confirman haberse emborrachado, y 1 de cada 3 asegura que lo ha hecho en los últimos 30 días.
Pero lo peor es que la mitad de ellos no cree que tomar 4 ó 5 copas el fin de semana les vaya a ocasionar problemas de salud. Desconocen que el consumo nocivo de esta sustancia es una de las principales causas de traumatismos provocados por los accidentes de tráfico y también de la violencia doméstica, donde se aumenta hasta 11 veces el riesgo cuando el agresor ha consumido alcohol.
Ante este panorama, asociaciones como Anclaje, centradas en la rehabilitación de jóvenes alcohólicos, aseguran que el número de adolescentes que acuden a pedirles ayuda ha aumentado considerablemente durante el último año. "Lo más difícil es que reconozcan que tienen un problema. Solo piensan en pasárselo bien en el momento, sin medir los efectos a largo plazo en su salud, como las enfermedades hepáticas", asegura Raisa Fernández, trabajadora social de Anclaje.
Así mismo, desde estas entidades, insisten en pedir a los nuevos ayuntamientos contundencia contra el botellón, que se ofrezcan alternativas para los adolescentes y se trabaje en atajar el problema, antes de que comience, con la educación en los colegios. "No puede ser que se acuda a las escuelas a concienciar sobre el medio ambiente y el reciclaje, y no sobre los hábitos de consumo”, insiste Raisa.