Decenas de personas se movilizan para recoger plásticos en el Flysch de Zumaia

En solo 3 horas se han limpiado 500 kilos de plásticos y basuras
El Flysch de Zumaia (Guipúzcoa), la espectacular formación rocosa de miles de años de antigüedad, que se hizo famosa en todo el mundo al aparecer en la penúltima temporada de Juego de Tronos, está llena de plásticos y basura que ha traido el mar. Una pena. Pero son plásticos que hemos ido tirando quizás tú o yo. Una botella de agua olvidada en la playa, o el envoltorio de un helado que se le voló a la actriz Emilia Clarke camino al rodaje. Podría ser.
El entorno es maravilloso. Gigantescos acantilados de roca laminada que, según los expertos, muestran la historia de la tierra como si de páginas de un libro se tratara. Si no ha visto Juego de Tronos, sepa que es el paraje de la ermita de San Telmo que aparece en la no menos famosa Ocho Apellidos Vascos, donde iban a casarse Amaia y Rafa. Pues eso, una pena que esté llena de plásticos. Porque es una zona donde no puede meterse el camión de la brigada de limpieza del Ayuntamiento, los que se ocupan de limpiar toda la basura que nosotros tiramos alegremente, a veces, sin ser conscientes del daño que hacemos.

Tras caminar por una senda de no más de un kilómetro, se accede a una empinada escalinata que da acceso a la llamada playa de Algorri. Es mejor ir con marea baja, para poder ver las láminas de roca que salen de la tierra y se adentran en el mar. Más de cien voluntarios se han dado cita hoy allí movidos por el mensaje que han lanzado por las redes sociales los chicos de BASK y Ekomodo. El llegar hasta abajo ha sido la primera parte de la aventura, porque había que agarrarse a las rocas en algunos tramos para poder avanzar. La segunda parte ha sido mojarse por la causa. Agacharse y recoger botellas de plástico, chancletas desemparejadas, trozos de bidones, tubos de distintos tamaños, el cubo de una fregona... los chicos y chicas voluntarios, en su mayoría jovenes de Zumaia y pueblos de alrededor, no daban crédito a lo que veían. "Pero, ¿qué es esto?, ¿cómo ha podido llegar esto aquí?, ¡somos unos guarros!. Además de plásticos, han encontrado un montón de objetos de barcos, restos de redes, cabos de grandes dimensiones, aparejos de pesca, cajas de madera... Ver para creer. Ah... un extintor y una botella de butano, también.

Y la tercer parte de la aventura ha sido, físicamente, la más dura. Los voluntarios han cargado con toda la basura que han podido y la han llevado hasta el acceso por carretera más cercano. Todo esto a 30 grados de temperatura, porque en Euskadi cuando el sol pega, pega. El alcade de Zumaia, Oier Korta, también ha participado del llamamiento. Estaba impresionado por la cantidad de jóvenes que se han acercado, además de algún que otro turista que acudía a fotografiar la ermita de Ocho Apellidos Vascos, que se ha sumado tras preguntar qué es lo que hacía tanta gente allí.
Pasadas tres horas y con la sudada ya desatada, los organizadores agradecían a los participantes su esfuerzo. Las fotos y vídeos se verán en redes sociales y en la televisión. La experiencia, reconozco, ha sido enriquecedora. Ver a tantos voluntarios empinar el codo en esta limpieza de basura que han tirado otros. Ahora no dejaré que se me vuele nunca el celofán de...¡nada!
No es la primera vez que se denuncia la suciedad en esta zona de Zumaia, en octubre el surfista Oier Bartolomé grababa un vídeo alertando del problema. Unas imágenes que rápidamente se hicieron virales.
Gure kostaldea honela dugu @geoparkea @DebakoUdala @Deba_barrena @auzoudala @OrainGipuzkoa @Ingurumena_Eus @euskalsurf @Surfrider pic.twitter.com/ZprHBBF6dM
— aimar (@utropikoan) 21 de octubre de 2018
Hoy la empresa local Ekomodo y los organizadores Bask calculan que habrán recogido algo más de 500 kg de plásticos y otros tipos de basura. Y como mensaje positivo, para ver que el plástico tiene una segunda vida, regalarán fundas de ordenador grises elaboradas con plástico de botellas reclicladas.
Si recuerda la llegada de Jon Nieve a la playa y cómo la comitiva de Dearlys le esperaba en la arena, haga memoria, porque son las paredes de roca que aparecían de fondo. Hoy están un poco más limpias, gracias al esfuerzo de los voluntarios que han hincado el codo por nosotros.