La juez concluye que el propietario de la finca dejó abierto el pozo por el que cayó Julen

El propietario de la finca se sentará en el banquillo acusado de un homicidio por imprudencia grave
La jueza cierra la instrucción del sumario concluyendo que el pozo no se aseguró debidamente
La jueza que instruye el Caso Julen ha enviado esta mañana a las partes el auto de notificación con el que cierra siete meses de investigación sobre las circunstancias en las que se produjo el accidente que terminó con la vida del pequeño Julen.
La principal conclusión de esta compleja investigación, en la que se han tomado declaraciones, recibido atestados y consultado a expertos y peritos es que el propietario de la finca a la que cayó el pequeño, David Serrano, pudo ser el responsable del accidente por destapar y no avisar de que existía una prospección que resultó ser una trampa mortal para el pequeño de sólo dos años.
La jueza, Elena Sancho Mallorquín, considera que “existen indicios racionales de que el pozo al que finalmente cayó el menor Julen no estaba tapado ni protegido con las suficientes medidas de seguridad”.

Considera la jueza que David Serrano, propietario de la finca, tapó con una piedra el pozo y tras varios días acudió “nuevamente a la finca a realizar unas mediciones tras lo cual dejó al descubierto el agujero”.
Al no constar que el pozo estuviese protegido lo suficientemente el pasado 13 de enero, día en el que los invitados llegaron a la finca para celebrar una paella, David Serrano tendrá que sentarse en el banquillo. Por todo ello, la juez ha dictado procedimiento abreviado contra el propietario de la finca, “por su participación en un posible delito de homicidio por imprudencia grave”.
A sabiendas de la existencia del pozo abierto y de la falta de protección suficiente y adecuada de la abertura del mismo, no adoptó medida alguna para evitar cualquier posible resultado lesivo para las personas sin alertar de los allí presentes de su existencia y estado.

El cuerpo del pequeño Julen fue rescatado sin vida tras trece jornadas de intenso trabajo. En una operación calificada como la de mayor dificultad realizada hasta hoy en España.