38 años después, El Palo, en Málaga, recuerda al hombre que murió al tratar de salvar a un niña que se ahogaba

Juan José Andreu falleció hace 38 años ahogado al rescatar a una niña en una playa malagueña
Una placa de cerámica lo recordará en la zona de la playa de El Dedo donde perdió la vida
"Vivo paralizada aún, les debo la vida a mi padre y a ese chico". Dolores, a sus 50 años, recuerda cada día aquel verano del 81 en el que su padre y un vecino de El Palo, en Málaga, dieron la vida por salvar la suya. Un homenaje en esta barriada a su vecino ilustre cierra una historia a la que le faltaba un final feliz.
Dolores Álvarez, no sin dificultades, rememora aquel fatídico día. "Me cuesta contarlo, llevo una mochila llena de culpa desde entonces", nos confiesa Loli. Prefiere que la llamen así. Loli volvió a nacer el 10 de julio de 1981. Su familia viajó desde Córdoba a Málaga para que Manuel, su padre, firmara un nuevo contrato de trabajo. Era verano y todos aprovecharon para pasar un día en la playa, pero todo se torció cuando Loli, con solo once años, se vio arrastrada por la resaca del mar.
Mi padre intentaba sacarme fuera del agua, pero en algún momento dejé de sentir sus manos"
A las tres de la tarde, a su padre le despertaron de la siesta a gritos: "¡Manolo, tus hijos se ahogan!". Loli sigue recordando lo que le contaron y lo que vivió como si fuera ayer: "Mi padre intentaba sacarme fuera del agua, pero en algún momento dejé de sentir sus manos". Ahí es cuando entra en escena el segundo héroe, el protagonista de esta historia: Pani.
Juan José Andreu Paniagua, Pani, estaba allí cuando todo ocurrió. "Mientras preparas la mesa voy a darme un chapuzón", le dijo a su madre. Es su hermana Lola la que hace memoria. Con 28 años, Pani, como le conocían en su barrio, ya llevaba dos casado y esperaba su primer hijo. Ese instinto paternal le llevó, quizás, a intentar socorrer a aquella niña que se ahogaba ante sus ojos. Lo consiguieron, pero él y Manuel perecieron en aquella playa del Dedo.
Un héroe en su barrio
La leyenda de Pani sigue viva en El Palo casi cuarenta años después. Le recuerdan como a un viejo amigo, querido por todos, incluso por los que no le conocieron. La insistencia de sus vecinos y familiares, y de su maestro, Don Pedro Medina, durante todo este tiempo, ha dado sus frutos ahora. Una placa de cerámica le recuerda para siempre donde perdió la vida.
Lola, su hermana, nos confiesa que todos eran un manojo de nervios en casa el día del homenaje. Emocionada, dice que por fin se ha hecho justicia. El hijo que no conoció, residente en Barcelona, se desplazó hasta Málaga para vivirlo en primera persona. "No te imaginas el cariño que le tiene a su padre sin haberlo conocido", dice Lola.
El recuerdo de Manuel también vive
Dolores, que consiguió despertar del coma tres días después de ser rescatada del mar, nos revela un detalle escabroso. "La noche anterior al viaje, mi padre nos dijo que había soñado que del viaje volverían con uno menos". Manuel bien merece otro homenaje. Pero éste lo hace de forma espontánea Loli, recordando la figura de su padre. "Nos alegra muchísimo que se recuerde así a quien intentó salvarme la vida junto a mi padre". Tiempo después, la viuda de Manuel consiguió hablar con la familia de Pani. Juntos, pudieron agradecerse mutuamente el gesto y reconfortarse. El reconocimiento a Pani cierra un capítulo doloroso pero también de ejemplo de generosidad. Aquel chico de barrio que se tiró al mar para salvar una vida ya tiene por fin su rincón junto a él.