De la alegría a la frustración: la vermutería barcelonesa que pasó de la inauguración al cierre en cinco días

El Cau Vermut & Tapes de L'Hospitalet (Barcelona) es un ejemplo del impacto del cierre de la hostelería decretado por el Govern
“Somos personas de salir, tapear, reunirse y necesitamos una mano sincera de los clientes” reclama Gustavo, uno de los propietarios de la vermutería
"¡¡Buenos días a todos!! Nos hace muy felices anunciar que, muy pronto, inauguraremos otro Cau, estad atentos a nuestras redes sociales". Este era el animado mensaje en Instagram con el que los propietarios de El Cau Vermut & Tapes anunciaban la apertura de su segunda vermutería en L'Hospitalet de Llobregat en Barcelona el 10 de octubre. No obstante, lo hacían a las puertas de la segunda ola de la pandemia y, en tan solo cinco días, la frustración sustituyó a la alegría y se instaló en el local.
El obligado cierre de bares y restaurantes en Cataluña, que bajaron la persiana la noche del 15 de octubre, ha lastrado el sector de la hostelería: la fugaz inauguración de este negocio es un claro ejemplo de ello. Gustavo, uno de los los propietarios de la vermutería, sigue asimilando la situación en la que se encuentran dos semanas después. “Es un poco frustrante, pero tenemos que aferrarnos a que vendrán tiempos mejores, aunque la carga laboral y económica se ve bastante afectada. Teníamos un equipo con mucho entusiasmo y con ganas de trabajar, pero lo que está ocurriendo es algo que se escapa completamente de nuestro alcance y todavía lo estamos tratando de afrontar”, en palabras del restaurador.
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Como Gustavo, son muchos los que expresan su preocupación por el presente y futuro de la hostelería. “Esta noche no he dormido nada solo de pensar que tengo que volver a cerrar el bar. Esto es la ruina”, contaba la dueña de una cafetería del barrio del Eixample de Barcelona el mismo día en el que la Generalitat anunció el cierre de bares y restaurantes durante 15 días, un plazo que ya se ha ampliado. La imposibilidad de recibir clientes (la hostelería tan solo puede servir para llevar o a domicilio) está repercutiendo en las posibilidades de futuro de esta recién inaugurada vermutería de L'Hospitalet. El pago de géneros, de personal y de alquiler se acumula, aunque los propietarios no se han planteado prescindir de los servicios de ningún trabajador en ningún momento. “Estamos muy contentos con la plantilla que tenemos y vamos a hacer todo el esfuerzo posible para mantenerlos. Hemos realizado ERTE a nuestros trabajadores porque nuestra infraestructura es pequeña y estamos peleando contra gigantes”.
"Montaña rusa de emociones"
Marc, uno de los camareros, ha pasado de encontrar trabajo a estar en ERTE en cinco días y resume el sentir de tantos empleados de la hostelería acosados por la crisis económica. ”En una semana tuve una montaña rusa de emociones, estaba muy ilusionado porque había encontrado trabajo y luego me quedé conmocionado al ver que no podía seguir. Al final te tienes que hacer a la idea, no hay otra”. A pesar de todo, el joven, de 17 años, considera que ha tenido suerte dentro de lo que cabe porque "a estas alturas y con la situación tan alarmante" no podría encontrar trabajo, augura Marc.
Aún así, las nuevas restricciones no han supuesto el cierre total de esta cadena de vermuts y los propietarios han aprovechado la oportunidad para hacer comida para llevar. Con el personal en ERTE, los tres propietarios mantienen abiertas las dos vermuterías de la ciudad de L'Hospitalet para estar más cerca del mayor número de clientes posible. Gustavo se encarga de entregar él mismo los pedidos y critica la falta de recursos para movilizarse (“debería estar en cocina en vez de repartir a domicilio”, lamenta).
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Precisamente, muchos de los bares-restaurantes que han apostado por el formato del 'delivery' (reparto, en castellano) no ven con buenos ojos las comisiones que las empresas de entregas a domicilio cobran al consumidor. Por este motivo, la vermutería de Gustavo asume todo el importe del beneficio de empresas como Glovo y Uber para que su apuesta por ellos no repercuta en el bolsillo de sus clientes. “Las empresas de entregas a domicilio suelen cobrar entre un 35-40% de comisión, pero es una injusticia para el cliente tener que pagar más de la cuenta”, corrobora Gustavo.
Ahora, el estado de alarma y el toque de queda aplicado en Cataluña, de 22:00 a 6:00, condiciona aún más la actividad de la vermutería y los pedidos a domicilio que realizan los restaurantes. Sin embargo, los propietarios se consideran optimistas con el sector de la hostelería y hacen un llamamiento a la colaboración ciudadana. “Somos personas de salir, tapear, reunirse. Necesitamos un tiempo de margen respetable y una mano sincera de los clientes. Al final tenemos unos hábitos establecidos y cambiarlos es muy difícil”.