El alquiler de piscinas particulares, un negocio en auge: “Vimos una forma de sacar dinero extra”


La reducción de los aforos en las piscinas municipales y en las playas ha multiplicado por seis este tipo de arrendamientos
Los propietarios las ceden a cambio de un precio, que suele oscilar entre los 12 y los 25 euros por medio día
En Madrid, Valencia y Sevilla ha habido fines de semana en los que la demanda ha superado la oferta de piscinas
María -nombre ficticio- y su marido tienen una casa con piscina en Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Los dos son autónomos. Los últimos meses no han sido nada fáciles. El coronavirus les ha dejado prácticamente sin ingresos. Por eso, cuando se enteraron, de forma casual, de que existía una plataforma que permitía poner en alquiler piscinas particulares, no lo dudaron. “Lo hicimos por necesidad. Vimos una forma de sacar dinero extra”, comenta a NIUS.
A principios de julio colocaron fotografías de su preciosa piscina en la página web de Swimmy. Desde entonces, todas las semanas han tenido inquilinos. “La alquilamos por 20 euros de tres a siete de la tarde”, comenta. El perfil de las personas que han pasado por su jardín es muy variado. “Hacemos una selección previa. Normalmente, vienen parejas con niños que están cansadas de estar en un piso, que desean estar al aire libre pero les da miedo ir a una piscina pública o juntarse con mucha gente en una playa. También grupos de amigos que quieren reunirse”, comenta.
Mientras esos extraños disfrutan de su piscina, ella y su marido están normalmente dentro de casa. “Los recibo con mascarilla, les pongo gel y antes, por supuesto, desinfecto todo”, explica. "A veces les ofrezco un café, pero ellos están a su aire", añade.
La suya es una de las 300 piscinas que esta plataforma oferta en España. El sistema, similar al de otras webs de alquiler como airbnb, está siendo un éxito en el verano del coronavirus. Sobre todo, en tres zonas de España: Valencia, Sevilla y Madrid.
Más demanda que oferta en determinados fines de semana
En esas tres ciudades la demanda ha sido, en determinados fines de semana, más alta que el número de piscinas que había disponibles. “A principios de la temporada teníamos unos 1.500 usuarios registrados. Ahora tenemos más de 9.000”, afirman desde la plataforma que conecta a propietarios y clientes. Eso es seis veces más.
El perfil de las personas que alquilan es diverso. Muchos son grupos de amigos, que aprovechan para reunirse y hacer fiestas en ellas. Pero también hay familias que planifican barbacoas o celebran cumpleaños. Con el ocio nocturno cerrado, hasta hay quien las ha alquilado para con el objetivo de hacer despedidas de soltero.
Es el propietario el que fija el precio de alquiler de la piscina, aunque de media, suele oscilar entre los 12 y los 20 euros por cuatro horas. Algunos dueños ofrecen a los clientes servicios adicionales, como toallas o poder usar la barbacoa, con un suplemento en el precio.