Unos alumnos de Valencia reúnen 254 euros para ayudar a un hombre a pagar la luz

Roberto lleva en paro desde 2010 y ha tenido que vender sus pertenencias
Lleva años sin recibir ayudas públicas, ahora espera poder recibir el ingreso mínimo vital
A Roberto, una profesora de instituto y sus alumnos no le han solucionado la vida pero le han permitido dormir tranquilo unas noches más. Desde el pasado mes de marzo debe las facturas de la luz. En total 252€ que la profesora y sus alumnos han reunido tras conocer su situación. “Les estoy muy agradecido, me han dado también para este mes”, afirma un emocionado Roberto.
Esta situación no es nueva para este hombre de 58 años y que lleva en paro desde 2010. Desde el pasado mes de octubre su cartilla del banco tiene 1,75 euros. “Es lo que me queda para vivir”, asegura. En octubre terminó de pagar un préstamo personal, hasta ahora había vivido con 26.000 euros que tenia ahorrados y que ha estirado durante 10 años.
“He vendido todo lo que tengo para poder comer y pagar”, lamenta Roberto. Puso a la venta todos los muebles de su comedor por los que sacó 600€ para pagar facturas pendientes. Este hombre es un apasionado de la música y el cine, entre sus objetos de colección tenia discos de vinilo con bandas sonoras originales que también puso en venta. “El coleccionista que me lo compró me engañó, se aprovecho de mi ocasión y a penas saqué lo que necesitaba”, lamenta.
Hace unos días recibió una carta de la compañía de la luz. “Si no pagaba los atrasos desde marzo el 4 de enero me cortaban el suministro”, afirma Roberto. En total la factura asciende a 252€ que no podía pagar. Salud, que así se llama la profesora que le ha ayudado se enteró de su situación y junto a sus alumnos reunieron el dinero para subsanar esa deuda.
Mientras espera que le concedan el ingreso mínimo vital que solicitó en junio, sus vecinos llevan días dándole comida e incluso mascarillas. “La otra noche una pareja vino con dos bolsas de comida”. Además, sus propios vecinos le dejan paquetes de mascarillas en el buzón de casa.
Durante estos 10 años ha tratado de buscar trabajo, pero sin éxito. Hasta 2010 estuvo trabajando como autónomo dando clases particulares y de español a estudiantes Erasmus. “Estuve cobrando la renta activa de inserción hasta que endurecieron los requisitos y me la quitaron”. Tiene experiencia como administrativo, estuvo trabajando durante 20 años en una empresa hasta que cerró.
Hace unos años fue a una entrevista, pero lo rechazaron. “Me dijeron que mi imagen no era la adecuada para trabajar ahí, me levanté y me fui”, lamenta. Roberto alude esto a su peso, 125 kilos, que dice algunos consideran enfermedad. “El sobrepeso en mi caso no es una enfermedad, siempre he pesado eso”. Teme que esa imagen en muchas ocasiones le impide acceder a algunos puestos de trabajo, por lo que pide que si alguien puede ofrecerle algo que se pongan en contacto con él.